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Investigadores diseñan un sistema que permite aprovechar el potencial energético contenido en las corrientes marinas

Un equipo de investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) está evaluando el potencial energético que contienen las corrientes marinas de las costas gallegas y su impacto ambiental. La finalidad es diseñar un sistema que permita su aprovechamiento como fuente de energía alternativa

El responsable del proyecto es el catedrático de Ingeniería Química Manuel Bao Iglesias, coordinador del Grupo de Ecoeficiencia de la Universidad de Santiago. El investigador manifiesta que, frente al aprovechamiento de la energía procedente de las mareas o de las olas, por el momento no se ha avanzado mucho en lo relativo a las corrientes marinas como fuente energética, a pesar de que tienen un “enorme potencial”.

El catedrático explica que en el aire las velocidades de entre 4 y 5 metros por segundo ya son útiles para producir aerogeneradores. Sin embargo, en el agua estas velocidades son más bajas, aunque la densidad del agua es mucho más elevada, de ahí su potencial.

Los investigadores estudian qué tipo de equipos sUSCon los más apropiados para no interrumpir la navegación de las embarcaciones

El coordinador del estudio indica que en este proyecto el primer paso es definir el mapa de las corrientes de marea que existen en la costa gallega, que se hará en colaboración con el grupo de Meteogalicia, dirigido por el profesor Vicente Pérez Muñuzuri. Y, una vez identificadas las corrientes, se trata de saber qué modalidad de equipos se pueden utilizar en cada caso, además de las exigencias que impone el tipo de suelo que se encuentra debajo del agua y en el que habrá que anclar parte de la instalación.

En este caso, a diferencia de los aerogeneradores, los equipos para el aprovechamiento y transmisión de la energía procedente de las corrientes marinas van siempre debajo del agua. Por tanto, es necesario tener en cuenta que el sistema que se instale no afecte a la navegación. En esta línea, los investigadores de la USC están estudiando cómo se fijarían los equipos en el fondo marino, ya que el contacto con el agua implica problemas de restricción de materiales.

España tiene una dependencia energética del exterior del 90%, de ahí la importancia de buscar fuentes de energía alternativas

Según los datos aportados por los expertos, el abastecimiento energético de Europa depende en un 80% del exterior. En España esta dependencia alcanza el 90%. “Además, es necesario tener en cuenta que la tendencia es a incrementar el consumo, por lo que tenemos que recurrir a toda forma de energía que podamos generar dentro” -declara Manuel Bao-. En esta línea, el investigador hace referencia a la energía eólica en todas sus variantes, incluida la denominada minieólica, en la que se emplean equipos pequeños y que no se está utilizando. También se refiere a la minihidráulica, a la solar térmica para la producción de electricidad, a la energía procedente de las olas y de las mareas, además de la generada por las corrientes marinas, e incluso la nuclear.

“Nos estamos jugando nuestro futuro. Con las necesidades que tenemos, nuestra obligación es apoyar todas las fuentes de energía alternativas” -afirma el investigador de la USC-. Así, recuerda que en Galicia no existen eólicos en el mar ni se están aprovechando las potencialidades que ofrecen las corrientes marinas. Frente a esta situación, manifiesta que “en el mar no hay problemas de propiedad, ni de ruidos… incluso se podrían aprovechar las instalaciones para situar plantas de acuicultura”.

Se empleará una turbina de nuevo diseño ideada por Gamesa

El equipo da Universidad de Santiago colabora en este proyecto con la empresa Gamesa, uno de los principales fabricantes de aerogeneradores del mundo y líder nacional en la fabricación, venta e instalación de turbinas eólicas. La empresa proporcionará una turbina de nuevo diseño que irá bajo el agua para el aprovechamiento energético de las corrientes marinas. Según las previsiones de los ingenieros de la USC, la turbina iría a diez metros de profundidad para no entorpecer la navegación. El investigador recuerda que se puede anclar hasta 40 metros de profundidad, y a más distancia los equipos ya tendrían que ir a flote.

El profesor Manuel Bao Iglesias apunta que “el hecho de colocar plataformas en el mar es más positivo porque los vientos son más fuertes que en tierra firme”. Y manifiesta que “este proyecto representa un pequeño paso para ser capaces de generar toda la energía que consumimos en nuestro país, en el camino hacia un mayor desarrollo”.

Fuente: USC
Derechos: Creative Commons
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