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Investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) han descubierto un nuevo género de bacterias del orden Actinomycetales en Altamira (Cantabria). Hoyosella altamirensis es el nombre con el que los científicos del Consejo han bautizado este microorganismo aislado. El hallazgo, realizado por un equipo de trabajo liderado por Cesáreo Sáiz-Jiménez y Valme Jurado, ha sido publicado en la revista International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology a finales del pasado mes de julio.
"Desconocemos el número de nuevas bacterias que pueden estar presentes en Altamira y otras cuevas. Es un reservorio científico de primer nivel para el descubrimiento de nuevas especies. Nos encontramos en un ambiente diferente, con una humedad constante y unas condiciones -presencia de materia orgánica y concentraciones elevadas de C02- que lo convierten en un nicho biológico de actividad constante", asegura el científico.
Según el investigador, en el IRNAS se almacenan más de 500 bacterias aisladas en las diferentes campañas de trabajos realizados en la cueva santanderina. "Al menos, esperamos poder describir una decena más de especies nuevas”, apunta.
Arca de Noé, un premio
Precisamente, Cesáreo Sáiz-Jiménez ha participado en el proyecto europeo Arca de Noé, en donde científicos del Viejo Continente han realizado una proyección temporal del deterioro del patrimonio cultural en los países de la Unión, en función del cambio climático.
Este proyecto ha sido premiado recientemente por la Unión Europea y la organización Europa Nostra con el Gran Premio 2009 en la categoría de Investigación. Sáiz-Jiménez, cree que la proyección de biodeterioro para los conjuntos analizados en Andalucía (Baelo Claudia, Carmona e Itálica) es mínima. "Analizando los modelos de predicción de aumento de temperatura para 2080, hasta unos cinco grados por encima de la media actual, podemos decir que estas oscilaciones van a afectar poco a estos monumentos", aclara. "No será igual en el norte de Europa que en Andalucía", apostilla el científico.
Para el investigador, los datos recabados hasta la fecha apuntan a que el cambio climático provocará una merma en el número de especies de líquenes, que colonizan los monumentos, en función de la ubicación geográfica. Por ejemplo, en Andalucía "se verá reducido porque las condiciones climáticas serán más adversas que en Escandinavia o Alemania". "No obstante, no esperamos grandes cambios en la comunidades fototróficas del Sur de Europa y nuestra región, ya que son tradicionalmente comunidades xerofíticas, adaptadas a la aridez y escasez de agua".
Para ilustrar este ejemplo, Sáiz-Jiménez se hace una pregunta. "¿Por qué se conservan tan bien las pirámides". La respuesta es "porque no hay agua". "Un bloque utilizado en su construcción tarda 1.000 años en perder unos 10 centímetros de superficie, mientras que en Europa este grado de erosión se consigue con 50 años".
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