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Desde esta semana, el Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona tiene nuevo director, Ángel Raya. Sustituye en el cargo a Juan Carlos Izpisúa, quien ha estado al frente de la institución durante nueve años.
El patronato de la Fundación Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB) ha aprobado, con fecha 13 de enero, el nombramiento del profesor Ángel Raya, anterior coordinador científico del CMRB, como nuevo director de la institución.
Raya, reconocido internacionalmente en el campo de las células madre, ha desarrollado nuevas estrategias para estudiar y tratar enfermedades genéticas y neurodegenerativas.
El recién nombrado director se ha mostrado “decidido a seguir con la excelencia científica que caracteriza el centro”.
El CMRB se fundó en el año 2004 a través de un acuerdo de colaboración entre la Generalidad de Cataluña y el Gobierno de España que expresaba su clara voluntad de promover la investigación de primer nivel en el campo de la medicina regenerativa.
Sustituto de Izpisúa
En el momento de su creación la dirección fue asumida por Juan Carlos Izpisúa quien, durante estos nueve años, ha compaginado la dirección científica con la dirección del Laboratorio de Expresión Génica en el Salk Institute de California (EE UU).
Así, el patronato, formado por la Generalitat de Catalunya, el Instituto de Salud Carlos III, la Universidad de Barcelona, la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad Pompeu Fabra y el Ayuntamiento de Barcelona, reconoce a Izpisúa “la calidad de su labor investigadora”, a la vez que expresa “la necesidad inexcusable de cambiar aspectos relevantes de la gestión y organización del centro”.
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La nueva institución fomentará y coordinará el uso de la evidencia empírica y el conocimiento científico para mejorar la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas, según el jefe del Ejecutivo.
Los finalistas de este año están encabezados por un tipo de medicamentos inyectables prometedores para los problemas de salud asociados a la obesidad. Además, también aparecen en el ranking, el desarrollo de terapias con anticuerpos que pueden ralentizar la neurodegeneración en los enfermos de alzhéimer o el descubrimiento de fuentes naturales de hidrógeno bajo la superficie de la Tierra.
