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Entrevista a Andrew Hunt, impulsor en el Reino Unido de Ciencias para el Mundo Contemporáneo

"No me preocupa el adoctrinamiento científico"

Durante este fin de semana y con motivo de la implantación el próximo curso de la asignatura “Ciencias para el mundo contemporáneo” (CCMC), la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y el Instituto Superior de Formación del Profesorado (ISFP) han celebrado unas jornadas en torno a esta materia. En el transcurso de las mismas, hemos tenido la ocasión de charlar acerca de la experiencia británica con Andrew Hunt, uno de sus principales impulsores en el Reino Unido, codirector del proyecto “Ciencias del siglo XXI” y autor de numerosos libros de texto.

Andrew Hunt

Teniendo en cuenta su experiencia en el Reino Unido, ¿cuáles deberían ser los principales objetivos de Science in Society (Ciencia en Sociedad), nombre de la asignatura en Gran Bretaña, y cómo debería estructurarse el currículo?, ¿cuáles deberían ser sus principales componentes?

Hay dos componentes igualmente importantes: necesitan aprender algo de ciencias pero además en un curso de esta características también necesitan aprender por qué estos conocimientos son importantes, la interacción entre ciencia y sociedad. Lo esencial es saber escoger un tema interesante, actual y controvertido, como por ejemplo el cambio climático, la biodiversidad o si la energía nuclear es o no segura, y abordarlo de tal modo que se convierta en algo interesante también para los estudiantes, aprovechando esta circunstancia para hacerles conocer los fundamentos científicos de los asuntos que se tratan. Cuando hablamos de Ciencias para el mundo contemporáneo ya no estamos hablando de la ciencia de los libros de texto, sino de áreas en las que los mismos científicos no están de acuerdo, hay grandes debates acerca del cambio climático, así que en un curso de este tipo tienes que preparar a los alumnos para escoger su propio punto de vista.

En España hay diversas opiniones sobre el perfil del profesorado que debería hacerse cargo de la asignatura. Hay quienes piensan que deberían ser docentes con una formación científica, mientras que otros defienden que profesores con un perfil especializados en Filosofía o Ética serían los adecuados. ¿Cuál es su opinión?, ¿cómo se resolvió esta controversia en el Reino Unido?

En el Reino Unido el interés por este tipo de educación científica vino de profesores de ciencias y, por lo tanto, son ellos los que la están impartiendo. Pero en Gran Bretaña además de Science in Society, hay otro curso denominado History and Philosophy of Science (Historia y Filosofía de la Ciencia), con objetivos similares pero desde un punto de vista más filosófico y ético. Nuestra experiencia es que mientras que los científicos se centran más en las cuestiones de su competencia, dejando a un lado la exposición y la discusión de argumentos, los profesores de Humanidades dan más importancia a esto último, sin preocuparles o sin tener conocimiento de si lo que decían los alumnos tenía algún fundamento científico. La lección que se extrae de todo esto es que cuando se están elaborando los contenidos para un curso de este tipo hay que conjugar ambos tipo de profesorado. Lo ideal, aunque extremadamente difícil, sería tener los dos tipos de profesores trabajando juntos: uno de ellos haría hincapié en el terreno científico, mientras que el otro se centraría más en la parte filosófica y ética.

La asignatura en España se imparte durante un año, dos horas a la semana, ¿cree que esto es suficiente para conseguir los objetivos propuestos?

La gran tentación de los que diseñan el currículo es poner demasiado contenido en él. Si lo haces así, no tendrás tiempo suficiente para enseñar a los alumnos las herramientas necesarias para explorar las ideas, examinar los datos, crear sus propios argumentos. Igual que los profesores de Literatura no esperan de sus alumnos que se lean todos los libros que existen, yo diría que lo importante es dejar de preocuparse por cubrirlo todo, ser selectivo, eligiendo un pequeño número de temas que cubran el mayor número de áreas posible.

Uno de los principales problemas de cualquier asignatura es conseguir hacerla atractiva e interesante a los alumnos. ¿Qué actividades complementarias – talleres, experimentos, debates,… - piensa que son las mejores para desarrollar la curiosidad científica y la “alfabetización científica” en los estudiantes?

En mis conferencias suelo utilizar la palabra “autenticidad”, queriendo expresar con esto el uso de referencias reales, por ejemplo, indicadores de salud tomados de la página web de las Naciones Unidas. Tratando con cosas que son reales, sienten que están discutiendo y decidiendo sobre asuntos que reconocen, los mismos sobre los que debaten los adultos. Si yo diseñara los contenidos para un curso de este tipo, dejaría un tiempo durante el cual se elegiría el asunto más candente de ese año para que los alumnos utilizarán los conocimientos y capacidades adquiridas para implicarse en un asunto que está en la radio, en la televisión, en la prensa, pudiendo aportar un punto de vista bien informado basado en evidencias científicas.

Hay gente en España que piensa que uno de los riesgos de la implantación de esta asignatura es que podría convertirse en un medio para algún tipo de “adoctrinamiento científico” al abordar cuestiones como las células madre, el aborto o la teoría del diseño inteligente. ¿Cree que es necesario tomar partido en asuntos de este tipo, o la asignatura debería limitarse a ayudar a los alumnos a pensar por sí mismos, desarrollando sus propios argumentos y defendiendo diferentes puntos de vista, sin importar cuales pudieran ser?

Justo lo contrario. Ciertamente, podría haber una tentación por parte del profesor de utilizar el curso como un medio para adoctrinar a sus alumnos, pero no es ésta nuestra experiencia. Los estudiantes consiguen su calificación a partir de las evidencias que captan, las razones que dan y los argumentos que presentan. Tanto si están a favor o en contra de un determinado asunto lo que intentamos en este curso es que busquen evidencias, las analicen y basen sus argumentos en ellas. La ciencia es algo maravilloso porque ayuda a fijarse en la evidencias y decidir si existen criterios suficiente para basar en ellas mis creencias. Además, parte del trabajo del profesor consiste en enseñar a escuchar y respetar otros puntos de vista.

Lo realmente preocupante es que los profesores no tendrán probablemente el suficiente entrenamiento para enseñar esta materia. Este es el principal problema que también tuvimos en Inglaterra. Un profesor recibe menos horas de formación cuando se produce un cambio en el currículo que un cajero de supermercado para llevar a cabo su trabajo. Para asegurarnos de que este curso se imparte de manera adecuada, los profesores necesitan apoyo y formación. No me preocupa el “adoctrinamiento científico”, sino que los profesores no reciban la formación y el apoyo suficientes para el desarrollo de la asignatura.

Fuente: FECYT
Derechos: Creative Commons
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