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Durante seis años, un equipo de la Universidad de Oxford ha estudiado miles de especímenes de plantas del género Ipomoea recogidos en los últimos tres siglos. El resultado es una monografía que no solo permite describir 65 nuevas especies, sino que corrige errores en la identificación del 40 % de los ejemplares de herbolario.
Desde antes de Charles Darwin hasta la actualidad, el estudio monográfico de cualquier grupo de organismos es un aspecto fundamental de las ciencias biológicas. Años de estudios para registrar y describir todas las especies en un género o familia. El resultado, presentado como un texto enciclopédico, es una monografía, es decir taxonomía en su máxima expresión.
Sin embargo, el estudio monográfico de grandes grupos de plantas o animales es cada vez más infrecuente. La principal razón es que a menudo este tipo de trabajos son vistos como actividades más propias del siglo XIX que del XXI.
Ahora, un equipo de botánicos de la Universidad de Oxford (Reino Unido) se ha propuesto revitalizar esta disciplina y luchar contra este estigma con la presentación de una nueva monografía del género Ipomoea en América, al que pertenece por ejemplo la batata o boniato, la más conocida y uno de los diez cultivos más consumidos del mundo.
La obra de 825 páginas, publicada en la revista Phytokeys, presenta información detallada sobre las 425 especies de Ipomoea conocidas hasta el momento en el continente americano. Entre ellas, varias especies se utilizan con frecuencia en jardinería –conocidas como campanitas–, y otras son invasoras, también en España.
“Al margen del uso académico de una monografía, un estudio de estas características tiene implicaciones reales para estudios medioambientales y de conservación posteriores. ¿Cómo podemos conocer o proteger una especie si no sabemos que existe o apenas conocemos sus características básicas?”, se cuestiona John Wood, uno de los autores.
Después de seis años estudiando miles de especímenes recogidos a lo largo de los últimos tres siglos, los investigadores describen ahora 65 especies nuevas para la ciencia y corrigen numerosos errores en la identificación de especímenes de herbario en cerca del 40% de los especímenes estudiados.
Además, liderados por Robert Scotland, que sigue los pasos de su predecesor en Oxford, Robert Morison –que creó la primera clasificación sistemática de plantas y publicó la primera monografía botánica (sobre la familia de las zanahorias) en 1672– , los científicos han obtenido información muy útil para entender la extraordinaria diversificación de este grupo de plantas y, en particular, para entender el origen y evolución de la batata.
La monografía actual difiere de la de Morison al incorporar técnicas de análisis del ADN, lo que demuestra que la taxonomía también se puede beneficiar de las herramientas propias del siglo XXI.
“Para algunos grupos como Ipomoea ni siquiera sabemos qué hay, y para poder proteger algo lo primero es conocerlo”, dice el investigador español en Oxford, Pablo Muñoz Rodríguez. La importancia de seguir produciendo monografías radica en descubrir y entender la biodiversidad del planeta para poder protegerla.
Referencia:
Wood, J.R.I., P. Muñoz-Rodríguez, B.R.M. Williams & R.W. Scotland (2020). “A foundation monograph of Ipomoea (Convolvulaceae) in the New World”. Phytokeys 143: 1-823. doi: 10.3897/phytokeys.143.32821.