La intensa rotación ciclónica en niveles altos de la atmósfera, alimentada por chorros de aire de más de 120 nudos, marcó el inicio de una secuencia atmosférica que desembocó en la dana más devastadora de la historia reciente en España. El análisis de la Aemet permite reconstruir cómo se gestó el fenómeno que dejó 237 víctimas mortales.
Una vaguada —eje de bajas presiones— de estructura simétrica en el Atlántico Norte, con dos flujos de aire de entrada y salida superiores a 120 nudos, estuvo el 24 de octubre de 2024 en el origen de la dana que, cinco días después, afectó trágicamente a Andalucía, Castilla-La Mancha y, especialmente, a la provincia de Valencia, con un balance de 237 fallecidos.
El informe sobre el estado del clima en España ese año y un estudio específico sobre el episodio de octubre, publicados ambos por la Aemet, permiten reconstruir los factores meteorológicos que desencadenaron aquellas precipitaciones torrenciales.
El germen se remonta al 24 de octubre, cuando la intensidad de los chorros de aire provocó a lo largo de la vaguada “una intensa rotación ciclónica” (movimiento giratorio de los vientos) que, “con una anomalía térmica negativa en los niveles altos”, dio lugar a la dana.
Las imágenes del satélite Meteosat de esa jornada muestran cómo se elevaron masas de aire sobre el océano hacia los niveles medio-altos de la atmósfera, “transportando así humedad desde latitudes más bajas hacia latitudes más altas”, y cómo se formó una borrasca en superficie que “a primeras horas del día 25 ya estaba completamente desarrollada al suroeste de las islas británicas”.
La intensificación del chorro de entrada a la vaguada y la pérdida de intensidad del de salida favorecieron el desplazamiento hacia el sur de la depresión en altura, que se desacopló de la de superficie y se situó a primeras horas del día 27 en la vertical de la Península. Había nacido la dana, una depresión aislada en niveles altos. Y comenzaron las lluvias generalizadas.
El lunes 28 la dana se desplazó hasta el golfo de Cádiz, “donde permaneció estacionaria tras producirse una ciclogénesis en niveles bajos y evolucionar a una borrasca fría aislada”.
Se inició entonces un episodio de lluvias intensas, localmente torrenciales y persistentes en la península ibérica y en las islas Baleares, que se prolongó hasta el 4 de noviembre.
“La presencia de una dana hacia la zona del Estrecho y el transporte de humedad desde un Mediterráneo muy cálido hacia la Península provocaron una gran inestabilidad atmosférica que desembocó en el desarrollo de potentes sistemas tormentosos que en la zona de Turís (Valencia) dejaron récords de precipitación acumulada en una, seis y doce horas”, señala el informe de la Aemet.
“Los primeros efectos comenzaron a notarse en la noche del lunes (28), con granizo de tamaño superior a 5 cm en El Ejido (Almería) y dos tornados, uno en las costas de El Ejido y otro en la provincia de Granada”, recoge la Agencia.
“El día álgido del episodio”, continúa, “fue el martes 29, cuando los mayores efectos adversos se registraron en Andalucía, Castilla-La Mancha y, principalmente, en la provincia de Valencia”.
Los datos que recoge a continuación la Aemet resumen lo sucedido en las siguientes horas.
“La estación de Turís Mas de Calabarra registró un total diario de 771,8 mm y batió varios récords de intensidad en España: 42 mm en 10 minutos, 102,8 mm en 30 minutos y 184,6 mm en 1 hora. Las lluvias provocaron los desbordamientos de la rambla del Poyo, del barranco de Barxet y de los ríos Magro y Júcar. Se produjeron, al menos, once tornados que afectaron a varios municipios de la Ribera Alta valenciana”, apunta.
Las precipitaciones torrenciales “históricas” en el interior y prelitoral de la provincia de Valencia, en cabeceras de ríos y barrancos que nacen sobre los 1.000 metros, “originaron violentas riadas y barrancadas que llegaron a localidades del litoral donde apenas llovió, provocando”, sentencia la Aemet, “la catástrofe hidrológica más trágica de la historia reciente en España, con más de 200 fallecidos y pérdidas materiales millonarias”.
Zonas de Mallorca, Albacete, Cuenca y Málaga sufrieron también inundaciones.
Los días 30 y 31 la dana se desplazó lentamente hacia el noroeste y las mayores acumulaciones se dieron en los cuadrantes suroccidental y nororiental peninsulares. Aún se alcanzaron registros significativos, como los 109,8 mm de Morella (Castellón) el día 30 o los 126,6 mm de Valderrobres (Teruel) el 31, y hubo inundaciones locales en la Campiña de Jerez y el Bajo Aragón de Teruel.