El cambio de residencia desde una ciudad con menor facilidad para desplazarse a otra más transitable aumenta hasta en 1 400 pasos diarios la movilidad de las personas, según una nueva investigación. Los autores destacan la importancia del diseño urbano en la actividad física de sus habitantes.
La universidad de Washington (EE UU) ha liderado un estudio que muestra cómo el diseño de las ciuades afecta a la actividad física de las personas. A partir de datos de más de 5 000 individuos de 1 609 ciudades de Estados Unidos, los investigadores concluyen que existe una relación directa entre caminar más y vivir en entornos urbanos más transitables.
El trabajo, publicado en la revista Nature, subraya que este hallazgo puede tener un impacto en las políticas públicas para diseñar espacios urbanísticos y mejorar la salud de la población.
Tim Althoff, profesor adjunto de Ciencias de la Computación de la Universidad de Washington y autor principal del artículo, indica a SINC que inicialmente contaron con “datos de más de dos millones de usuarios” de una aplicación de salud que registraba el número de pasos.
El nuevo enfoque que aportó su equipo fue tener en cuenta la reubicación de las personas. Es decir, cómo variaba su actividad física cuando se mudaban de una ciudad a otra. Para ello, seleccionaron a quienes habían cambiado de residencia al menos una vez en un período de tres años, lo que redujo la muestra a 5 424 individuos, y compararon su actividad actual con la que tenían antes del traslado.
Con esta metodología y un sistema de medición de transitabilidad peatonal, demostraron que moverse de una zona menos transitable a una más transitable resulta en un aumento de la actividad física, y viceversa.
El trabajo utilizó el Walk Score, un índice que se utiliza para valorar el diseño urbano según factores como la proximidad a servicios, medidas de accesibilidad peatonal, longitud de las manzanas o la densidad de intersecciones. Según estos criterios, a cada ciudad se le da una puntuación del 1 al 100, donde el 100 es el nivel más transitable.
Los investigadores usaron esta referencia para ver cómo variaban los pasos diarios según la zona donde se resida y observaron que aquellas que se mudaron de una ciudad con una puntuación de 48/100 a Nueva York (puntuación de 89/100) aumentaron su actividad física en 1 400 pasos, pasando de un promedio diario de 5 600 a 7 000.
De manera inversa, quienes se trasladaron de una ciudad con mayor puntuación a una con menor también redujeron su actividad física de forma proporcional.
Según los autores, aún no se sabe con certeza qué características marcan la mayor diferencia, pero los datos, en línea con otras investigaciones, apuntan a tres elementos clave del diseño urbano: un uso mixto (viviendas, comercios y negocios juntos), una red de calles bien conectada y el fácil acceso al transporte público.
De esta forma, “los cambios en el entorno construido son una herramienta poderosa para promover la actividad física de la población. Nuestros hallazgos pueden ayudar a los legisladores y planificadores urbanos a comprender el impacto potencial de sus decisiones y sopesar los beneficios de invertir en comunidades más transitables”, declara Althoff.
Por ejemplo, el artículo indica que si todos los estadounidenses vivieran en ciudades con una transitabilidad similar a la de Chicago o Filadelfia (78/100), un 11,2 % más cumpliría con las recomendaciones de actividad física aeróbica.
No obstante, aunque el efecto positivo de mudarse a un área transitable fue generalizado y benefició a personas de casi todas las edades, géneros y pesos, hubo un menor efecto en mujeres mayores de 50 años. “Para esta población, es posible que los cambios en el entorno construido deban combinarse con otras intervenciones de salud específicas para tener el mayor impacto”, concluye Althoff.
Para Manuel Franco, profesor de investigación Ikerbasque en el Basque Centre for Climate Change (BC3) y externo al estudio, “la actividad física siempre se confunde con el deporte o con la actividad física del tiempo libre y no con la actividad física que hacemos por el hecho de desplazarnos o movernos, o por el hecho de cómo llevamos a cabo nuestras tareas diarias, que no tienen que ver con la realización de deporte o de actividad física del tiempo libre”.
“En ese sentido, es muy interesante porque el trabajo pone una vez más el foco en la ordenación urbana, en la manera en la que nos organizamos en las ciudades y en la manera en la que nos desplazamos. Y hablar de desplazamientos en las ciudades es fundamental para el desarrollo de la ciudad en sí misma”, dice en declaraciones a SMC España.
Referencia:
Tim Althoff et al. “Countrywide natural experiment links built environment to physical activity”. Nature (2025).