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La acidificación del Atlántico ha aumentado en las últimas dos décadas

El Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo lidera el primer estudio a largo plazo sobre los cambios de los valores medios de variación de pH en el océano Atlántico, desde 1993 hasta 2013. Durante estas dos décadas, se ha observado una acidificación en todas sus masas de agua, presentando los mayores valores en profundidades por encima de 1.000 metros y los menores en aguas profundas.

De los resultados destaca que la absorción de CO2 y la correspondiente disminución de pH en este océano está siendo mayor en aguas subsuperficiales e intermedias ,con un máximo descenso de pH en el Sur / Pixabay

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha determinado por primera vez, con la colaboración de entidades nacionales e internacionales, la evolución de la acidificación del océano Atlántico en su zona norte, sur y ecuatorial y por masas de agua durante las dos últimas décadas (1993-2013).

“En 2004 se observó que la mayor acumulación de CO2 antropogénico se sitúa en el océano Atlántico, siendo menor en los océanos Índico y Pacífico", apunta Aida Fernández Ríos

Entre los resultados destaca que la absorción de CO2 y la correspondiente disminución de pH en este océano –procesos que dan lugar a la acidificación– está siendo mayor en aguas subsuperficiales e intermedias con un máximo descenso de pH en el sur.

“Diversos estudios científicos han confirmado que el mar absorbe una parte significativa del dióxido de carbono (CO2) de las actividades humanas, lo que modera el ritmo del cambio climático pero también provoca cambios en la química del océano, disminuyendo el pH por la disolución adicional de CO2 en agua desde la atmósfera. Este proceso, conocido como acidificación oceánica, es objeto de interés y estudio por parte de la comunidad científica debido a su impacto en organismos con caparazón o esqueleto calcáreo”, explica Aida Fernández Ríos, profesora de investigación del CSIC.

“En 2004 se observó que la mayor acumulación de CO2 antropogénico se situaba en el océano Atlántico, siendo menor en los océanos Índico y Pacífico. En este contexto, nos propusimos, por una parte, determinar la evolución de la concentración de CO2 antropogénico en el Atlántico en las dos últimas décadas y establecer en qué zonas (norte, sur, ecuatorial) y en qué capas (subsuperficial, intermedia, profunda) de las masas de agua se da una mayor disminución del pH”, explica la experta.

La investigación, liderada desde Galicia a través del Grupo de Oceanología del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM), se realizó en el marco de los proyectos de investigación CATARINA, financiado por el Plan Nacional, y CARBOCHANGE, financiado por el Programa Marco de la Unión Europea. Estos proyectos contaron con la participación de las universidades de California, Vigo, Bremen y la National Oceanographic and Atmospheric Administration (NOAA).

Campañas oceanográficas

Para alcanzar estos objetivos los científicos muestrearon y tomaron datos durante tres campañas realizadas a bordo de los buques oceanográficos Malcolm Baldrige, Maurice Ewing y Hespérides.

“Estos cambios en la química del agua del mar tendrán efectos nocivos a corto, medio y largo plazo en especies marinas calcáreas", dice Fernández Ríos

“Para obtener los cambios del pH y del carbono antropogénico y de las otras variables utilizadas, los datos de las dos primeras campañas se llevaron a la posición y profundidad de las estaciones muestreadas en la última, usando una interpolación por triangulación. Finalmente, se obtuvo una base global con la misma cuadrícula para los dos períodos y las variaciones se estimaron directamente por diferencia. Los cambios de pH fueron separados en sus componentes asociados con el aumento de carbono antropogénico y con los causados por la actividad biológica. Los resultados se compararon con las salidas de un modelo climático del Instituto Pierre Simon Laplace”, señala Fernández Ríos.

“Las observaciones y los modelos mostraron que la captación de CO2 antropogénico ha sido el principal contribuyente a la acidificación del Océano Atlántico en las capas subsuperficiales que representa tasas entre -0,0015 y -0.0020 unidades de pH por año, mientras que en contraste las fuentes antropogénicas y naturales contribuyeron de igual manera a la acidificación de las aguas intermedias hasta 2000 m, y que los fenómenos a gran escala oceánica controlan la tasa de la acidificación y la partición entre los componentes naturales y antropogénicos”, indica la científica del CSIC.

Según la investigadora, los cambios que se están dando en la química del agua del mar tendrán efectos nocivos a corto, medio y largo plazo en especies marinas calcáreas y producirán cambios en la biodiversidad de los ecosistemas.

Por ello, y teniendo en cuenta que la comunidad científica está preparada para profundizar en el estudio de la acidificación desde un punto de vista interdisciplinar, "conviene seguir prestando atención a esta línea de investigación y ofrecer resultados que sirvan para tomar medidas para mitigar los impactos en los cambios climáticos futuros”, destaca Fernández Ríos.

Referencia bibliográfica:

Aida F. Ríos, Laura Resplandy, Maribel I. García-Ibáñez, Noelia M. Fajar, Anton Velo, Xose A. Padin. "Rik Wanninkhof, Reiner Steinfeldt, Gabriel Rosón, Fiz F. Pérez. 2015. Decadal acidification in the wáter masses of the Atlantic Ocean". PNAS, 112 (32), 9950–9955, doi: 10.1073/pnas.1504613112.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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