Las temperaturas extremas reducen las colonias de aves en regiones tropicales

La mayoría de las especies aviares se encuentran en zonas cálidas y ecuatoriales, donde la biodiversidad suele ser más abundante. Sin embargo, un nuevo estudio revela que el calor extremo, originado por el cambio climático, reduce las poblaciones de pájaros en estas regiones incluso cuando no hay factores humanos agravantes.

Imagen de un barbudo acollarado (Lybius torquatus)
Imagen de un barbudo acollarado (Lybius torquatus), Delta del Okavango en Botsuana. / Sergey Dereliev

Las temperaturas extremas, que se atribuyen a los efectos del cambio climático, han reducido entre un 25 % y un 38 % promedio las colonias de aves tropicales monitorizadas desde 1950. Una investigación, publicada hoy en Nature Ecology & Evolution, advierte de que su supervivencia se encuentra amenazada. 

En zonas cálidas y ecuatoriales la biodiversidad suele ser abundante, y por ello casi la mitad de todas las especies aviares se reproducen en estas regiones, según afirma el estudio liderado por el Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) en Barcelona.

Muchos de estos ovíparos ya viven cerca de sus límites de tolerancia térmica. Desde la Revolución Industrial sus poblaciones han ido aminorando como consecuencia de la caza, la pérdida de su hábitat y las olas de calor ocasionadas por la crisis climática. 

No encontraron pruebas de su recuperación hasta cinco años después de los impactos iniciales del calor extremo, lo que les llevó a pensar que las consecuencias de la crisis climática tendían a acumularse

“Descubrimos que, tras la exposición a temperaturas extremas, la tasa de crecimiento de aves disminuía significativamente en climas tropicales”, argumenta a SINC el primer autor del estudio e investigador del BSC-CNS, Maximilian Kotz.

Esto significa que las colonias aviares crecieron a un ritmo más lento de lo normal o que incluso menguaron, en función del estado preexistente de sus poblaciones y tendencias subyacentes, según apunta el experto. 

No obstante, no encontraron pruebas de su recuperación hasta cinco años después de los impactos iniciales del calor extremo, lo que les llevó a pensar que las consecuencias de la crisis climática tendían a acumularse.

El calor extremo afecta a las aves

Para saberlo, Kotz y su equipo analizaron datos de Living Planet sobre 3 000 colonias de aves en todo el mundo desde 1950 hasta 2020, lo que supuso el estudio de 90 000 registros diferentes.

Después, emplearon un modelo matemático para diferenciar los efectos que pertenecían a la crisis climática de otros factores. 

La exposición de estos ovíparos a las altas temperaturas estaba asociada con tasas de crecimiento más bajas

“Lo que descubrimos fue que, más allá de los cambios en la temperatura media o las precipitaciones, las olas de calor extremas fueron los principales agravantes que perjudicaron a las aves, especialmente en las regiones tropicales”, añade Kotz. La exposición al calor extremo se asocio con tasas de crecimiento más bajas, según expone el estudio.

“Investigaciones precedentes habían demostrado que las aves podían morir por hipertermia o deshidratación a temperaturas muy altas”, explica Kotz. Y que ademas, si no perecían, podían "dañar su condición física y obstaculizar sus probabilidades de reproducción y de supervivencia", argumenta el experto. 

Mayor repercusión en zonas tropicales

En este sentido, los efectos generales fueron peores en climas tropicales por dos razones: porque en estas regiones las aves se encontraban más cerca de los umbrales de temperatura considerados peligrosos, y porque las emisiones humanas han provocado que los efectos del cambio climático aumenten con mucha rapidez. 

En el trópico, las aves se enfrentaban a tres días de calor al año entre 1970 y 1970–, "ahora se enfrentan a unos 30 días", dice Kotz. En latitudes más altas, este aumento es menor, ya que el número de días crece de 3 a 10.

En latitudes más altas, este aumento es menor, ya que el número de días crece de 3 a 10

Lo novedoso de su investigación fue comprender, no solo cuán sensibles eran estos ovíparos, sino también saber que función habían cumplido las emisiones humanas al agravar el cambio climático. Esto es lo que Kotz denomina metodología de “atribución del impacto climático” que tradicionalmente se empleaba en sectores como la agricultura y la salud; y que ahora se aplica por primera vez para estudiar la biodiversidad. 

Ante todo ello, los científicos advierten de la necesidad de nuevas estrategias de conservación que aborden la protección del hábitat y la mitigación del efecto invernadero, con el objetivo de mitigar aun más el aumento de las temperaturas y proteger a las aves que viven en zonas tropicales.

Referencia:

Kotz. M. et al. Large reductions in tropical bird abundance attributable to heat extreme intensification. Nature ecology & evolution. 2025. 

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons.
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