Una investigación reciente revela que poblaciones antiguas encendían y mantenían el fuego de manera deliberada, evidenciando conductas complejas que podrían haber impulsado la evolución del cerebro y el desarrollo de herramientas avanzadas.
Tras analizar a un millón de personas con trastornos psiquiátricos, un estudio revela que muchos de ellos comparten características específicas en el ADN. Estos factores compartidos desempeñan un papel importante en las primeras etapas del desarrollo cerebral.