Este experto en polución atmosférica advierte que el ozono y el exceso de nitrógeno no solo dañan la salud humana: también reducen la fotosíntesis, alteran la composición de los ecosistemas y favorecen especies invasoras, lo que aumenta el riesgo de incendios en un escenario de sequías y cambio climático.
La falta de personal especializado está demorando la ejecución de las obras hidráulicas necesarias. Los expertos reclaman decisiones políticas urgentes para evitar nuevas tragedias.
La intensa rotación ciclónica en niveles altos de la atmósfera, alimentada por chorros de aire de más de 120 nudos, marcó el inicio de una secuencia atmosférica que desembocó en la dana más devastadora de la historia reciente en España. El análisis de la Aemet permite reconstruir cómo se gestó el fenómeno que dejó 237 víctimas mortales.
Una reconstrucción de los niveles del mar durante los últimos 4,5 millones de años muestra que fueron hasta una veintena de metros más altos que los actuales. Los investigadores subrayan que los resultados no cuestionan la crisis climática actual, que ha ocurrido por las actividades humanas y solo en unas pocas décadas.
El océano refleja con fuerza los efectos del cambio climático y la polución. El último informe de Copernicus advierte de un aumento sin precedentes del nivel del mar, la pérdida acelerada de hielo en los polos y la intensificación de olas de calor marinas.
Esta capacidad máxima se agotaría hacia el año 2200 con los escenarios actuales de mitigación climática, según un nuevo estudio publicado esta semana en Nature.
Expertos de la Organización Meteorológica Mundial advierten de que, incluso con este enfriamiento, las temperaturas seguirán siendo más altas de lo habitual debido al cambio climático, lo que aumenta el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos.
El proyecto europeo LIFE DREAM, liderado por el Instituto de Ciencias del Mar, ha instalado los primeros arrecifes artificiales en el Seco de los Olivos para restaurar hábitats marinos vulnerables y recopilar datos clave que guiarán su conservación futura.
La velocidad de propagación de los fuegos forestales en zonas de la Península aumenta debido a los efectos del cambio climático. El incremento de las temperaturas, la reducción de la humedad relativa, además de otros factores como el crecimiento de la vegetación, elevan el riesgo de que estos fenómenos sean más virulentos durante el verano en regiones del noroeste como Galicia, León y Portugal.
Un análisis internacional revela que, a pesar de que la superficie quemada total disminuyó entre 2002 y 2021, se incrementó el número de personas afectadas en el mundo. Según los resultados, el 85 % de ellas viven en África. Los incendios forestales entre 1990 y 2021 han causado al menos 2 500 muertes y 10 500 heridos.