Dietas y modos de locomoción distintos permitieron a estos homininos compartir territorio hace 3,4 millones de años. La identificación de un fósil hallado en Woranso-Mille, en Etiopía, apoyada en restos dentales y análisis isotópicos, confirma que ambos grupos ocuparon la misma zona sin competir por los mismos recursos.
La corteza prefrontal de los primates combina patrones neuronales modulares para construir comportamientos complejos. Esta capacidad de mezclar y recombinar ‘subtareas’ podría explicar por qué los humanos aprendemos más rápido y sin olvidar lo ya adquirido.