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Los dos satélites de la ESA ya viajan rumbo a un punto con estabilidad gravitacional

‘Herschel’ y ‘Planck’ parten en busca de los orígenes del Universo

Los satélites Herschel y Planck de la Agencia Espacial Europea (ESA) han despegado hoy con éxito a bordo del cohete Ariane 5 desde el Centro Espacial de Kourou (Guayana Francesa), según ha confirmado la ESA. Herschel, equipado con el mayor espejo lanzado al espacio, estudiará el nacimiento de las estrellas y las galaxias en una banda del espectro electromagnético inexplorada hasta ahora, y Planck analizará con gran precisión la luz fósil originada tras la explosión del Big Bang.

Despegue del Ariane 5 con Herschel y Planck. Foto: ESA

El despegue de los satélites Herschel y Planck de la ESA se ha efectuado a las 15:12 hora peninsular, según lo previsto por los responsables de estas dos misiones, que de modo conjunto han utilizado el cohete Ariane 5 para despegar. Los dos satélites se han soltado poco después del lanzamiento para viajar por separado hasta el punto Lagrangiano L2 del sistema Sol-Tierra, una zona de estabilidad gravitacional suspendida en el espacio a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en la dirección opuesta al Sol. Cuando se encuentren orbitando entorno a ese punto, los dos satélites serán capaces de realizar observaciones de forma continuada en un entorno térmicamente estable, lejos de las perturbaciones causadas por la radiación emitida por el Sol, la Tierra y la Luna.

El satélite Herschel es el telescopio de infrarrojo más grande lanzado al espacio hasta ahora, con 7,5 metros de altura y 4 de ancho. Su enorme espejo, de 3,5 m de diámetro y fabricado de carburo de silicio ligero, es casi vez y media mayor que el del Hubble. Los detectores de este instrumento están enfriados hasta cerca del cero absoluto por más de 2.000 litros de helio superfluido. Con este instumental Herschel será capaz de observar las fuentes de luz infrarroja más débiles y lejanas del Universo, y de analizar las hasta ahora inexploradas regiones del infrarrojo lejano, así como la radiación submilimétrica del espectro electromagnético.

Este gran telescopio observará a través de la opacidad del polvo y el gas cósmico y detectará estructuras y sucesos ocurridos en los comienzos del Universo, como el nacimiento y la evolución de las primeras estrellas y galaxias. Dentro de la Vía Láctea Herschel también observará los objetos extremadamente fríos, como las nubes de polvo y el gas interestelar a partir del que se forman las estrellas y los planetas, e incluso la atmósfera que rodea a los cometas, a los planetas y a sus lunas dentro de nuestro Sistema Solar.

Por su parte, Planck, un telescopio de 1,5 metros que incorpora instrumentos sensibles a la radiación en microondas, medirá las variaciones de temperatura del Universo más joven. Este satélite monitorizará la Radiación Cósmica de Fondo en Microondas, los restos de la primera luz emitida en el espacio unos 380 mil años después del Big Bang, cuando la densidad y la temperatura del Universo descendieron lo suficiente como para permitir que la luz se separase de la materia y viajase libremente por el espacio.

Este telescopio espacial también trabaja a unas temperaturas extremadamente bajas y será capaz de proporcionar datos con una resolución y una sensibilidad sin precedentes. Al medir las ínfimas fluctuaciones en la temperatura de la radiación cósmica de fondo en microondas, los científicos confían obtener al menos 15 veces más información acerca del origen del Universo, de su evolución y de su futuro que telescopios anteriores. También investigará los secretos de la misteriosa materia oscura.

Fuente: SINC/ESA/NASA
Derechos: Creative Commons
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