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Según una tesis de la Universidad del País Vasco

Los índices de riesgo no predicen necesariamente el futuro económico de un país

El colapso económico de México en 1994, con repercusión mundial, fue indicativo de que algo estaba cambiando. La globalización del mercado ha dado pie a crisis diferentes a las anteriores: ocurren en países emergentes y aparentemente estables, y se produce un efecto de contagio entre estados.

Nerea San Martín Albizuri, autora de la tesis.

Nerea San Martín ha estudiado las características que presentaban los países que sufrieron una crisis entre 1994 y 2002 meses antes de caer en ellas, y las ha comparado con las variables por las que se rigen los índices de riesgo país más utilizados (Euromoney e ICRG); y ha comprobado que algunas no coinciden. Por lo tanto, dichos índices no prevén las vulnerabilidades que pueden originar una crisis. Su tesis, defendida en la UPV/EHU, se titula Crisis monetarias y financieras externas e índices de riesgo país: un análisis de capacidad predictiva en el periodo 1994-2002.

San Martín ha remarcado que el riesgo país y las crisis se deben estudiar como dos asuntos estrechamente relacionados. Su punto de partida ha sido el análisis de las crisis externas más relevantes ocurridas entre 1994 y 2002, para buscar similitudes entre ellas. Esta investigación ha dado pie a diversas publicaciones, entre las que destaca el artículo Globalización, crisis e imprevisibilidad: un análisis empírico, publicado en Innovar Journal (Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia).

Inversiones arriesgadas y a corto plazo

Los países que sufrieron alguna crisis en este periodo tenían un régimen cambiario anclado al dólar estadounidense y se regían principalmente por la liberalización comercial. Su crecimiento económico dependía en gran medida de las inversiones externas; inversiones que, además, eran a corto plazo y en proyectos de gran rentabilidad pero alto riesgo. La falta de supervisión, una inflación y un déficit por cuenta corriente elevados (excepto en Corea del Sur, Brasil y Turquía) y los problemas de liquidez respecto de las reservas exteriores eran otras características de estos países.

Por otra parte, la privatización poco transparente de empresas públicas, un elevado déficit público, la incapacidad del gobierno para recaudar impuestos y el endeudamiento del sector público también pudieron influir en las crisis, especialmente en México, Brasil, Rusia y Argentina. En cuanto a los países asiáticos, resulta llamativo que presentaran unas cuentas públicas aparentemente saneadas justo antes de la crisis. Asimismo, cabe destacar en este continente el sobreendeudamiento exterior del sector privado, la dependencia respecto a las exportaciones y la sobreinversión especulativa en el mercado bursátil e inmobiliario, con la consiguiente formación de 'burbujas'.

San Martín ha definido una serie de variables que reflejan algunos de los factores clave previamente mencionados, y que, por lo tanto, podrían servir como patrón para prever episodios de crisis monetarias y financieras externas.

Faltan variables clave

A continuación, la investigadora ha comparado dichas variables con aquellas por las que se rigen los índices de riesgo país Euromoney e ICRG, y ha concluido que estos presentan ciertas deficiencias. Por ejemplo, en ninguno de los dos se analizan la situación interna y externa del sector bancario o la evolución del mercado bursátil. Asimismo, Euromoney omite variables como el equilibrio en el presupuesto público, la liquidez externa o el tipo de inflación, mientras que el ICRG hace lo propio con la evolución del tipo de interés o la confianza de los mercados internacionales en el país.

Así las cosas, la tesis concluye que, debido a dichas deficiencias, ninguno de los dos índices refleja de forma anticipada las vulnerabilidades económico-financieras de un país, y que, por lo tanto, son incapaces de prever un episodio de crisis a medio plazo. De todas maneras, el Euromoney parece ser algo más fiable que el ICRG. A pesar de que el ICRG incluye más variables clave, en el Euromoney cobran más importancia las de tipo financiero (relacionadas con la deuda) y aquellas sobre las expectativas de mercado (riesgo político, etc.), y son estas, precisamente, las que muestran mayor capacidad para diferenciar entre países con riesgo y sin riesgo.

Asumir la incertidumbre

El fallo en la previsión de las crisis contemporáneas obliga a establecer nuevos métodos que midan correctamente el riesgo país. Como punto de partida, San Martín puntualiza que se debe asumir la incertidumbre como una característica propia de la globalización económica-financiera, y dejar de ver los acontecimientos como algo fácilmente previsible. Recalca que los nuevos métodos deben identificar las fuentes de riesgo más importantes, regular para controlar la evolución de los fenómenos económicos menos sostenibles y recordar que los países están ahora sometidos al efecto contagio.

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Sobre la autora

Nerea San Martín Albizuri (Bilbao, 1981) es licenciada en Administración y Dirección de Empresas, diplomada en Estudios Avanzados y doctora en Finanzas. Ha realizado la tesis bajo la dirección de Arturo Rodríguez Castellanos, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UPV/EHU (Bilbao). Asimismo, la ha presentado en el Departamento de Economía Financiera II de dicha facultad. En la actualidad, San Martín es investigadora y profesora contratada del mismo departamento.

Fuente: UPV/EHU
Derechos: Creative Commons
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