El 69% de los pacientes urológicos que pasan por quirófano presentan hipotermia

María Flor ejerce como enfermera de quirófano y, en sus muchos años de experiencia en el Hospital de Nuestra Señora de Sonsoles de Ávila, comprobó cómo desde que un paciente sale de su habitación en planta para ser operado hasta que regresa una vez intervenido, sufre en muchas ocasiones hipotermia, entendiendo como tal el descenso no intencionado de la temperatura corporal por debajo de los 35 grados. Y eso, a la larga, ralentiza el proceso de recuperación. De hecho, según comprobó la enfermera abulense, puede llegar a producir arritmias, escalofríos que aumentan el dolor, retraso en la cicatrización y aumento del riesgo de infección.

Para llegar a estas conclusiones, María Flor recopiló los datos de la temperatura de los pacientes durante todo el proceso quirúrgico durante tres meses. Y es que aunque la operación es el momento más importante de ese día, el paciente, como recalca la enfermera, también pasa por el hospital con una única sábana, y espera durante quince minutos antes de entrar al quirófano donde, a pesar de que la temperatura ambiente suele estar entre los 22 y los 24 grados, se producen otros factores que conducen a la hipotermia, como la anestesia, la inmovilidad, la aplicación de sustancias para desinfectar o los propios nervios del paciente.

Según explica esta enfermera, su estudio partía de un doble objetivo: averiguar el índice de hipotermia y ver qué pueden hacer los profesionales de la enfermería para combatirla. Así, según ella, siempre que los pacientes manifiesten frío hay que procurar cubrirlos con una manta de aire caliente, así como intentar que estén esperando el menor tiempo posible y que la temperatura del quirófano esté a la temperatura adecuada.

Corrigiendo estas actuaciones, asegura María Flor que el cien por cien de los pacientes a los que se les puso una manta no sufrieron hipotermia, lo que contribuyó a su recuperación.