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¿Cuál es el significado de los números en la valoración económica de la biodiversidad?

La decisión de asignar fondos para la conservación de especies implica complejas relaciones entre la preocupación social, la información científica y los intereses políticos. Por un lado, las políticas de conservación de especies deben basarse y estar justificadas con la información científica existente. Por otro lado, dichas políticas deben estar consensuadas socialmente. Sin embargo, las preferencias sociales de preservación de especies no siempre responden a las necesidades de conservación.

Figura: Disposición de la sociedad a pagar para conservar las distintas especies.

En el estudio realizado a escala global por los Dres. Berta Martín-López, Carlos Montes y Javier Benayas del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid y publicado en Conservation Biology, se ha tratado de analizar cuáles son los motivos que llevan a las personas a decidir qué especie conservar, y cuánto dinero donar para ello.

La disposición de la sociedad a pagar por preservar especies aparece fuertemente determinada por las actitudes humanas hacia dichas especies, en vez de considerar diferentes criterios científicos de conservación.

En este sentido, las actitudes de las personas hacia las especies están basados esencialmente en dos consideraciones: el afecto de las personas hacia los animales y la utilidad de los animales para la sociedad. Por un lado, las respuestas afectivas, asimismo, dependen de la similitud del animal con el ser humano -por ejemplo, taxones filogenéticamente cercanos a éste (ver figura)-, y de la presencia de rasgos físicos similares a los bebés, como por ejemplo la posesión de ojos grandes. Por otro lado, las especies percibidas como útiles o beneficiosas para la sociedad reciben más cantidad de dinero para su conservación que las percibidas como inútiles o dañinas.

Por el contrario, y sorprendentemente, la sociedad está dispuesta a donar menos cantidad de dinero para la conservación de aquellas especies que aparecen catalogadas como amenazadas críticamente por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), o especies que son localmente endémicas.

De esta manera, la clara prioridad de las personas de proteger grandes vertebrados sugiere que la opinión pública en relación con la conservación está basada en unos criterios estéticos y afectivos, en vez de unos criterios científicos, generando que la preservación de la biodiversidad se simplifique sólo a aquellas especies que son carismáticas.

Para cambiar este patrón de comportamiento humano hacia la protección de especies, existe una urgente necesidad de promover programas de información y educación ambiental, en los cuales se demuestre la importancia de conservar la biodiversidad más allá de los criterios estéticos e instrumentales, los cuales son actualmente considerados por la sociedad para decidir qué especie preservar.

Fuente: Universidad Autónoma de Madrid
Derechos: Creative Commons
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