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El trabajo se publica en el último número del 'Journal of the American Society of Nephrology'

Un sencillo análisis de orina detecta la disfunción renal en pacientes trasplantados

Gracias a este test no invasivo es posible adelantarse al fallo renal, un problema que sufren más del 50% de los trasplantados y que antes sólo podía detectarse mediante biopsia. Lo novedoso de la técnica, desarrollada en el Hospital Clínic de Barcelona, es que se puede obtener información precisa sobre los mecanismos que inducen a la disfunción crónica del riñón. Estos datos pueden ser útiles en el tratamiento y la prevención de la pérdida del órgano una vez trasplantado.

Los doctores Josep M. Campistol y Luís F. Quintana, con el resto del equipo.
Los doctores Josep M. Campistol y Luís F. Quintana, con el resto del equipo.

El principal problema tras un trasplante de riñón es la disfunción progresiva del órgano que padece más del 50% de los trasplantados. Hasta ahora, la única forma de detectar este fallo renal era a través de una biopsia, un proceso invasivo y doloroso para el paciente. Ahora, sin embargo, gracias a una investigación liderada desde el Hospital Clínic de Barcelona por Luís F. Quintana y su equipo del Servicio de Nefrología y Trasplante renal, que dirige Josep M. Campistol, es posible detectar proteínas en la orina a través de un sencillo test que previener esta disfunción del riñón.

El trabajo ha sido publicado en la revista Journal of the American Society of Nephrology y constituye un gran avance en el conocimiento de los mecanismos involucrados en el desarrollo de la enfermedad, a la vez que proporciona una información valiosa para el diagnóstico temprano de la misma. Se trata del primer estudio realizado para el diseño de una técnica no invasiva en el diagnóstico de la disfunción renal crónica.

Durante los últimos años, la incidencia y prevalencia de la Enfermedad Renal en Etapa Terminal (End Stage Renal Disease o ESRD en inglés) ha aumentado en todo el mundo. El trasplante de riñón es el tratamiento indicado en estos casos, pues prolonga la supervivencia, mejora la calidad de vida y supone menor coste económico que la diálisis. Aún así, una proporción elevada de los trasplantes desarrollan una disfunción progresiva y acaban fallando a los 10 años, aún utilizando la inmunosupresión apropiada. Aunque los pacientes pueden volver a la diálisis después del fallo, la pérdida del órgano está asociada a un aumento de la mortalidad, un descenso en la calidad de vida y un aumento del gasto sanitario.

La disfunción renal constituye un síndrome clínico llamado Nefropatía Crónica de Injerto (Chronic Allograft Nephropathy o CAN). Este término resulta inespecífico ya que se incluyen todas las causas de la disfunción renal y es importante diferenciar entre lo que se conoce como Rechazo Crónico Mediado por Anticuerpos (Chronic Active Antibody-mediated Rejection o CAAR)- es decir, el rechazo del propio cuerpo al órgano nuevo-, y la disfunción provocada por la Fibrosis Intersticial y Atrofia Tubular (Interstitial Fibrosis and Tubular Atrophy o IF/TA), cuando existe un fallo en el tejido. El tratamiento es específico de cada caso.

En este estudio realizado en el Hospital Clínic han participado 50 pacientes, de los cuales 32 presentaban la disfunción crónica en el riñón en sus dos vertientes CAAR y IF/TA, y 18 eran pacientes control, en donde se incluyeron personas sanas y pacientes trasplantados estables. Aparte de las biopsias de los órganos trasplantados, que se procesaron y clasificaron de la forma habitual, los investigadores tomaron muestras de orina de todos los pacientes y la analizaron por espectrometría de masas, una técnica que permite detectar un gran número de proteínas en un amplio rango de tejidos o muestras de forma simultánea.

Gracias a este test, en la orina de los pacientes se encontraron 14 proteínas que sirven como biomarcadores en la detección de la disfunción renal y además permiten distinguir entre los dos grupos de pacientes con CAN. Los resultados muestran que se puedan realizar intervenciones tempranas para aumentar la vida media del órgano trasplantado.

Aunque se necesitan estudios con un mayor número de pacientes con características patológicas diversas, esta prueba resulta prometedora puesto que permite identificar las proteínas implicadas en el proceso de la disfunción crónica. De confirmarse su efectividad, constituiría un cambio en las rutinas de trabajo de los hospitales en el tratamiento de este tipo de pacientes.

Fuente: Hospital Clínic de Barcelona
Derechos: Creative Commons

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