Un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana se centra en comprender cómo el cambio global afecta a la estructura y composición de comunidades ecológicas, especialmente formadas por plantas y polinizadores. Con el objetivo de concienciar sobre la importancia de las abejas y otros polinizadores para la biodiversidad, la seguridad alimentaria y el medio ambiente, cada 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas.
La disminución de aves y mamíferos que esparcen semillas cambia lentamente la variedad biológica de la Tierra. Estos animales son fundamentales para la regeneración de ecosistemas y la adaptación al cambio climático. Su merma tiene un impacto negativo y acumulativo a escala global, según un nuevo estudio.
Coleccionista de huesos. Así es Eupithecia spp, una nueva especie de larva descubierta en Hawái que tiene el peculiar comportamiento de patrullar telarañas adornada con partes del cuerpo de insectos muertos.
Más allá de acabar con las especies a las que van dirigidas, los plaguicidas están causando efectos devastadores en cientos de especies de microbios, hongos, plantas, insectos, peces, aves y mamíferos de todo el planeta.
Un estudio donde participa el Centro de Investigaciones sobre Desertificación halla que las características funcionales de las plantas tienen un papel crucial en la forma en que los ecosistemas responden a cambios en el uso del suelo. El trabajo, que publica ‘Science Advances’, ofrece nuevas herramientas para proteger su estabilidad ante los cambios que trae la actividad humana y el clima.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza publica en la revista Nature un estudio en el que se detalla el riesgo de extinción de este tipo de fauna. El análisis abarca más de 23.000 especies y sus resultados indican que cerca del 24 % de los seres vivos estudiados están en peligro de desaparecer. Las principales amenazas proceden de la contaminación, las presas, la agricultura y las especies invasoras.
Los científicos explican que es imposible que este animal pueda sustituir al bisonte representado en Altamira, porque esta especie prehistórica es distinta, definitivamente extinguida, que vivió en un hábitat, conocido como la ‘estepa del mamut’, que tampoco existe en la actualidad.
La expedición internacional Biodiversidad Global de Calcificadores Planctónicos Marinos ha aportado nuevas evidencias sobre este fenómeno, un proceso relacionado con el cambio climático que implica la progresiva invasión de aguas atlánticas en el océano Ártico.
Científicos de la Universidad de Oviedo han realizado un exhaustivo análisis de especies vegetales introducidas que amenazan la biodiversidad y los ecosistemas de la región Ibero-Atlántica. La investigación proporciona una base sólida para futuras estrategias de conservación y control en una zona especialmente vulnerable a la introducción de plantas exóticas, según los autores del estudio.
Dos trabajos de la Universitat de València constatan la importancia de reorientar las políticas de gestión de la costa hacia la protección de las especies que dependen de los hábitats dunares abiertos y de los restos naturales que se depositan en las playas.