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Hacia una colección mundial de germoplasma de azafrán y especies afines

Bajo el título de CROCUSBANK (Genetic Resources of Saffron and Allies), este proyecto de investigación ha empezado a crear y caracterizar una colección mundial de germoplasma de especies de Crocus. Este trabajo garantizará la conservación y estudio de los recursos genéticos mundiales.

A pesar de su larga historia y del aprecio del consumidor, durante las últimas décadas se ha producido una disminución drástica del cultivo del azafrán en los países europeos, convirtiéndose, en muchos casos, en un cultivo reliquia. En otros casos, ha llegado incluso a desaparecer, como en Alemania o Gran Bretaña.

La causa de esta reducción reside en la escasa innovación tecnológica desarrollada, pues su recolección y monda continúa realizándose como en la Edad Media. Según los expertos que están trabajando en la creación de una colección mundial de germoplasma de azafran, la drástica reducción de la superficie cultivada en Europa puede haber conducido a una fuerte erosión genética.

Con la finalidad de parar e incluso revertir esta situación, este equipo multidisciplinar de investigadores europeos y de Egipto está trabajando en la conservación de Crocus sativus y especies silvestres relacionadas. Entre los socios del proyecto se encuentra el Departamento de Biología Vegetal de la Universidad Politécnica de Valencia. La coordinadora del proyecto es la Universidad de Castilla-La Mancha.

“El azafrán es un cultivo antiguo que forma parte del legado agrícola europeo. Su cultivo actual en Europa es muy reducido, pero se ajusta perfectamente a las prioridades de la Política Agrícola Europea (PAC) por sus escasas necesidades hídricas y bajo impacto ambiental. Se trata, además, de un cultivo de alto valor, muy ligado a tradiciones locales que favorece el mantenimiento de las comunidades en el medio rural”, señala Rosa V. Molina, coordinadora del equipo de trabajo, en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), donde se elaborará una línea de descriptores para la caracterización del género Crocus.

De la recolección a la caracterización

Además del trabajo desarrollado desde los laboratorios de la UPV, el proyecto se ha articulado en torno a otras seis fases de actuación, entre ellas: la recolección de cormos de azafrán en zonas de cultivo comercial y en zonas relícticas; la recolección de semillas y cormos de otras especies de Crocus en poblaciones silvestres, jardines botánicos y viveros; y la multiplicación, conservación y manejo del material vegetal recolectado. La fase central del proyecto consiste en un pormenorizado trabajo de caracterización y evaluación del material recolectado desde el punto de vista morfológico, fenológico, agronómico, bioquímico, molecular y citológico.

Hasta la fecha se han colectado más de 180 accesiones diferentes de azafrán y, aproximadamente, 219 accesiones de especies silvestres. Asimismo, se ha definido una lista preliminar de descriptores que no existía en este género y se han caracterizado más de 50 accesiones de azafrán y más de 30 accesiones de especies silvestres para caracteres morfológicos, fenológicos y agronómicos. “Tiene gran interés la existencia de diferencias entre accesiones que podrían ser de origen genético. Asimismo, podrían existir diferencias bioquímicas entre azafranes de distinto origen geográfico”, señala Rosa V. Molina.

Sobre el azafrán

El azafrán es una planta de floración otoñal, apreciada por sus largos estigmas de color rojo que con el tostado adquieren sabor amargo y desarrollan un aroma intenso. Se utiliza para dar color, aromatizar y dar sabor a los alimentos.

Se cree que fue uno de los primeros condimentos utilizados por el ser humano; de hecho, estudios históricos y arqueológicos indican que la domesticación del azafrán se remonta a 2000-1500 años A.C. y se sitúa en Creta.

Los registros históricos que detallan el uso del azafrán se remontan al antiguo Egipto, a Grecia y Roma. Se cita en el Tratado de Agricultura de Columela, y se cree, aunque sin pruebas fehacientes, que su empleo alcanza un máximo en la Península Ibérica durante el dominio musulmán. Durante la Edad Media, se extiende por el resto de Europa gracias a los cruzados y se instala en Suiza, Francia e Italia, llegando a Gran Bretaña en el siglo XIV. Hacia el Este, el cultivo se conserva por las diversas civilizaciones de Irán, Azerbayán y Cachemira. Se exportó a China en el S. XIII y, a principios del XVII, a Japón.

Aunque el azafrán tiene un amplio uso para condimentar las comidas, también hay una larga tradición del uso del azafrán como medicina en muchas culturas. Se ha utilizado como droga para tratar el asma, los espasmos bronquiales, desórdenes cardiovasculares o molestias estomacales. También se ha empleado como abortivo y en enfermedades relacionadas con la piel.

En los últimos años, el conocimiento del uso tradicional del azafrán ha atraído el interés de los científicos hacia esta especie buscando su uso en medicina. Así, estudios desarrollados en la última década, señalan su efecto positivo sobre pacientes con enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas que van acompañadas de deterioro de la memoria, depresiones leves, asma alérgica y soriasis. Asimismo, hay un interés creciente en sus propiedades anticancerígenas y aplicaciones contra tumores.

Por otro lado, actualmente son necesarios cerca de 25 jornales para la recolección y monda de cada kilo de azafrán, lo que implica la manipulación de unas 120.000 -150.000 flores. Además, alrededor del 35% de las flores abren en el plazo de 2-3 días, lo que conlleva una exigencia muy elevada y puntual de mano de obra.

Irán abastece al mundo

El coste elevado de la mano de obra y la imposibilidad de encontrarla en la cantidad necesaria han hecho inviable el cultivo en los países de mayor desarrollo económico durante los últimos años, y se cree que más del 80% del azafrán que se consume hoy en día en el mundo es producido en Irán.

En este país prevalece la explotación agrícola familiar de pequeña superficie y con bajos costes salariales. Como hecho ilustrativo, en los años 60 se cultivaban en España, líder mundial con la mayor producción de azafrán en sus áreas de La Mancha y Teruel, 6.000 has, y en Irán 3.000. En la actualidad, la superficie cultivada en España es de menos de 200 has y cerca de 50.000 en Irán. No obstante, hay que señalar que en los últimos dos años, y debido al incremento de precio del azafrán Iraní, se ha despertado el interés de este cultivo en los países europeos.

Fuente: UPV
Derechos: Creative Commons
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