El sistema, desarrollado por investigadores del MIT, conecta la prótesis directamente a músculos y huesos, mejorando el control, la estabilidad y la sensación de pertenencia del miembro artificial. Las primeras pruebas clínicas muestran avances frente a las prótesis convencionales.
Un estudio señala la proteína TIM-3 como un factor clave en la capacidad de las células de cáncer de mama para generar metástasis. Este hallazgo propone una nueva vía terapéutica para evitar este proceso antes de su aparición clínica.