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Juan Antonio Raga, Unidad de Zoología Marina de la Universitat de València

“El hombre es el mayor peligro para las especies marinas”

República Dominicana, Argentina o Groenlandia son algunos de los países donde se encuentran trabajando los 22 investigadores de la Unidad de Zoología Marina de la Universitat de València que lidera Antonio Raga. Tiene un trabajo a nivel personal gratificante pero admite que en algunos casos también muy frustrante. Pero darse cuenta de que el trabajo que queda por hacer es “colosal” le da fuerzas para seguir luchando por un mundo sostenible junto a su equipo desde el Instituto Cavanilles. El catedrático compagina la docencia y la investigación con su función como delegado del rector para el Parc Científic, un proyecto en estado muy avanzado y que evidencia la firme apuesta de la institución por el desarrollo económico de su entorno.

La investigación de la Unidad que dirige se centra en dos áreas. ¿En qué consisten ambas líneas de investigación?

Una de ellas es la Parasitología de animales marinos, es decir, el estudio de la “fauna invisible”. Los parásitos de organismos marinos -peces, tortugas y mamíferos marinos- tienen importancia desde varios puntos de vista: de la biodiversidad biológica; de la económica en cuanto al control de los parásitos en las piscifactorías; y el tercer enfoque de este estudio está relacionado con la salud humana, pensemos en el caso del parásito Anisakis.

La Biología y conservación de cetáceos y tortugas marinas es el otro gran área del grupo de investigación. Las tortugas y los mamíferos marinos están protegidos a nivel mundial al estar amenazados y por ser especies llamados “bandera” porque son indicadoras del estado de los ecosistemas marinos. Venimos realizando una serie de estudios para su mejor conocimiento y conservación para lo cual hemos trabajado con entidades regionales, nacionales e internacionales como el Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas.

Por poner un ejemplo de nuestra actividad, en el mundo existe una necesidad energética por la crisis de los combustibles fósiles y se están buscando alternativas como los parques eólicos marinos. En países como Dinamarca o el Reino Unido esta opción está muy avanzada y en la Comunitat se quiere levantar uno de los primeros de España. Nuestro Instituto, a petición de las empresas que promueven el proyecto, está viendo el posible impacto que tendría sobre las poblaciones protegidas de cetáceos y tortugas marinas en el norte de Castellón, lugar donde se ha propuesto este parque.

¿Cuáles son los resultados provisionales de este estudio?

Los datos nos indican que sí sería posible un parque de estas características pero, al significar un efecto físico y acústico sobre el medio, nosotros sugerimos que la construcción no se acometa en determinados periodos del año. Recopilamos información relativamente precisa de la migración por el Mediterráneo del rorcual común, primo de la ballena azul y la segunda especie más grande del mundo. En otoño esta especia migra de las aguas de la Costa Azul francesa hacia el sur pasando por nuestras costas por lo que la contaminación acústica consecuencia de este tipo de perforaciones provocaría efectos no deseables.

¿Cuáles son los principales peligros para las especies marinas en el Mediterráneo?

Depende de las especies aunque, para casi todas, el problema es el hombre. En el caso de las tortugas marinas, por ejemplo, las capturas accidentales constituyen el mayor peligro debido al uso del palangre de superficie en las actividades pesqueras. Otro problema es su reproducción porque no queda un metro cuadrado de playa sin urbanizar. Hace tres años la Cruz Roja y los veraneantes de Puçol nos avisaron de una puesta de tortuga boba en el mes de agosto y pudimos rescatar los huevos que sin lugar a duda habrían quedado destruidos por las sombrillas. Si no dejamos que se reproduzcan y las capturamos accidentalmente, surgen los desequilibrios en las redes tróficas y proliferan en exceso otras especies como las medusas, una de las principales fuentes de alimentación de las tortugas. Al final, la naturaleza de vuelve contra nosotros.

¿Ha notado un empeoramiento significativo de la situación en estos últimos años?

Sí, está empeorando, no sé decir si estamos en un momento crítico pero es obvio que vamos a peor. Las acciones de sensibilización de la sociedad están funcionando, así como las acciones puntuales de recuperación de animales que hacemos con la Consellería. Sin embargo, la escala de capturas anuales de miles de individuos no es sostenible –quedan entre 20.000 y 30.000 animales heridos por el palangre cada año- y así se lo hemos hecho saber a la Administración.

¿Han recibido respuesta por parte de las Administraciones?

Es un tema complicado y es fácil de entender. El mundo de la pesca está en crisis porque el futuro es incierto. No se ha tenido en cuenta las consecuencias de la pesca intensiva por lo que las zonas pesqueras están sobreexplotadas. Por tanto, las Administraciones ven difícil encontrar un equilibrio.

¿La solución pasa por fomentar la construcción de piscifactorías?

El tema de la acuicultura puede ser una solución para las necesidades proteicas pero, seamos claros, el principal problema medioambiental es que somos demasiados en el mundo. El Planeta jamás ha tenido tantos millones de habitantes como los que tiene hoy. Lógicamente hay una demanda de alimentos y los recursos naturales del mar se agotan porque no hay un equilibrio entre la producción y la extracción.

Está previsto que entre el 2020 y el 2050 el 50% de las proteínas de origen marino provengan de piscifactorías pero esta solución también comporta peligros. Uno de ellos es su impacto medioambiental por la filtración de las aguas, por ejemplo. La otra amenaza se deriva de la práctica de los países occidentales en este sector. Producimos animales que se alimentan de otros peces no de vegetación, es decir, creamos predadores.

En mi opinión, se debe diversificar el mercado porque ahora mismo existen desequilibrios importantes, antes pasó con el salmón, ahora con la dorada y la lubina. Por otro lado, es necesario buscar especies que se alimenten con vegetales o al menos que no dependan tanto de proteínas de otros peces. Si se cumple esto, junto con la disminución del impacto medioambiental de las piscifactorías, creo que lograremos, no una solución definitiva, pero sí una temporal que paliaría la situación de la disminución de la pesca extractiva.

Antes ha mencionado la concienciación ciudadana. Hasta la fecha, la Unidad ha invertido importantes esfuerzos en divulgación, ¿en qué ha consistido la última campaña?

Hemos finalizado hace poco un proyecto subvencionado por la FECYT y dirigido por el doctor Javier Aznar para divulgar nuestras actividades científicas entre la población que está excluida de los canales convencionales. Asociaciones de amas de casa, la cárcel de Picassent, el Departamento de Oncología Pediátrica del Hospital La fe o a barriadas marginales de Valencia… estos colectivos no tienen tiempo ni a veces tampoco la formación para asistir a conferencias o exposiciones, así que decidimos acercarnos nosotros. La experiencia ha sido muy gratificante y realmente fructífero. El tema de la educación es muy importante y el posicionamiento de los científicos y de la Universidad a la hora de informar a la sociedad, creo que esencial.

¿Podría destacar algún proyecto relevante que esté llevando a cabo en la actualidad?

Nos encontramos inmersos en un proyecto del Plan Nacional y otro europeo relacionados con la acuicultura y la diversificación de especies desde el punto de vista parasicológico. Intentamos prevenir futuros problemas estudiando la introducción de nuevas especies de interés y lo que ocurre con los parásitos que pasan de una especie a otra. Otros proyectos tienen que ver con la conservación. Recientemente ha concluido uno subvencionado por la Fundación BBVA y que trataba el desarrollo sostenible de actividades ecoturísticas en Patagonia. Luego tenemos una investigación promovida por la Agencia Española de Cooperación Internacional y otra incluida en el Plan Nacional en dos parques nacionales de la República Dominicana. Trabajamos en las últimas áreas bien conservadas de la costa caribeña que son zonas de reproducción para varias especies de tortugas marinas.

Paradójicamente el problema con el que nos hemos encontrado allí no es el turismo porque afortunadamente el Gobierno ha paralizado los intentos de varias empresas europeas de construir complejos hoteleros, sino el de la pobreza. Una de las zonas que estudiamos linda con la frontera de Haití. Allí la gente no tiene qué comer y, a pesar de ser una zona protegida, logra cruzar la frontera en pequeñas embarcaciones y expoliar los nidos de las tortugas marinas. A raíz de esto, reorientamos el proyecto y recogemos los huevos antes de que lleguen los pescadores. Llevamos los huevos a una especie de incubadora para después devolver las tortugas al mar. Desde el punto de vista de la cooperación estamos muy satisfechos porque tenemos la oportunidad de colaborar con la población local que se va concienciando del valor de la conservación de sus especies y, en general, de su biodiversidad.

¿El trabajo en el Instituto le deja supervisar los proyectos en el exterior?

Tengo claro que como profesor universitario tengo obligaciones docentes e investigadoras e intento casarlas con la dirección temporal del Parque. Viajo mucho menos de lo que quisiera a los trabajos de investigación, solamente cuando es imprescindible pero tengo la suerte de tener en el Instituto y en mi grupo de investigación un equipo muy cualificado que desarrolla los proyectos de manera casi autónoma.

Hábleme de MEDACES, la Mediterranean Database of Cetacean Strandings, que alberga la Unidad de Zoología Marina.

Es un proyecto ligado a la conservación. Nos dimos cuenta de que la información que se tenía de los cetáceos era muy dispersa. Resulta complicado conseguir muestras biológicas y otra información relacionada con la vida marina por lo que propusimos hace varios años al Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, en concreto al Plan de Acción del Mediterráneo, una acción llamada MEDACES. Esta Red de Varamientos de Cetáceos del Mediterráneo se extendió después al Mar Negro y a las aguas atlánticas adyacentes para integrar toda esa información en una base de datos única, disponible en la web. Nosotros somos la entidad encargada de coordinar dicha red que está financiada por el Ministerio de Medio Ambiente.

Pasemos ahora si le parece a su otro cargo, delegado del rector para el Parc Científic. ¿En qué punto se encuentra actualmente el parque?

La Universitat apostó hace años por lo que se ha llamado la “tercera misión” de la Universidad, en otras palabras, contribuir a transferir los conocimientos que generamos para fomentar el desarrollo económico de la sociedad. En nuestro caso, de la Comunitat Valenciana. El Instituto Cavanilles, junto al resto de institutos universitarios, forma la parte académica del Parque Científico pero necesitábamos que existiera además un área empresarial. En este sentido, hemos conseguido un vivero empresarial que tiene una ocupación del 100% con un total de 16 empresas que van desde “spin-offs” que nacen en el seno de la UV, pero también acoge a empresas de nuevas tecnologías (las TIC y las biotecnológicas) que son una buena apuesta de futuro. Esperamos para las próximas navidades disponer de los nuevos edificios de la parte empresarial del Parque donde se instalarán otras empresas que ya se han comprometido con nosotros. Creará lugares de trabajo y esperamos dar servicio no sólo a empresas e instituciones de la Comunitat, sino al exterior porque el ámbito de acción de estas empresas es el mercado global.

¿Cree que es un buen momento para iniciar una “spin-off”?

Es evidente que en estos momentos la situación es más compleja pero lo que también es cierto es que los sectores tradicionales de la economía valenciana no están precisamente en su mejor momento y por tanto hace falta diversificar nuestra oferta. Nuestra mano de obra nunca va a poder competir en costos con la de los países en vías de desarrollo por lo que tenemos que diseñar productos de gran valor añadido. La creación de spin-off puede ser una buena iniciativa emprendedora para obtener rendimiento económico de los conocimientos y las tecnologías que se generan en las universidades.

Fuente: RUVID
Derechos: Creative Commons
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