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De coleccionistas a investigadores ‘amateur’

Tiempo, paciencia y sobre todo pasión. Sin estos tres elementos sería imposible realizar un estudio de casi 500 páginas en el que se describen 209 especies nuevas de caracoles marinos. Anselmo Peñas (Sitges, 1943) y Emilio Rolán (Aguarda, 1935), dos coleccionistas jubilados e investigadores ‘amateur’, han logrado un éxito científico. Su afición les ha convertido en dos expertos internacionales de micromoluscos. Ésta es su historia.

Anselmo Peñas en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid. Foto: SINC.

Pasear por la playa y recoger conchas pueden parecer actividades que relajan, pero para Anselmo y Emilio se convirtieron en una obsesión. La juventud de ambos estuvo marcada por la búsqueda, observación y colección de moluscos. Tras descubrir cientos de nuevas especies a lo largo de los años, coleccionar ya no interesaba tanto. Tocaba estudiar especies que hasta ese momento nadie conocía.

“Primero las reuní, las ordené, luego les puse nombre y empecé a buscar sus relaciones. Pero después aparecieron cosas que no comprendía y que no estaban bien definidas, así que me puse a estudiar”, explica a SINC Emilio Rolán, médico pediatra jubilado (acaba de celebrar las Bodas de Oro de la carrera), y doctor en Biología por la Universidad de Santiago de Compostela (USC).

La afición de Emilio empezó a los 27 años y le ha llevado a coleccionar hasta 25.000 lotes catalogados con 200.000 ó 300.000 conchas, muchas de ellas todavía conservadas en su casa. Otras especies viajan de exposición en exposición. Junto a los numerosos estudios publicados en revistas científicas, estos caracoles son la culminación de toda una vida de minucioso trabajo.

“Los moluscos son una afición que no me cuesta mucho, aunque no me da ni un duro. Siempre he trabajado de médico pediatra, pero si en una guardia tenía un rato tranquilo me llevaba un manuscrito sobre moluscos y hacía las dos cosas”, recuerda con cariño Rolán.

“Como nací en Sitges y vivía en Madrid siempre añoraba el mar, así que empecé como coleccionista de conchas, como mucha gente. Pero llegó un día en el que al estudiar estos animales tan pequeños estaba perdido, así que acudí al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid donde conocí a José Templado”, confiesa Peñas.

“Nadie sabe más que ellos”

Además de la pasión por las cochas, el nexo científico entre Anselmo y Emilio fue José Templado, especialista en moluscos e investigador en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC).

Anselmo acudió al científico en 1992 porque buscaba orientación sobre su estudio de la superfamilia de los Pyramidelloidea. La charla no dejó lugar a dudas. “Nadie sabe más que tú de esta familia. Desde hoy te nombramos experto en esta familia”, exclamó José Templado.

Desde entonces, Anselmo ha realizado junto al biólogo multitud de estudios sobre los moluscos sobre todo en el Mar Mediterráneo y en la Isla de Alborán donde han llegado a estudiar unas 650 especies, de ellas, unas ocho nuevas para la ciencia. Emilio ya formaba parte del círculo de la Malacología con la descripción de cientos de especies y por ser presidente de la Sociedad Española de Malacología desde 1992.

Emilio Roldán con su colección de moluscos. Foto ER

“Emilio Rolán es el mayor experto en micromoluscos del mundo. Es único en su género”, define Anselmo a su compañero. La petición que Philippe Bouchet, jefe de Malacología del Museo Nacional de Historia Natural de París, les hizo para describir especies de micromoluscos recolectadas en los últimos 30 años terminó de unir a la pareja de jubilados científicos.

Un éxito científico sin precedentes

Desde 2000, los dos investigadores ‘amateur’ viajaron varios años en temporadas de tres meses a París. Su misión no era otra más que describir 272 especies de caracoles marinos, una tarea que en un principio no les atemorizó. “Ya estábamos acostumbrados”, dicen.

Pero la descripción de las especies les deparaba una gran sorpresa, en concreto, 209 sorpresas. En un trabajo de una década, Peñas y Rolán han descrito 209 especies nuevas de caracoles de grandes profundidades marinas de un mismo género, los Turbonilla, de la familia de los Pyramidelloidea.

Un único artículo científico de 480 páginas que ha presentado el Museo Nacional de Historia Natural de París recoge todo el trabajo. “Todo un éxito científico”, señala Templado. Ni siquiera en el siglo XIX, momento en el que se descubrieron más especies se presentó una investigación de tal calibre.

“El trabajo de Anselmo y Emilio es fundamental porque faltan taxónomos en la ciencia. La presión curricular y la carrera por publicar artículos científicos no nos permite el lujo de analizar, comparar, y buscar. Requiere mucha paciencia y desde el punto de vista del curriculum de un científico no es rentable”, asegura a SINC el investigador del departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva del MNCN-CSIC.

Anselmo y Emilio cuentan con ese tiempo y esa paciencia. Tienen trabajo para largo y no se dejan imbuir por las dinámicas de la publicación científica. Otras personas en su lugar habrían publicado un artículo científico por cada especie, y de uno habrían pasado a tener 209 publicaciones. En el Museo de París todavía quedan cientos de especies a la espera de ser descritas y de salir del anonimato.

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Vídeo disponible

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Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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