La bióloga molecular en el Instituto de Biología Evolutiva lidera desde hace unos meses el grupo de arqueogenómica, una disciplina que estudia los cambios en las poblaciones humanas y su correlación con los documentos escritos y las excavaciones arqueológicas.
Un estudio demuestra por primera vez que la sobrepesca ha provocado cambios evolutivos medibles en el genoma de una especie marina, lo que contribuye al colapso del bacalao del Báltico oriental.
Este tipo de fabricación de utensilios por parte de animales marinos está muy poco documentado, pero ahora se ha observado a un tipo de orcas que desprenden trozos de algas para masajearse, posiblemente para reforzar los lazos sociales y promover la salud de la piel.
Las polillas de la especie Agrotis infusa migran cientos de kilómetros todos los años para escapar del calor. Un estudio publicado en Nature demuestra que, para guiarse en estos viajes, estos insectos utilizan el cielo estrellado.
Los gusanos de mar rompieron su genoma en mil pedazos para reconstruirlo de forma radicalmente distinta cuando pisaron tierra firme hace 200 millones de años. Este hallazgo implica que las especies podrían sufrir un cambio abrupto en su evolución y no seguir al pie de la letra la teoría de Darwin.
Un estudio en Kenia revela que las hembras de babuino que mantienen una relación estrecha con sus padres durante la infancia viven entre dos y cuatro años más que aquellas sin ese vínculo. El hallazgo sugiere beneficios duraderos del cuidado paterno temprano en primates.
Investigadoras del CSIC estudian los mecanismos de supervivencia vegetal en zonas áridas, donde las rocas de yeso podrían actuar como una nueva fuente de agua.
La clave está en cómo se moldea el halterio, el ala modificada que permite a estos insectos mantener el equilibrio y realizar maniobras complejas mientras vuelan.
El estudio revela, por primera vez, la presencia simultánea de dos especies extintas de tortugas del grupo Helochelydridae en esta localidad, un hallazgo de gran relevancia ya que se trata de uno de los pocos registros mundiales que evidencian esta coexistencia.
Este estudio ha identificado un nuevo gen codificador de toxinas oculto en su genoma, junto a los 10 genes de las toxinas que conforman el núcleo del veneno de esta serpiente, que causa decenas de miles de muertes y discapacidades cada año.