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Una investigación realizada en Bristol (Reino Unido) revela que beber entre tres y siete vasos de alcohol a la semana durante el embarazo no parece tener efectos –ni perjudiciales, ni beneficiosos– en el desarrollo neurológico del bebé. Aunque el estudio detectó un aparente efecto positivo, los investigadores lo atribuyen la mejor posición social de las embarazadas que beben con moderación.
Un estudio realizado a 6.915 niños de diez años ha revelado que aquellos cuyas madres habían bebido alcohol de forma moderada –entre tres y siete vasos a la semana– durante el embarazo obtenían mejores resultados en pruebas indicadoras de desarrollo neuronal.
De estos resultados, los investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) responsables del trabajo deducen que el consumo moderado no tiene efectos negativos sobre el desarrollo del feto.
Sin embargo, los científicos tampoco atribuyen los buenos resultados de la descendencia a la ingesta de alcohol de las madres durante su gestación, sino a otros factores consecuencia de una mejor posición socioeconómica. El trabajo identificó que las mujeres que bebieron de forma controlada gozaban de una mejor posición social.
“El consumo moderado de alcohol durante el embarazo no parece dañar el desarrollo del equilibrio normal en los niños [un indicador del desarrollo neuronal], pero tampoco tener efectos beneficiosos”, indica a SINC John MacLeod, autor principal del estudio, que ha sido publicado hoy en el British Medical Journal.
MacLeod advierte contra el posible mensaje engañoso que podría derivarse al malinterpretar este tipo de estudios: “Las mujeres embarazadas deben ser escépticas si oyen decir en los medios que, según los científicos, beber un poco de alcohol es bueno para el feto”.
El investigador remarca que el consumo en altas cantidades es claramente dañino para el desarrollo normal del cerebro del niño, y destaca que “la manera más segura de evitar cualquier sutil efecto negativo es no beber alcohol mientras se está embarazada”.
El equilibrio, reflejo de un buen desarrollo neuronal
Los científicos analizaron el equilibrio de los niños cuyas madres habían bebido alcohol en exceso (más de cuatro vasos por día), de forma moderada (entre tres y siete vasos a la semana) o habían evitado el consumo totalmente. Los hijos de las mujeres que habían bebido moderadamente tenían mejor equilibrio, lo que indica que habían tenido un desarrollo neuronal adecuado.
Las madres con una mejor posición social y de mayor edad dijeron haber bebido las mayores cantidades de alcohol de forma moderada pero continuada, mientras que aquellas que habían tenido borracheras y las que habían evitado el alcohol de forma absoluta estaban en peores condiciones socioeconómicas y eran más jóvenes.
Esto ha llevado a los investigadores a sugerir que no hay una relación causal entre el buen equilibrio de algunos niños y el consumo de alcohol de sus madres, sino que es reflejo de otros factores relacionados con la posición social.
El estudio también encontró una relación entre el consumo de alcohol de forma moderada antes, durante y después del embarazo por parte del padre. “Un consumo por parte de los padres con el mismo resultado aparente que el de las madres nos inclina a pensar que estos efectos no son causales” explica MacLeod.
Además, los investigadores analizaron la relación entre la presencia de un gen que se ha asociado a el bajo consumo de alcohol y los resultados del test realizado a los niños. La relación detectada fue muy débil, lo que de nuevo refuerza la hipótesis de los autores del estudio.
Referencia bibliográfica:
Rachel Humphriss, Amanda Hall, Margaret May, Luisa Zuccolo, John Macleod. “Prenatal alcohol exposure and childhood balance ability: findings from a UK birth cohort study”. British Medical Journal doi: 10.1136/bmjopen-2013-002718