Un informe presentado hoy por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura expone la evaluación global más detallada hasta la fecha sobre las poblaciones de peces marinos. El 64,5 % de las evaluadas se explotaron dentro de niveles sostenibles, mientras que el 35,5 % fueron clasificadas como sobreexplotadas.
Un estudio explica que estos grandes herbívoros digerían los alimentos gracias a una robusta microbiota y que su sustento lo obtenían de plantas procedentes a varios niveles por encima del suelo. El hallazgo confirma que se alimentaban exclusivamente de especies vegetales y que se adaptaban muy bien a los cambios de la flora.
Un estudio internacional con participación de la Universidad de Valencia ha identificado las zonas del océano que las grandes especies marinas utilizan para migrar, alimentarse o reproducirse. Muchas de ellas coinciden con áreas de pesca, rutas de transporte marítimo y regiones contaminadas por plásticos, además de verse afectadas por el aumento de la temperatura.
El lema del Día Mundial de los Océanos de 2025 ha sido Maravillas oceánicas: conservar lo que nos sostiene. Conviene recordar que esa función también la desempeñan unos microorganismos con los que compartimos ancestros y que aún no conocemos suficiente: los protistas.
La lucha contra los incendios ha dejado de centrarse exclusivamente en la extinción. Hoy se plantea desde una óptica más ambiciosa y estructural, en la que la innovación tecnológica, la participación ciudadana y la gestión territorial son imprescindibles.
En algunos ecosistemas, este tipo de incendios son aliados esenciales en el desarrollo de la biodiversidad. El botánico Fernando Ojeda desmonta los estigmas que pesan sobre el fuego y señala que la actividad humana que modifica el paisaje favorece peligrosamente la propagación de las llamas.
Entre 2017 y 2023, once reservas de Sudáfrica frenaron a los furtivos con esta medida preventiva de conservación de estos grandes mamíferos. Por el contrario, las intervenciones policiales diseñadas como castigo no tuvieron ningún efecto estadístico.
Tras analizar más de 3 000 fósiles, una investigación demuestra que la biodiversidad del pasado podía compensar las especies extintas con otras nuevas capaces de desempeñar el mismo rol. No obstante, en la actualidad el ritmo de desaparición es tan alto que podría desequilibrar el sistema.
Las relaciones tróficas explican los cambios en la distribución de las especies y cómo proteger los ecosistemas. Un nuevo estudio se enfoca en las poblaciones del oso pardo para analizar su cohabitación con otras especies y la respuesta al cambio climático.
Un nuevo estudio recupera con éxito restos proteicos en cuatro dientes fosilizados hallados en la cueva sudafricana de Swartkrans. Los restos arqueológicos pertenecen al Paranthropus robustus, un pariente extinto del ser humano que caminaba erguido.