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Entrevista a Santiago Sánchez Beitia, investigador de la ETS de Arquitectura

"Hay que conocer y comprender el monumento antes de hacer cualquier intervención"

Santiago Sánchez Beitia es doctor en Física e imparte clases en el primer y segundo ciclo, así como de Doctorado, en la Escuela de Arquitectura de la UPV/EHU. El equipo de investigación que dirige es pionero en el análisis de estados de conservación del patrimonio por haber adaptado técnicas de otros ámbitos de estudio para ese fin.

Santiago Sánchez Beitia, Investigador de la ETS de Arquitectura de la UPV/EHU (Fotografía: Lucía Álvarez)

Sánchez Beitia trabaja en el análisis de estados de conservación de elementos arquitectónicos del patrimonio histórico y elementos inmuebles desde 1991. “Hay que conocer y comprender el monumento desde el punto de vista estructural antes de intervenir. Hay que auscultar la construcción, hay que escucharla, y para eso hacen falta técnicas”, explica. El objeto del análisis del estado de conservación es deducir las cargas que soporta la edificación, los cambios estructurales producidos a lo largo del tiempo y los problemas no estructurales como humedades, degradación de los materiales, corrimientos de tierras, etc. “Analizamos edificios, murallas, conjuntos monumentales, etc.”, explica. Para ello han adaptado técnicas y formas de análisis desarrolladas en campos muy distintos a su ámbito de estudio.

El método Hole Drilling

El equipo dirigido por Sánchez Beitia destaca por haber adaptado el método Hole Drilling —utilizado para medir tensiones y deformaciones— al estudio del patrimonio arquitectónico. “Este método permite conocer la carga exacta que soporta un elemento portante —como, por ejemplo, un pilar, un contrafuerte o un muro de carga— y, comparada con las técnicas que se utilizaban antes —más agresivas—, afecta muy poco a la integridad de dicha estructura, lo cual aporta una mejora drástica”, explica el investigador.

El método del Hole Drilling consiste en hacer un pequeño orificio en la sillería —de tan sólo 36 milímetros de diámetro y 36 milímetros de profundidad— mediante un taladro que tiene una serie de palpadores. “Esos palpadores captan los desplazamientos —del orden de micras— que se dan alrededor del orificio. El análisis de los datos obtenidos permite saber qué tensiones o fuerzas soporta el sillar”, explica Sánchez Beitia. Esta aplicación del método ha sido reconocida mundialmente y el equipo de Sánchez Beitia ha publicado varios artículos sobre el tema en colaboración con otras universidades.

Desde Berlín hasta El Cairo

Entre los elementos estudiados por Santiago Sánchez Beitia y su equipo destacan, a nivel estatal, el Seminario Mayor de Comillas, los pilares de Santa María del Mar, la Iglesia de Santa María del Pi y la Catedral Gótica de Barcelona —estas tres últimas, representaciones del gótico de la Ciudad Condal—, la Catedral de Tarazona, la Casa Botines y los arbotantes de la Catedral de Palma de Mallorca; y, a nivel internacional, la Iglesia de Saint Jacobs de Lovaina, la planta sótano del Museo Altes de Berlín y el acueducto del Sultán al-Ghawri de El Cairo. “Publicamos estudios en colaboración con universidades de otro países, lo que supone una internacionalización de las investigaciones de la Escuela de Arquitectura de Donostia de la UPV/EHU”, explica el investigador.

Aunque trabajan mucho fuera de la CAV, aquí también realizan análisis. “Fuimos los primeros, junto con Giorgio Croci, en utilizar esta técnica en la catedral de Santa María de Vitoria”, comenta. Además, han analizado las murallas de Hondarribia y muy pronto empezarán con el análisis del estado de conservación, consolidación e intervención del conjunto monumental de Sasiola, en Deba.

Conservación de Sasiola

“El estado actual de Sasiola da ganas de llorar”, lamenta Sánchez Beitia. “Dos de sus bóvedas se han desplomado y la tercera está agrietada”. Por suerte, la situación de ese conjunto monumental va a mejorar gracias a la intervención que va a llevar a cabo la Diputación de Gipuzkoa. “Nuestro equipo figura en ese proyecto como entidad asociada al estudio de arquitectura al que han adjudicado el concurso”, explica el investigador. Mediante ese proyecto se hará un análisis exhaustivo del estado de conservación de Sasiola para poder proyectar la intervención de la mejor manera posible.

Sasiola fue un punto neurálgico de Gipuzkoa hasta el siglo XVIII. Era un hito en la ruta de la costa del Camino de Santiago, así como el segundo convento franciscano de Gipuzkoa —coetáneo del de Aranzazu— y un centro económico importante, ya que era un punto de encuentro del comercio entre Castilla y Las Indias. Con el tiempo, sobre todo después de la desamortización de Mendizabal, quedó en desuso. “Tiene un importante problema estructural y puede derrumbarse en cualquier momento”, opina Sánchez Beitia. “Voy muchas veces a visitarlo y todos los años llevo a un grupo de alumnos de doctorado para que lo conozcan”.

Tratamiento científico del análisis

Santiago Sánchez Beitia destaca la falta de concienciación, ya que no está asumido que estos procesos de intervención “tienen que basarse en un tratamiento científico integrado en las corrientes científicas internacionales. En Italia y en Bélgica, por ejemplo, hace tiempo que se hace un tratamiento científico de los análisis de conservación, pero aquí, hasta hace poco, hemos estado un poco al margen”. Sánchez Beitia explica que en Cataluña está asumida la necesidad de este tipo de análisis que busca comprender el monumento, para después hacer un proyecto, ejecutar dicho proyecto y proceder a la conservación de lo ejecutado. “En Italia el tratamiento científico del análisis de conservación es obligatorio por ley. Aquí depende de la actitud de los responsables”, afirma.

Gracias a este tipo de análisis, a las nuevas técnicas, al estudio y a la investigación, cada vez son menos los edificios que no se pueden intervenir y recuperar. “La Catedral de Tarazona ha estado cerrada durante años porque se consideraba irrecuperable, y ahora tiene su plan director de intervención. Siempre hay alguna solución, y esas soluciones son cada vez más imaginativas”, concluye.

Fuente: UPV/EHU
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