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Un estudio publicado en Science ha desvelado que en las sociedades de termitas, las trabajadoras más viejas llevan a cabo 'misiones suicidas' contra intrusos. Cuando una de estas termitas es atacada por un enemigo, rompe la pared de su cuerpo, matándose a sí misma en el proceso, para lanzar una gota del veneno a las termitas invasoras.
E.O. Wilson escribió que mientras los humanos mandan a sus jóvenes a la guerra, las hormigas mandan a las 'abuelas'. De forma similar, en las sociedades de termitas (Neocapritermes taracua), las trabajadoras más viejas llevan a cabo 'misiones suicidas' contra intrusos, según señala un estudio que se publica esta semana en Sience.
Los investigadores, que ha estudiado termitas neotropicales, han observado que muchas de las termitas tenían puntos azules en la unión entre su torax y su abdomen. Estos puntos son un par de depósitos que contienen proteínas de cristal, secretadas por glándulas especializadas y adheridas a la espalda del insecto en bolsas externas.
Cuando la termita es atacada por un enemigo, rompe la pared de su cuerpo, matándose a sí misma en el proceso, para lanzar una gota del veneno a las termitas invasoras.
Líquido venenoso
La toxicidad del líquido es el resultado de una reacción química entre los cristales azules y productos de sus glándulas salivares, secretadas durante la ruptura de su cuerpo. Los investigadores también han mostrado que a medida que las termitas envejecen y las piezas de su boca se hacen menos afiladas, el peso de los cristales en las bolsas de su espalda aumenta. De esta forma, dicen los investigadores, a medida que su capacidad para alimentarse decae, parece que las termitas comienzan a construir su armadura para la lucha suicida.