Un estudio analiza todo el registro fósil de estos homínidos desde hace más de 400 000 años hasta su desaparición. Los investigadores revelan que en esta región existen indicios de actividades mortuorias fuera de las prácticas habituales, como la acumulación intencional de cuerpos en lugares seleccionados del interior de las cuevas.
El comportamiento funerario puede variar no solo a lo largo del tiempo, sino también de un lugar a otro, según ha constatado el proyecto DEATHREVOL del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), y que lidera Nohemi Sala.
La investigación, cuyos detalles se publican en la revista Journal of Archaeological Science, revisa todo el registro fósil de neandertales de la península ibérica, desde hace más de 400 000 años hasta su desaparición, hace unos 40 000.
Los resultados ponen de manifiesto que, aunque en esta región no se han documentado enterramientos formales como en otras zonas de Europa, sí existen indicios de comportamientos funerarios por parte de las poblaciones neandertales, como la acumulación intencional de cuerpos en lugares seleccionados en el interior de cuevas.
“La ausencia de enterramientos formales en la península ibérica no significa que las poblaciones de neandertales de esta región carecieran de prácticas funerarias. Al contrario, los hallazgos invitan a ampliar nuestra mirada y a reconsiderar qué entendemos por comportamiento funerario”, señala Nohemi Sala, primera autora del estudio.
Los investigadores rastrearon en la bibliografía todos los registros conocidos de fósiles humanos de neandertales y sus ancestros en la península ibérica. Primero, para averiguar qué tipo de agentes provocaron su depósito inicial —ya fuera por acción de carnívoros, acumulaciones fortuitas o deposiciones funerarias— y, después, para determinar si podían considerarse o no manifestaciones de comportamiento funerario.
“Una vez descartados otros contextos, analizamos de qué tipo de actividad mortuoria se trataba: enterramiento formal, prácticas de canibalismo o la acumulación intencional de cadáveres en lugares concretos”, explica Nohemi Sala.
Además, los investigadores analizaron la posible relación entre las condiciones climáticas y ecológicas y estas manifestaciones funerarias, y llegaron a la conclusión de que estas manifestaciones no están directamente vinculadas a los cambios climáticos ocurridos a lo largo del Pleistoceno.
La repetida y sistemática acumulación de cuerpos en lugares concretos a lo largo del tiempo, aunque no cumpla con la definición clásica de “enterramiento”, puede constituir una manifestación funeraria.
Estas prácticas, distintas, pero igualmente significativas, muestran que los neandertales ibéricos desarrollaron comportamientos sociales complejos relacionados con la muerte, independientemente de las condiciones climáticas que les tocara vivir.
En distintas regiones del continente europeo y de Oriente Próximo se han documentado claros ejemplos de las capacidades simbólicas las poblaciones neandertales, incluyendo la de enterrar a sus muertos. Aunque el enterramiento es la manifestación funeraria más reconocible en el registro fósil, no es la única, y, de hecho, sus huellas se pueden perder a lo largo del tiempo.
Existen otras prácticas mortuorias asociadas al comportamiento funerario que no implican necesariamente excavar una fosa para depositar un cadáver y cubrirlo de nuevo.
Igual que ocurre hoy en día en diversas culturas, los ritos funerarios adoptan formas muy variadas, y centrarse únicamente en buscar enterramientos podría hacer que se pase por alto otras evidencias sobre cómo determinadas poblaciones paleolíticas afrontaban la muerte.
Este trabajo permite explorar un repertorio funerario más amplio, capaz de reflejar la diversidad cultural que pudo existir entre las poblaciones neandertales del sur de Europa.
Referencia:
Nohemi Sala. et al. Iberian Neandertal fossils: Exploring funerary practices in a paleoclimatic context. Journal of Archaeological Science. 2025.