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El gasto interno en Investigación y Desarrollo (I+D) registró en el año 2009 un descenso del 2,4% respecto al año anterior, según los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Asimismo, el gasto empresarial en I+D decreció un 8,8% respecto a 2008, mientras que el gasto público registró un aumento del 5,4%.
El INE ha publicado hoy un avance de los resultados provisionales de la estadística sobre actividades en I+D en España. Para dicho informe se han considerando las 199 empresas con mayor gasto en I+D en 2008, que representaron el 40,6% del total del gasto empresarial en dicho año. Además, se ha tenido en cuenta la información recogida del sector público.
Según los resultados avance de este estudio, el número de personas dedicado a actividades de I+D, en equivalencia a jornada completa, se incrementó un 1,7% en el sector empresarial y un 4,6% en el sector público.
El gasto público creció un 5,4%
En cuanto al gasto interno en I+D, en 2009 se registró un descenso del 2,4%. Por un lado, el gasto empresarial en I+D experimentó una disminución del 8,8% (los gastos de capital disminuyeron un 40,0% y los gastos corrientes un 1,5%) mientras que el gasto público en I+D creció un 5,4%.
“Este estudio va a permitir disponer, en un futuro, de resultados avance teniendo en cuenta a las unidades que representan la mitad del gasto en I+D”, apunta un comunicado del INE. Los resultados definitivos se publicarán en el mes de noviembre.
Un equipo de investigadores del Instituto INGENIO (CSIC-UPV) y la Universidad de Oslo han analizado un total de 103 regiones europeas y ha concluido que aunque en general la desigualdad parece disminuir al aumentar las habilidades digitales de la población, si se analiza por grupos concretos, esta disminución solo se da entre las clases media y alta.
El crecimiento económico suele considerarse una forma segura de aumentar el bienestar de las personas en los países menos desarrollados. Sin embargo, un estudio dirigido por la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad McGill de Canadá sugiere que existen buenas razones para cuestionar esta suposición.
