No se trata de un acontecimiento astronómico insólito, tan solo un plenilunio más de los que ocurren cada mes. Para César González, divulgador del Planetario de Madrid, su peculiaridad se debe a su nombre, ya que los indígenas americanos la llamaban así por la recolección de fresas en este momento del año.
La luna de fresa, prevista para la noche del 11 de junio, es un evento astronómico normal que ocurre, como cualquier luna llena, cuando este satélite puede observarse de forma completa en el cielo nocturno. No es rosa, ni tampoco distinta: solo tiene un nombre heredado de la tradición nativo-americana por ser una época de recolección de frutas silvestres.
Según afirma a SINC el divulgador de Astronomía del Planetario de Madrid, César González, “es una luna llena normal y corriente. Lo único que la hace especial es su nombre que se relaciona con aspectos terrenales de una cultura”.
Es una luna llena normal y corriente. Lo único que la hace especial es su nombre que se relaciona con aspectos terrenales de una cultura”
Esta misma asociación ocurre en otras ocasiones durante el año. Un ejemplo más es la luna llena de enero, llamada ‘luna del lobo’ porque los aullidos de estos animales se escuchaban con más facilidad en estas frías noches, según cuenta el astrónomo.
Asimismo, la posibilidad de que adopte un tono rosáceo es remota. “La luna no sufrirá ningún cambio, ni se verá de un color distinto”, asegura González.
De hecho, para que se viera rosa desde la Tierra, el experto dice que deberían producirse grandes erupciones volcánicas que emitieran gases y polvo a la atmósfera, o darse también un eclipse lunar. Algo que para la noche del 11 de junio no se tiene previsto.
No obstante, a las 21 horas y 44 minutos la luna entrará en fase de plenilunio entre las estrellas de la constelación de Ofiuco, señala. En este momento, tanto el satélite, como la Tierra y el Sol se alinearán en un ángulo de 180 grados, lo que hará visible la cara completa de la luna.
En realidad, la Luna no cambia de tamaño en época estival, simplemente se encuentra más cerca del horizonte sur. Durante el verano se observa el Sol muy arriba durante el día, mientras que el satélite, por la noche, alcanza una posición cercana al horizonte.
Eso sí, “no es que sea más grande, tu cerebro te engaña y te hace pensar eso. El tamaño de la luna es siempre el mismo”, asegura el científico.