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Tras 244 días de viaje interplanetario, una nave terrestre llegó el pasado martes a la órbita de Marte con seis astronautas a bordo. La mitad del equipo tomó el módulo de aterrizaje y se posó el sábado sobre la superficie del planeta rojo. Hoy dos tripulantes han dado el primero de los tres paseos previstos sobre el cráter Gusev. Toda esta secuencia forma parte de la misión internacional de simulación marciana Mars500.
Hoy ha tenido lugar el momento cumbre de la misión Mars500, un estudio pionero de simulación sobre los aspectos técnicos y psicológicos de los viajes interplanetarios. A las 13 horas (hora local de Moscú) dos astronautas han paseado durante una hora y 12 minutos sobre la superficie marciana recreada en el Instituto de Problemas Biomédicos de la capital rusa.
Los seis integrantes de la misión llevan ya más de ocho meses aislados en los módulos cilíndricos de la instalación. Tres de los cosmonautas, el ruso Alexander Smoleevskiy, el italo-colombiano Diego Urbina y el chino Wang Yue accedieron al módulo de aterrizaje el pasado día 8 de febrero y se posaron sobre la superficie marciana simulada cuatro días después.
Alexander y Diego son los que han salido hoy en el primero de los tres paseos programados, en los que emplearán trajes presurizados Orlan de construcción rusa. La próxima actividad extra-vehicular (EVA), de la mano del ruso y Yue, se realizará el día 18 de febrero. La tercera y última, de nuevo con Alexander y Diego, tendrá lugar el día 22 de este mes.
“Europa ha explorado la Tierra durante siglos, de la mano de personas como Colón o Magallanes”, dice Diego al principio de su caminata marciana. “Y hoy, a la vista de este paisaje rojizo, me imagino lo que sentirán las primeras personas que pisen la superficie de Marte”.
El lugar elegido para el aterrizaje, de unos 10 metros de largo por 6 de ancho, está cubierto con arena rojiza y dispuesto de tal forma que imita la superficie del cráter Gusev en Marte. Este antiguo lecho de un gran lago, hoy lleno de sedimentos, es uno de los objetivos de mayor interés para la investigación robótica y tripulada. Allí aterrizó en 2004 el rover Spirit de la NASA y descubrió pruebas sobre la presencia de agua en el pasado.
Unos días como en una Soyuz
Los tres tripulantes vivirán 16 días en el interior del módulo de aterrizaje, de 6.3 x 6.17 m, durante los que comerán la misma comida que viaja a bordo de las cápsulas rusas Soyuz, y en los que verán bastante limitado su ejercicio físico.
El módulo de aterrizaje abandonará la superficie de ‘Marte’ el próximo día 23 de febrero y se reunirá con la nave nodriza al día siguiente. La escotilla entre los dos vehículos se abrirá el día 27 de febrero, permitiendo el reencuentro con el francés Romain Charles y los rusos Alexey Sitev y Sukhrob Kamolov, que han permanecido “orbitando” el planeta rojo.
“La tripulación está muy motivada y se está comportando muy bien”, comenta Jennifer Ngo-Anh, responsable de Mars500 para la ESA. “La comunidad científica está muy satisfecha con la calidad del proyecto pero, como es un experimento de larga duración, tendremos que esperar a que ‘regresen’ a la Tierra para ver los resultados”.
La parte “más difícil y a la vez más interesante” de este estudio psicológico de los vuelos de larga duración está a punto de comenzar: la tripulación se enfrenta a otro monótono viaje interplanetario sin la motivación que suponía el llegar al Marte simulado.
Los astronautas comenzarán los otros ocho meses de viaje de retorno el próximo día 1 de marzo, tras cargar el módulo de aterrizaje con los desechos de la primera parte de su misión, tal y como sucederá durante el primer viaje real al planeta rojo.
“Mars500 es tan sólo una simulación, de la que sin duda aprenderemos mucho, pero ya estamos trabajando para que algún día se convierta en realidad.”, comenta Simonetta Di Pippo, Directora de Vuelos Tripulados de la ESA.