Una investigación, en la que participa el Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana de Burgos, indaga sobre la manipulación de huesos para fines no nutricionales hace más de 300.000 años en el yacimiento israelí de Qesem Cave. Los hallazgos revelan la existencia de retocadores de hueso en este enclave y confirman la capacidad de los homínidos previos al Homo sapiens para manipular diferentes tipos de materias.
El yacimiento de la Cova de les Teixoneres, en la comarca del Moianès (Barcelona), pudo haber sido testigo de la desaparición de los neandertales en Europa occidental, según un nuevo estudio. El equipo de científicos ha logrado datar los restos con un nuevo método de ultrafiltración y señala que hubo una continuidad ocupacional hasta hace 35.000 años y luego no estuvo ocupada durante 7.000 años.
El genoma de 51 Homo sapiens prehistóricos muestra dos grandes cambios ocurridos en el continente europeo durante los últimos 40.000 años. Tras el deshielo, las poblaciones refugiadas en el suroeste recuperaron las zonas abandonadas, pero más tarde otro grupo migratorio procedente de Oriente Próximo impuso sus genes.
El paleoneurólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, Emiliano Bruner, confirma en su último trabajo que el mayor tamaño del precúneo en los Homo sapiens es una de las diferencias más evidentes respecto al cerebro de los chimpancés. Esta es una de las áreas más variables entre individuos adultos, esencial para la integración visoespacial, que coordina las relaciones entre cerebro, cuerpo y ambiente.
El análisis detallado de 148 molares inferiores de diferentes especies de homínidos de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca en Burgos no solo reafirma los caracteres modernos y primitivos de Homo antecessor, que vivió hace un millón de años, sino que demuestra que las especies migraron y se cruzaron más de lo que se pensaba para poblar el continente europeo. Así lo revelan científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana.
Investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana han realizado un estudio tomográfico sobre el sistema vascular interno del cráneo en humanos modernos y neandertales. El nuevo procedimiento permite analizar los canales vasculares formados por las venas diplóicas, cuya complejidad en el cerebro es mayor en Homo sapiens que en neandertales.
El descubrimiento de 47 dientes humanos en la cueva de Fuyan, al sur de China, confirma que el Homo sapiens ya vivía en esa región hace entre 80.000 y 120.000 años. El hallazgo, en el que participan científicos españoles, adelanta las migraciones de nuestra especie desde África hacia Asia oriental en al menos 20.000 años. Por qué retrasaron su llegada a Europa hasta hace unos 50.000 años sigue siendo un misterio.
Un estudio internacional, dirigido por el paleoneurólogo Emiliano Bruner del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, recoge las relaciones entre craneología funcional y áreas parietales y establece que el cerebro moldea la forma del cráneo, pero no tanto la extensión de sus huesos. Según el equipo de investigación, a lo largo del desarrollo craneal los lóbulos parietales se "mueven" bajo los huesos de forma independiente.
¿Cómo era la vida de un hombre solitario hace 40.000 años? Esto es lo que revela el estudio de los restos óseos de uno de los Homo sapiens más antiguos encontrados en Asia oriental. En concreto, la investigadora del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Yolanda Fernández Jalvo, ha reconstruido cómo vivió y murió el hombre de Tianyuandong.
Saber si la cultura protoauriñaciense pertenecía a los neandertales o a los humanos modernos, y si dio lugar a la posterior auriñaciense, era hasta ahora motivo de debate científico. Los restos de dentaduras de dos yacimientos diferentes en Italia sugieren que fueron los humanos modernos sus responsables. Los artefactos de esta cultura se asocian con la llegada del Homo sapiens al oeste de Europa.