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El Océano Antártico profundo se enfría

El Océano Antártico profundo está enfriándose, lo que podría estimular la circulación de las masas de agua oceánicas. Estos son los resultados obtenidos por la expedición Polarstern del Instituto Alfred Wegener de Estudios Polares y Marinos de la Helmholtz Association, que acaba de finalizar en Punta Arenas (Chile). Las imágenes de satélite tomadas durante el verano antártico muestran la mayor extensión de hielo marino jamás registrada.

Bajo la dirección del Doctor Eberhard Fahrbach, oceanógrafo del Instituto Alfred Wegener, 58 científicos de diez países diferentes embarcaron en el buque de investigación polar Polarstern, que recorrió el Océano Antártico del 6 de febrero al 16 de abril de 2008. La expedición Polarstern ANT-XXIV/3 se dedicó a examinar la circulación oceánica y los ciclos de materiales oceánicos que dependen de la misma. Los temas principales fueron los proyectos CASO (Clima del Antártico y del Océano Antártico) y GEOTRACES, dos de los principales proyectos del Año Polar Internacional 2007/08.

El equipo de investigadores estudió las corrientes oceánicas, así como la distribución de temperatura y el contenido de sal y substancias de traza en las aguas del Océano Antártico. “Queríamos investigar la función del Océano Antártico en el clima pasado, actual y futuro”, apunta el investigador jefe Fahrbach.

Los flujos de agua descendentes del Océano Antártico forman parte del cambio que se está produciendo en esta región y juegan un papel esencial en el clima de la tierra. “Si bien el último verano ártico fue el más cálido registrado hasta la fecha, en el Antártico tuvimos un verano frío y observamos la máxima extensión de hielo marino. El resultado de la expedición constituirá las bases para comprender los cambios opuestos que se están produciendo en el Ártico y en el Antártico”, añade Fahrbach.

En el marco del proyecto GEOTRACES, los científicos encontraron las concentraciones de hierro más bajas hasta ahora halladas en el océano. Debido a que el hierro es un elemento esencial para el crecimiento de las algas, y éstas asimilan el CO2 de la atmósfera, la concentración de hierro es un parámetro importante en la manera en la que los océanos actúan como sumidero de carbono.

Dificultad para obtener datos

Como los cambios en los océanos únicamente se hacen detectables después de varios años y presentan asimismo diferencias espaciales, los datos recopilados durante las expediciones Polarstern no son suficientes para discernir los cambios a largo plazo. La falta de datos sólo puede cubrirse con la ayuda de sistemas de observación autónomos, anclados en el fondo marino o flotando a la deriva. Éstos podrían proporcionar datos oceánicos durante varios años.

“Como aportación al Sistema de Observación del Océano Antártico, desplegamos, en cooperación internacional, 18 estaciones de observación fondeadas, y recuperamos 20. Con un total de 65 sistemas flotantes capaces de recoger datos bajo el hielo marino y de permanecer activos hasta cinco años, construimos una amplia y exclusiva red de medida”, declara Fahrbach. En los próximos años se utilizarán boyas instrumentadas autónomas para determinar si el frío del verano antártico induce una nueva tendencia, o si ha sido únicamente una pequeña desviación.

Con el fin de atraer el interés del público sobre las ciencias y la investigación, en especial a los jóvenes, y sensibilizar acerca de los procesos ambientales, el equipo embarcado en el Polarstern incluyó además dos profesores. Ambos desempeñaron un papel activo en los trabajos de investigación, y comunicaron sus experiencias a sus alumnos, a sus colegas y a los medios de comunicación. “Esta expedición ha dejado en nosotros una huella imborrable, podremos transmitir a los alumnos una imagen apasionante de las regiones polares y su impacto en toda la tierra”, aseguran Charlotte Lohse, profesora del centro Heisenberg-Gymnasium de Hamburgo, y Stefan Theisen, de la Free Waldorf School de Kiel.

Fuente: Instituto Alfred Wegener de Estudios Polares
Derechos: Creative Commons
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