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Debido a la difícil manipulación de estos animales y a que producen escasas lágrimas, pocos equipos científicos se habían adentrado en el estudio de su composición. Un nuevo trabajo revela ahora que esta secreción es muy similar a la de las personas, pero cuenta con estructuras diferentes que podrían ayudar a mejorar los tratamientos oftalmológicos.
Las lágrimas desempeñan un papel importante en el mantenimiento de una vista sana en todas las especies, pero su estudio en ciertos animales no es tarea fácil. Estos fluidos complejos presentan diferentes concentraciones de componentes bioquímicos que resultan de la adaptación de los diferentes animales a sus entornos.
Hasta ahora, un equipo de científicos brasileños había logrado analizar la composición de estos fluidos en otros mamíferos como perros, caballos, monos o camellos, sin embargo, en otros animales, su recolección había sido compleja. Aves y reptiles requieren una manipulación especial, además de estar sanos.
En un nuevo trabajo, publicado en la revista Frontiers in Veterinary Science, el mismo equipo de investigación, liderado por Arianne P. Oriá, de la Universidad Federal de Bahía en Salvador (Brasil) ha conseguido extraer las secreciones a siete especies de reptiles y aves cautivas como mascotas, o pertenecientes a programas de conservación. Guacamayos, halcones, búhos y un tipo de loro, así como tortugas, caimanes y tortugas marinas se suman a esta exclusiva lista de animales.
“Descubrir cómo las lágrimas son capaces de mantener la homeostasis ocular, incluso en diferentes especies y condiciones ambientales, es crucial para comprender los procesos de evolución y adaptación, y es esencial para el descubrimiento de nuevas moléculas para fármacos oftálmicos”, relata Oriá.
Los resultados muestran que estos fluidos en aves y reptiles no son tan diferentes de las humanas, es decir, que muestran similitudes en su equilibrio iónico, sobre todo en el gradiente de electrolitos lagrimales (componentes de este fluido) como el sodio y cloruro cuando se compararon con las lágrimas humanas.
“Aunque las aves y los reptiles tienen diferentes estructuras que se encargan de la producción de lágrimas, algunos electrolitos están presentes en concentraciones similares a las que se encuentran en los humanos”, explica la investigadora. “Pero las estructuras cristalinas están organizadas de diferentes formas para garantizar la salud de los ojos y el equilibrio con los distintos ambientes”, continúa.
Recogida de lágrimas de la amazona frentiazul, un ave que habita en Sudamérica. / Arianne P. Oriá
Después de medir la composición bioquímica de estos fluidos, los autores observaron diferencias en los cristales que se formaron cuando se secó el líquido lagrimal. Estos mostraron más variación en comparación con las lágrimas de los diez voluntarios humanos que participaron en el estudio.
“La cristalización se deriva de los electrolitos que forman el líquido lagrimal y de la migración de macromoléculas y proteínas a los bordes de los cristales en los seres humanos”, apunta a SINC Oriá, a quien le sorprendieron los cristales de las lágrimas de tortuga marina y caimán. “Fueron particularmente únicos, probablemente como una adaptación a sus ambientes acuáticos”, recalca.
Gracias a este patrón de cristalización, los investigadores podrían descubrir ciertos tipos de enfermedades oculares, así como otras variaciones entre los tipos de lágrimas. El análisis de su composición ayudará también al diagnóstico de enfermedades de la superficie ocular.
“La visión es el sentido más importante para muchas especies animales, y las enfermedades oculares pueden hacerles cambiar sus comportamientos sociales y alimentarios, así como su capacidad para escapar de los depredadores”, concluye la investigadora.
Referencia:
Arianne P. Oriá et al. “Comparison of Electrolyte Composition and Crystallization Patterns in Bird and Reptile Tears” Front. Vet. Sci. | doi: 10.3389/fvets.2020.00574