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Los siete minutos de terror del Curiosity, la experiencia de trabajar para la NASA y las misiones actuales de esta son algunos de los temas que Jim Adams ha compartido con SINC en su visita a Madrid, donde ha participado en la tercera edición del congreso de mentes brillantes, El ser creativo. Tras más de 30 años de experiencia en ingeniería aeroespacial, actualmente es director adjunto de la División de Ciencias Planetarias de la institución estadounidense y ha supervisado misiones como el Discovery y Nuevas Fronteras.
La NASA, el espacio, la Tierra… ¿Qué le mueve cada día a trabajar en el ámbito aeroespacial?
Creo que responde a mi idea de querer saber más. Cada día de mi vida me he preguntado de dónde venimos, hacia dónde vamos y si estamos solos en nuestro planeta. Ahí fuera hay mucho, incluso podría haber otras tierras como la nuestra. Y ese deseo de saber más nos empuja a estudiar lo que no podemos ver a simple vista, lo que está en el espacio, porque eso nos permite saber cuál es nuestra dirección.
Aunque estamos aquí y ahora, nuestras posibilidades son infinitas. ¿Quién sabe? Quizá un día vivamos en Marte.
Tras trabajar durante 30 años en ingeniería aeroespacial, ¿puede decirse que el espacio es su “segundo yo”?
La verdad es que es casi imposible hablar conmigo más de un par de minutos sin que se traten temas como el espacio, la exploración espacial y la posibilidad de encontrar vida más allá de la Tierra. Esto es porque, en parte, he estado inmerso en los desafíos del espacio durante mucho tiempo –32 años exactamente–pero también porque creo que la capacidad humana para explorarlo tiene muchas posibilidades. Además, ¡el espacio es realmente espectacular! Es algo presente en la imaginación de todos.
¿Cómo fueron sus comienzos en la NASA?
Me sumé al proyecto de la NASA porque quería ayudar a diseñar la Estación Espacial Freedom, que ahora se conoce como Estación Espacial Internacional. Yo creía en la posibilidad de que los humanos vivieran y trabajaran en el espacio durante largos periodos de tiempo, aunque hoy en día solo hayamos dado los primeros pasos y los vuelos espaciales de larga duración sigan siendo un desafío.
En una institución como la NASA debe haber vivido situaciones de película. ¿Qué momentos recuerda con mayor satisfacción?
¡La verdad es que son tantos que me cuesta recordarlos todos! Pero si tengo que elegir uno, diría la tarde que pasé con un grupo de 150 estudiantes para ver en directo el aterrizaje del Curiosity sobre la superficie de Marte. Podría haberlo visto con otros ejecutivos de la NASA en el centro de control, pero preferí sentarme con ellos y ver sus miradas preocupadas y oír sus gritos de alegría cuando finalmente logró posarse sobre suele marciano. Creo que es un recuerdo que no olvidaré nunca.
¡Fue realmente excitante! Hubo mucha tensión porque todo podía fallar en cualquier momento, esos escasos siete minutos de terror comprendían un momento muy importante: desde que Curiosity atravesara la atmósfera de Marte hasta que se desacelerase para tocar la superficie. Si algo salía mal, todo acababa.
También debe haber momentos difíciles y dolorosos. Para alguien que trabaja en la NASA, ¿qué episodios es mejor olvidar?
Por supuesto que los hay. En general, se trata de aquellos momentos que más necesitamos recordar. La tragedia de la explosión del Space Shuttle Challenger me recuerda cada día lo difícil que es trabajar en la NASA, pese a que desde el exterior parece ser siempre fácil y divertido.
Teniendo en cuenta lo bueno y lo menos bueno, ¿cuál es la parte de su trabajo que más le gusta?
Más allá de tener la oportunidad de hacer historia cada día en la NASA, lo que más recompensas me aporta es la oportunidad de hablar con muchas personas y de poder compartir las historias relacionadas con la exploración del espacio. Para mí es un honor haber recibido tan buen reconocimiento en el curso de mi carrera, pero estaría en la NASA aunque no hubiera sido así, porque me encanta.
Comenzó trabajando para General Electric. ¿Cómo describiría la experiencia de estar en una compañía privada en comparación con la de trabajar para la NASA?
Trabajar para una organización privada es excitante y desafiante porque todo se mueve muy deprisa y hay que satisfacer las necesidades de los clientes. En la NASA ocurre lo mismo, pero la mayor parte del tiempo el cliente somos nosotros mismos, los trabajadores, que imponemos nuestra visión. Creo que ambas experiencias me han aportado cosas increíbles.
De las 25 misiones exitosas al espacio en las que ha trabajado como ingeniero. ¿Hay alguna que recuerde como la más especial de su carrera?
Todas las misiones en las que he participado han logrado éxitos excepcionales, desde la misión ‘Mars Rover’ hasta la ‘New Horizon’ a Plutón. Todas son especiales para mí, pero si tuviera que elegir una, sería la misión ‘Dawn’, que el año pasado, tras un viaje de cuatro años, llegó a Vesta, el segundo asteroide más grande del cinturón de asteroides. Era la primera vez que alcanzábamos un mundo nuevo desde el tour de Voyager por nuestro sistema solar. Lo impresionante de Dawn es que su tecnología nos va a permitir llegar a Ceres –el mayor asteroide que existe– en 2016.
Y actualmente, en medio de los grandes éxitos del Curiosity en Marte, ¿en qué trabaja la NASA?
¡La NASA trabaja en todo! Desde el estudio de nuevas rocas hasta el diseño de métodos innovadores para medir las precipitaciones alrededor de la Tierra. Son todas cosas imaginativas y sorprendentes. Actualmente, mi favorita es la misión LADEE, para explorar la atmósfera de la Luna y el polvo del espacio. Este proyecto se lanzará a la Luna en 2013 y llevará una carga capaz de hablar con la Tierra utilizando láseres.
Además, incluso antes de que lancemos LADEE, la NASA tiene misiones para planificar retransmisiones láseres desde la órbita geoestacionaria hasta llegar hasta Marte.
Con tantas misiones y tanto esfuerzo, ¿cuándo conseguiremos conquistar el espacio?
Me gustaría creer que nunca. El espacio es tan vasto y los desafíos para viajar por él y habitarlo son tan grandes que creo que no me equivoco si digo que siempre habrá problemas esperando a ser resueltos.