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El estudio se ha presentado en la 39ª reunión de la Sociedad Americana de Neurociencia

Dos estructuras cerebrales son clave para el equilibrio emocional en situaciones amenazantes

Investigadores de la Universidad de Georgetown (EE UU) han descubierto que una región primitiva del cerebro, el colículo superior, provoca conductas defensivas como un sobresalto exagerado, hipervigilancia, acobardamiento y huida. Los resultados de su trabajo muestran también que la interacción de esta estructura con la amígdala podría suponer un avance en el tratamiento de los trastornos de ansiedad.

Dos estructuras cerebrales, la amígdala (la zona sombreada en la imagen) y el colículo superior, interactúan para modular las conductas emocionales y sociales. Foto: Wikimedia.

La activación de las capas más profundas del colículo superior (DLSC, por sus siglas en inglés), regula las respuestas emocionales a situaciones amenazantes. Un nuevo estudio que se ha presentado hoy en la 39ª reunión anual de la Sociedad Americana de Neurociencia muestra que una activación prolongada de este sistema de defensa podría producir trastornos emocionales.

“Además de provocar conductas defensivas, la activación de las DLSC puede causar una disminución de las interacciones sociales de afiliación”, afirman los autores de este artículo, todos investigadores de la Universidad de Georgetown (EE UU).

Esta región, responsable del control senso-motriz, parece trabajar en conjunción con la amígdala para regular la conducta social y emocional. Antes se creía que las interacciones sociales estaban dominadas por esta última estructura, una región que trabaja en estrecha colaboración con estructuras ejecutivas de niveles más altos para regular los procesos emocionales.

“Estos resultados sugieren que la amígdala y las DLSC interactúan para modular las conductas emocionales y sociales, de forma directa o indirecta, en el cerebro. Comprender la interacción funcional entre estas dos estructuras podría revelar nuevos blancos para la intervención terapéutica en el trastorno de estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad”, explica Ashley Decker, primer autor del estudio.

Los investigadores decidieron probar a activar las DLSC e inhibir de manera simultánea la amígdala, ya que pensaban que no existía información sobre las posibles interacciones entre ambas en la regulación de las respuestas sociales y emocionales. Con ello, descubrieron que las manipulaciones cancelaban la función de las estructuras entre sí.

Agnès Gruart, investigadora en la División de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, explica a SINC la importancia de este estudio. "Para realizar conductas complejas se requiere la actividad de estructuras nerviosas que están conectadas formando circuitos. Conocer qué estructuras forman parte de cada circuito y su función va a permitir, a largo plazo, diseñar tratamientos más adecuados para disfunciones conductuales (enfermedades neurodegenerativas, estados depresivos, conducta antisocial, etc.)”.

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Referencia bibliográfica:
A. L. Decker, A. L. Holmes, M. Niedringhaus, C. L. Wallenta, K. Gale, L. Malkova. “Interaction between the primate deep layers of superior colliculus and the amygdala: Effects on social behaviour”. Estudio presentado en la 39ª reunión anual de la Sociedad Americana de Neurociencia.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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