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El estudio inicia una serie en ‘Molecular Plant Pathology’

La interacción entre los cítricos y el virus de la tristeza será la clave para evitar los daños de este patógeno

Han pasado 15 años desde que comenzó el estudio de las características moleculares y la variabilidad genética del Virus de la Tristeza de los Cítricos (CTV) para comprender las interacciones que existen entre este patógeno y los cítricos. Ahora, un equipo del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias revela cómo esta enfermedad, que ha generado la muerte de casi 100 millones de árboles en el mundo, ha cambiado el rumbo de la industria.

Colapso de un naranjo dulce injertado sobre patrón naranjo amargo inducido por el virus de la tristeza de los cítricos. Foto: Pedro Moreno.

El cultivo de los cítricos, uno de los más importantes del planeta, con más de 7 millones de hectáreas cultivadas y cerca de 105 millones de toneladas de fruta producida, vive desde hace más de 75 años con uno de sus peores enemigos: el Virus de la Tristeza de los Cítricos (CTV). Caracterizado por producir un decaimiento vegetativo de los cítricos, que afecta directamente a la producción de frutos, el virus se ha extendido, ha cambiado genéticamente y ha puesto en peligro las zonas donde los cítricos se cultivan en mayores cantidades, entre ellas, la cuenca mediterránea.

Dado el interés que suscita la lucha contra estos patógenos en las plantas, la revista Molecular Plant Pathology ha iniciado en su último número una serie de estudios dedicados a enfermedades de plantas que han cambiado el mundo, en este caso, el curso de la industria cítrica. “El trabajo es una revisión de los avances que se han producido en los últimos años en el conocimiento y control del CTV”, señala a SINC su autor principal, Pedro Moreno.

Según Moreno, que trabaja en el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, el esfuerzo investigador ha sido inmenso en distintos países “para conocer el agente causante de la ‘tristeza’, desarrollar métodos de diagnóstico rápidos y fiables, estudiar su epidemiología y variabilidad genética, comprender las interacciones de CTV con la planta huésped y establecer estrategias apropiadas para el control de sus efectos”.

Desde hace unos 15 años, estos procesos han mejorado “significativamente” la comprensión del modus operandi del virus. Sin embargo, las soluciones siguen siendo difíciles de localizar, sobre todo, por la falta de conocimiento sobre las interacciones entre el virus, las plantas huésped y los vectores. El trabajo indica que es necesario un análisis más profundo de estos aspectos antes de implantar medidas de control basadas en el uso de la resistencia genética.

Asimismo, Moreno destaca en el estudio que los sistemas genéticos efectivos basados en las técnicas de agroinoculación “deben desarrollarse completamente para probar los efectos de las modificaciones genéticas del virus en sus características biológicas”. De este modo, la identificación de los determinantes genéticos para los distintos síndromes de la enfermedad es, según el científico, clave para identificar las cepas del virus potencialmente más peligrosas y limitar su dispersión.

Cómo se propagó el virus

El investigador señala a SINC que el cultivo comercial de los cítricos se efectúa propagando yemas de la variedad deseada sobre un patrón de semilla que se adapte bien a los suelos de cultivo e induzca buena producción y calidad de la fruta. Por sus cualidades agronómicas y su adaptación a los suelos, el naranjo amargo se convirtió a principios del siglo XX en el patrón universal para los cultivos de los cítricos, gracias a su alta resistencia a hongos del género Phytophthora que provocó epidemias en el siglo XIX.

La utilización del naranjo amargo fue la base para el desarrollo de la citricultura. No obstante, los naranjos, mandarinos o pomelos que se propagaron sobre el naranjo amargo son sensibles al CTV al sufrir una reacción incompatible con el naranjo amargo. La propagación a otros países de esas yemas infectadas y la dispersión local del virus mediante diferentes especies de pulgones han originado epidemias que han generado la muerte de casi 100 millones de árboles en el mundo.

Debido a las pérdidas económicas y productivas que este virus ha generado, la industria cítrica ha tenido que utilizar patrones más tolerantes al decaimiento, pero menos adecuados que el naranjo amargo. “Será preciso desarrollar nuevos avances en el futuro para convivir con este patógeno minimizando las pérdidas económicas”, concluye Moreno.

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Referencia bibliográfica

Moreno P., Ambros S., Albiach-Marti M.R., Guerri J., Pena L. “Plant diseases that changed the world - Citrus tristeza virus : a pathogen that changed the course of the citrus industry” Molecular Plant Pathology 9(2): 251-268 MAR 2008

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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