No se trata de un acontecimiento astronómico insólito, tan solo un plenilunio más de los que ocurren cada mes. Para César González, divulgador del Planetario de Madrid, su peculiaridad se debe a su nombre, ya que los indígenas americanos la llamaban así por la recolección de fresas en este momento del año.
Un equipo de investigadores ha desarrollado una espuma biodegradable que funciona como aislante térmico, sin necesidad de añadidos tóxicos. Combina un compuesto proveniente de las algas con un material conductor similar al grafeno.
Un estudio explica que estos grandes herbívoros digerían los alimentos gracias a una robusta microbiota y que su sustento lo obtenían de plantas procedentes a varios niveles por encima del suelo. El hallazgo confirma que se alimentaban exclusivamente de especies vegetales y que se adaptaban muy bien a los cambios de la flora.