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La dinámica de grupo en una investigación puede debilitar el sentido crítico de un trabajo científico. Dos profesoras de la universidad de Groningen han analizado este fenómeno. Su conclusión es que la fuerza del grupo hace que se acepten resultados “casuales” y el hecho de publicar en revistas de impacto se convierta en el objetivo primordial.
La mayor parte de los documentos científicos que se publican involucran a varios autores. Aunque aparentemente parezca que la calidad de la investigación aumenta si crece el número de participantes, “esto no tiene por qué ser así. Quizá pueda ser incluso al contrario ya que la responsabilidad de cada autor se diluye”, declara a SINC Albertine Oldehinkel, coautora de un trabajo que se publica en la revista PLoS Medicine.
Según ella y su colega Judith Rosmalen, ambas investigadoras de la Universidad de Groningen en Holanda, el objetivo principal de un grupo de coautores involucrados en escribir un artículo científico puede ir cambiando gradualmente.
Al principio “se tratar de resolver la pregunta original de la investigación, pero conseguir que el trabajo se publique puede terminar siendo lo más importante”, señala Oldehinkel.
En su opinión, “la presión por aparecer en revistas científicas de alto impacto, y el hecho de que sea mucho más fácil publicar en ellas si el artículo describe cualquier efecto significativo de una investigación antes que un resultado negativo, estimula a los investigadores a seguir buscando hasta que obtienen un resultado reseñable”.
Esto puede provocar “distorsiones, como que las publicaciones sean demasiado optimistas respecto a efectos o hallazgos ‘casuales’ que se han dado en una muestra específica pero difícilmente se repetirán en otras”, explica Oldehinkel.
La autora advierte de que aunque los investigadores, individualmente, sean conscientes de que el trabajo puede desvirtuarse, “la dinámica de grupo puede impedir que no sean tan críticos como quizá deberían ser”. El estudio muestra que esto ocurre con frecuencia, sobre todo cuando los análisis iniciales no arrojan los resultados esperados.
Como resultado de este problema, existe “abundante producción científica que no es fiable ni válida, ni puede ser reproducida con facilidad por otros. Simplemente será parte de la historia”, declara Oldehinkel.
Las autoras del trabajo atribuyen parte de culpa a las actuales prácticas de publicación y evaluación, “aunque los investigadores deberían ser conscientes de ello y ser críticos con el papel que desempeñan en el problema”.
Publicar o morir
Las expertas han identificado una serie de riesgos presentes en escribir un trabajo científico en equipo y han sugerido medidas para reducir el riesgo de desviarse del objetivo.
Para disminuir el peligro de que la investigación termine por desvirtuarse, aconsejan definir y acordar claramente los objetivos generales, es decir, las preguntas de investigación antes de comenzar a redactar el artículo, determinar responsabilidades específicas para cada investigador evitando que se solapen unas con otras, y elegir de forma racional la metodología independientemente de los resultados que se obtengan.
Oldehinkel reconoce que “es muy difícil para los científicos no tratar de publicar tanto como sea posible, independientemente de la relevancia de los resultados de la investigación. Pueden perder sus puestos de trabajo y la financiación si no consiguen publican”.
La investigadora aclara que su trabajo “no trata de culpar a los científicos: hoy en día, la investigación es un mundo difícil”. El problema es que “a veces se trata de publicar o morir. Y esta es un área gris, no todo es blanco o negro, correcto o incorrecto”, recalca.
Referencia bibliográfica
Judith G. M. Rosmalen, Albertine J. Oldehinkel. “The role of group dynamics in scientific inconsistencies: a case study of a research consortium”. PLoS Medicine, 8(12) 2011: e1001143. doi:10.1371/journal.pmed.1001143
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