La mayor parte de dióxido de carbono emitido a la atmósfera procede de las ciudades, por lo que la planificación urbana se convierte en una de las estrategias más potentes para mitigar el impacto ambiental. En este sentido, un grupo de científicos españoles ha desarrollado una nueva metodología para estudiar la huella del diseño urbano en las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por las ciudades.
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) e IMDEA Agua han comprobado que dos materiales reactivos baratos, el mineral clinoptilolita y la arcilla palygorskita, se pueden usar para retener y eliminar contaminantes emergentes de las aguas. Este método se podría aplicar en pequeñas poblaciones, donde los recursos económicos y técnicos son limitados.
Las cáscaras de naranja y pomelo generan gran cantidad de residuos en la industria alimentaria, pero se podrían aprovechar para limpiar aguas contaminadas con metales pesados y compuestos orgánicos. La técnica la ha desarrollado un equipo de investigadores españoles y mexicanos.
Investigadoras de la Universidad del País Vasco han demostrado que solo una fracción del metal contenido en los sedimentos fluviales se incorpora al organismo. En su estudio han estimado la bioaccesibilidad de los metales detectados en el río Deba simulando in vitro las condiciones que sufriría el sedimento en el tracto digestivo de una persona.
Los aditivos convencionales tienen calcio y cuando se echan en los suelos con sulfatos se producen reacciones adversas desde el punto de vista económico y medioambiental. Ahora investigadores de la la Universidad del País Vasco y la Universidad Pública de Navarra proponen usar un aditivo alternativo a base de magnesio para evitar esos problemas y mejorar las propiedades constructivas de este tipo de suelos.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado una metodología para identificar tierras salinas marginales en las que se puede cultivar caña de azúcar, cuya biomasa se puede destinar a la producción energética. En España estas tierras podrían producir una biomasa vegetal equivalente a la electricidad que consumen al año un millón de habitantes.
Investigadores de la Universidad Pública de Navarra han diseñado dos tipos de sensores cuyas tecnologías permiten obtener, mediante métodos novedosos y menos costosos, información sobre el estado hídrico del viñedo. El primero aporta datos sin entrar en contacto con la planta y el segundo es un sensor magnetoelástico que indica cómo está creciendo la vid.
Mediante técnicas de inteligencia artificial, investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado un método para saber con antelación cuando se van a superar en una ciudad los niveles permitidos de ozono troposférico, un gas nocivo para la salud humana. El modelo se ha aplicado con éxito al caso de Hong Kong, en China.
Para estudiar las causas del colapso que sufren las abejas de todo el mundo desde principios de este siglo, un equipo de ingenieros y veterinarios de la Universidad de Córdoba ha diseñado un sistema inalámbrico de monitorización para controlar en tiempo real la actividad de estos insectos en la colmena. El sistema, bautizado WBee, pretende facilitar la observación a científicos y apicultores para que estos detecten cualquier comportamiento anormal.