No es habitual bajar a la playa y meterse al agua con una armadura, un estandarte y acompañado de un notario y un sacerdote cantando el tedeum, pero Vasco Núñez de Balboa lo hizo el 29 de septiembre de 1513 para tomar posesión del que llamó Mar del Sur en nombre de la Corona de Castilla. Aquel aventurero del Renacimiento, con antecedentes de polizón y esposa indígena, acababa de abrir un mar de posibilidades a toda la humanidad.
La expedición comandada por Fernando de Magallanes partió de Sevilla en 1519 en busca de las islas Molucas o de las especias. Tras su muerte, le sucedió Juan Sebastián Elcano, que logró la primera circunnavegación del mundo. De los cinco barcos y 234 hombres que salieron solo regresaron 18 maltrechos marineros en 1522 a Sanlúcar de Barrameda.
En 1567 partió desde el puerto del Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa –un barco del CSIC lleva hoy el nombre de este gran explorador de los canales patagónicos– y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En 1567 partió desde El Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En una segunda travesía a este archipiélago, donde de camino también descubrieron las Islas Marquesas –nombradas por el marqués de Cañete, virrey de Perú–, Mendaña murió de malaria. Pero antes nombró a su mujer, la gallega Isabel Barreto de Castro, gobernadora de aquellas tierras, y que además quedó al mando de la expedición. Es la primera y única mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación española, liderando en 1595 la más larga expedición por el Pacífico hasta entonces.
Según algunas crónicas, no le tembló el pulso para ajusticiar a varios marineros que contravinieron sus órdenes. Tampoco tardo mucho en casarse con un general. Barreto fue una de las mujeres que protagonizó la exposición No fueron solos organizada por la Armada y el Museo Naval.
Otro de los navegantes de aquel viaje, Pedro de Ortega, bautizó a la mayor de las islas de las Salomón con el nombre de su pueblo natal: Guadalcanal, en la frontera entre Sevilla y Badajoz. Nada hacía presagiar que siglos más tarde se convertiría en el escenario de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El segundo al mando en la expedición de 1606 de Pedro Fernández de Quirós, que buscaba la Terra Australis, fue Luis Váez de Torres. Cuando despareció su patrón, Torres volvió a Manila por el estrecho que hoy lleva su nombre, entre Australia y Nueva Guinea. En esta última algún miembro de la tripulación dibujó varios indígenas como los que se ven en la ilustración de la derecha.
El contacto con los pueblos nativos del Pacífico continuó en los siglos siguientes. A la derecha, pira y sepulcro en puerto Mulgrave (Alaska) durante la expedición de Malaspina. El dibujo de Fernando Brambila recoge la visita de los expedicionarios al sepulcro familiar del jefe o ankau. La talla de un gigantesco ídolo, junto a dos enormes piras funerarias, preside la escena, en medio de un espeso bosque. Dispersos por el suelo, se observan algunos restos óseos, como las calaveras.
A finales del siglo XVII se originó un conflicto entre España y Gran Bretaña por la posesión de la isla de Nutka, en la actual Columbia Británica de Canadá. Las negociaciones del capitán Juan Francisco de la Bodega y Quadra (a la derecha), con su homólogo británico George Vancouver (izquierda) lo evitaron. Aquellas discusiones cordiales entre caballeros les hicieron acordar que la gran isla donde estaba Nutka se llamaría ‘Isla de Quadra y Vancouver’, aunque con el paso del tiempo solo ha quedado el nombre del capitán inglés.
La gran expedición científica de la ilustración española es la de Alejandro Malaspina y su colega José de Bustamante y Guerra. Entre 1788 y 1794 cartografiaron muchas de las islas y costas del Pacífico. Los naturalistas de la tripulación, como Antonio Pineda, recogieron un inventario botánico de 14.000 plantas y otro zoológico de más de 500 especies (357 aves, 124 peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios).
Los científicos de la expedición Malapina efectuaron investigaciones astronómicas y mediciones de la gravedad. Esto, por ejemplo, lo hicieron con un péndulo en un fiordo de Nueva Zelanda, donde el nombre de algunos de sus puntos geográficos recuerdan aquella visita (Bauza Island –en honor al cartógrafo Felipe Bauza–, Febrero Point, Malaspina Reach, Péndulo Reach).
El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr y otras tres empresas, está construyendo una de las mayores obras de ingeniería mundial: la construcción del tercer juego de esclusas en cada extremo del Canal de Panamá, por un importe de 3.200 millones de dólares. Cada uno estará compuesto por tres escalones consecutivos para elevar o descender los buques entre el nivel del lago Gatún y los océanos. Las primeras cuatro compuertas –de 58 m de longitud, 30 m de alto y 3.100 toneladas de peso cada una– llegaron el 22 de agosto de 2013. Cuando esté terminado el proyecto en 2015 podrán pasar barcos con el triple capacidad de carga que los actuales. Se calcula que la capacidad de tránsito de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico aumentará un 40%.
No es habitual bajar a la playa y meterse al agua con una armadura, un estandarte y acompañado de un notario y un sacerdote cantando el tedeum, pero Vasco Núñez de Balboa lo hizo el 29 de septiembre de 1513 para tomar posesión del que llamó Mar del Sur en nombre de la Corona de Castilla. Aquel aventurero del Renacimiento, con antecedentes de polizón y esposa indígena, acababa de abrir un mar de posibilidades a toda la humanidad.
La expedición comandada por Fernando de Magallanes partió de Sevilla en 1519 en busca de las islas Molucas o de las especias. Tras su muerte, le sucedió Juan Sebastián Elcano, que logró la primera circunnavegación del mundo. De los cinco barcos y 234 hombres que salieron solo regresaron 18 maltrechos marineros en 1522 a Sanlúcar de Barrameda.
En 1567 partió desde el puerto del Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa –un barco del CSIC lleva hoy el nombre de este gran explorador de los canales patagónicos– y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En 1567 partió desde El Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En una segunda travesía a este archipiélago, donde de camino también descubrieron las Islas Marquesas –nombradas por el marqués de Cañete, virrey de Perú–, Mendaña murió de malaria. Pero antes nombró a su mujer, la gallega Isabel Barreto de Castro, gobernadora de aquellas tierras, y que además quedó al mando de la expedición. Es la primera y única mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación española, liderando en 1595 la más larga expedición por el Pacífico hasta entonces.
Según algunas crónicas, no le tembló el pulso para ajusticiar a varios marineros que contravinieron sus órdenes. Tampoco tardo mucho en casarse con un general. Barreto fue una de las mujeres que protagonizó la exposición No fueron solos organizada por la Armada y el Museo Naval.
Otro de los navegantes de aquel viaje, Pedro de Ortega, bautizó a la mayor de las islas de las Salomón con el nombre de su pueblo natal: Guadalcanal, en la frontera entre Sevilla y Badajoz. Nada hacía presagiar que siglos más tarde se convertiría en el escenario de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El segundo al mando en la expedición de 1606 de Pedro Fernández de Quirós, que buscaba la Terra Australis, fue Luis Váez de Torres. Cuando despareció su patrón, Torres volvió a Manila por el estrecho que hoy lleva su nombre, entre Australia y Nueva Guinea. En esta última algún miembro de la tripulación dibujó varios indígenas como los que se ven en la ilustración de la derecha.
El contacto con los pueblos nativos del Pacífico continuó en los siglos siguientes. A la derecha, pira y sepulcro en puerto Mulgrave (Alaska) durante la expedición de Malaspina. El dibujo de Fernando Brambila recoge la visita de los expedicionarios al sepulcro familiar del jefe o ankau. La talla de un gigantesco ídolo, junto a dos enormes piras funerarias, preside la escena, en medio de un espeso bosque. Dispersos por el suelo, se observan algunos restos óseos, como las calaveras.
A finales del siglo XVII se originó un conflicto entre España y Gran Bretaña por la posesión de la isla de Nutka, en la actual Columbia Británica de Canadá. Las negociaciones del capitán Juan Francisco de la Bodega y Quadra (a la derecha), con su homólogo británico George Vancouver (izquierda) lo evitaron. Aquellas discusiones cordiales entre caballeros les hicieron acordar que la gran isla donde estaba Nutka se llamaría ‘Isla de Quadra y Vancouver’, aunque con el paso del tiempo solo ha quedado el nombre del capitán inglés.
La gran expedición científica de la ilustración española es la de Alejandro Malaspina y su colega José de Bustamante y Guerra. Entre 1788 y 1794 cartografiaron muchas de las islas y costas del Pacífico. Los naturalistas de la tripulación, como Antonio Pineda, recogieron un inventario botánico de 14.000 plantas y otro zoológico de más de 500 especies (357 aves, 124 peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios).
Los científicos de la expedición Malapina efectuaron investigaciones astronómicas y mediciones de la gravedad. Esto, por ejemplo, lo hicieron con un péndulo en un fiordo de Nueva Zelanda, donde el nombre de algunos de sus puntos geográficos recuerdan aquella visita (Bauza Island –en honor al cartógrafo Felipe Bauza–, Febrero Point, Malaspina Reach, Péndulo Reach).
El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr y otras tres empresas, está construyendo una de las mayores obras de ingeniería mundial: la construcción del tercer juego de esclusas en cada extremo del Canal de Panamá, por un importe de 3.200 millones de dólares. Cada uno estará compuesto por tres escalones consecutivos para elevar o descender los buques entre el nivel del lago Gatún y los océanos. Las primeras cuatro compuertas –de 58 m de longitud, 30 m de alto y 3.100 toneladas de peso cada una– llegaron el 22 de agosto de 2013. Cuando esté terminado el proyecto en 2015 podrán pasar barcos con el triple capacidad de carga que los actuales. Se calcula que la capacidad de tránsito de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico aumentará un 40%.
No es habitual bajar a la playa y meterse al agua con una armadura, un estandarte y acompañado de un notario y un sacerdote cantando el tedeum, pero Vasco Núñez de Balboa lo hizo el 29 de septiembre de 1513 para tomar posesión del que llamó Mar del Sur en nombre de la Corona de Castilla. Aquel aventurero del Renacimiento, con antecedentes de polizón y esposa indígena, acababa de abrir un mar de posibilidades a toda la humanidad.
La expedición comandada por Fernando de Magallanes partió de Sevilla en 1519 en busca de las islas Molucas o de las especias. Tras su muerte, le sucedió Juan Sebastián Elcano, que logró la primera circunnavegación del mundo. De los cinco barcos y 234 hombres que salieron solo regresaron 18 maltrechos marineros en 1522 a Sanlúcar de Barrameda.
En 1567 partió desde el puerto del Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa –un barco del CSIC lleva hoy el nombre de este gran explorador de los canales patagónicos– y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En 1567 partió desde El Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En una segunda travesía a este archipiélago, donde de camino también descubrieron las Islas Marquesas –nombradas por el marqués de Cañete, virrey de Perú–, Mendaña murió de malaria. Pero antes nombró a su mujer, la gallega Isabel Barreto de Castro, gobernadora de aquellas tierras, y que además quedó al mando de la expedición. Es la primera y única mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación española, liderando en 1595 la más larga expedición por el Pacífico hasta entonces.
Según algunas crónicas, no le tembló el pulso para ajusticiar a varios marineros que contravinieron sus órdenes. Tampoco tardo mucho en casarse con un general. Barreto fue una de las mujeres que protagonizó la exposición No fueron solos organizada por la Armada y el Museo Naval.
Otro de los navegantes de aquel viaje, Pedro de Ortega, bautizó a la mayor de las islas de las Salomón con el nombre de su pueblo natal: Guadalcanal, en la frontera entre Sevilla y Badajoz. Nada hacía presagiar que siglos más tarde se convertiría en el escenario de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El segundo al mando en la expedición de 1606 de Pedro Fernández de Quirós, que buscaba la Terra Australis, fue Luis Váez de Torres. Cuando despareció su patrón, Torres volvió a Manila por el estrecho que hoy lleva su nombre, entre Australia y Nueva Guinea. En esta última algún miembro de la tripulación dibujó varios indígenas como los que se ven en la ilustración de la derecha.
El contacto con los pueblos nativos del Pacífico continuó en los siglos siguientes. A la derecha, pira y sepulcro en puerto Mulgrave (Alaska) durante la expedición de Malaspina. El dibujo de Fernando Brambila recoge la visita de los expedicionarios al sepulcro familiar del jefe o ankau. La talla de un gigantesco ídolo, junto a dos enormes piras funerarias, preside la escena, en medio de un espeso bosque. Dispersos por el suelo, se observan algunos restos óseos, como las calaveras.
A finales del siglo XVII se originó un conflicto entre España y Gran Bretaña por la posesión de la isla de Nutka, en la actual Columbia Británica de Canadá. Las negociaciones del capitán Juan Francisco de la Bodega y Quadra (a la derecha), con su homólogo británico George Vancouver (izquierda) lo evitaron. Aquellas discusiones cordiales entre caballeros les hicieron acordar que la gran isla donde estaba Nutka se llamaría ‘Isla de Quadra y Vancouver’, aunque con el paso del tiempo solo ha quedado el nombre del capitán inglés.
La gran expedición científica de la ilustración española es la de Alejandro Malaspina y su colega José de Bustamante y Guerra. Entre 1788 y 1794 cartografiaron muchas de las islas y costas del Pacífico. Los naturalistas de la tripulación, como Antonio Pineda, recogieron un inventario botánico de 14.000 plantas y otro zoológico de más de 500 especies (357 aves, 124 peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios).
Los científicos de la expedición Malapina efectuaron investigaciones astronómicas y mediciones de la gravedad. Esto, por ejemplo, lo hicieron con un péndulo en un fiordo de Nueva Zelanda, donde el nombre de algunos de sus puntos geográficos recuerdan aquella visita (Bauza Island –en honor al cartógrafo Felipe Bauza–, Febrero Point, Malaspina Reach, Péndulo Reach).
El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr y otras tres empresas, está construyendo una de las mayores obras de ingeniería mundial: la construcción del tercer juego de esclusas en cada extremo del Canal de Panamá, por un importe de 3.200 millones de dólares. Cada uno estará compuesto por tres escalones consecutivos para elevar o descender los buques entre el nivel del lago Gatún y los océanos. Las primeras cuatro compuertas –de 58 m de longitud, 30 m de alto y 3.100 toneladas de peso cada una– llegaron el 22 de agosto de 2013. Cuando esté terminado el proyecto en 2015 podrán pasar barcos con el triple capacidad de carga que los actuales. Se calcula que la capacidad de tránsito de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico aumentará un 40%.
No es habitual bajar a la playa y meterse al agua con una armadura, un estandarte y acompañado de un notario y un sacerdote cantando el tedeum, pero Vasco Núñez de Balboa lo hizo el 29 de septiembre de 1513 para tomar posesión del que llamó Mar del Sur en nombre de la Corona de Castilla. Aquel aventurero del Renacimiento, con antecedentes de polizón y esposa indígena, acababa de abrir un mar de posibilidades a toda la humanidad.
La expedición comandada por Fernando de Magallanes partió de Sevilla en 1519 en busca de las islas Molucas o de las especias. Tras su muerte, le sucedió Juan Sebastián Elcano, que logró la primera circunnavegación del mundo. De los cinco barcos y 234 hombres que salieron solo regresaron 18 maltrechos marineros en 1522 a Sanlúcar de Barrameda.
En 1567 partió desde el puerto del Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa –un barco del CSIC lleva hoy el nombre de este gran explorador de los canales patagónicos– y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En 1567 partió desde El Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En una segunda travesía a este archipiélago, donde de camino también descubrieron las Islas Marquesas –nombradas por el marqués de Cañete, virrey de Perú–, Mendaña murió de malaria. Pero antes nombró a su mujer, la gallega Isabel Barreto de Castro, gobernadora de aquellas tierras, y que además quedó al mando de la expedición. Es la primera y única mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación española, liderando en 1595 la más larga expedición por el Pacífico hasta entonces.
Según algunas crónicas, no le tembló el pulso para ajusticiar a varios marineros que contravinieron sus órdenes. Tampoco tardo mucho en casarse con un general. Barreto fue una de las mujeres que protagonizó la exposición No fueron solos organizada por la Armada y el Museo Naval.
Otro de los navegantes de aquel viaje, Pedro de Ortega, bautizó a la mayor de las islas de las Salomón con el nombre de su pueblo natal: Guadalcanal, en la frontera entre Sevilla y Badajoz. Nada hacía presagiar que siglos más tarde se convertiría en el escenario de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El segundo al mando en la expedición de 1606 de Pedro Fernández de Quirós, que buscaba la Terra Australis, fue Luis Váez de Torres. Cuando despareció su patrón, Torres volvió a Manila por el estrecho que hoy lleva su nombre, entre Australia y Nueva Guinea. En esta última algún miembro de la tripulación dibujó varios indígenas como los que se ven en la ilustración de la derecha.
El contacto con los pueblos nativos del Pacífico continuó en los siglos siguientes. A la derecha, pira y sepulcro en puerto Mulgrave (Alaska) durante la expedición de Malaspina. El dibujo de Fernando Brambila recoge la visita de los expedicionarios al sepulcro familiar del jefe o ankau. La talla de un gigantesco ídolo, junto a dos enormes piras funerarias, preside la escena, en medio de un espeso bosque. Dispersos por el suelo, se observan algunos restos óseos, como las calaveras.
A finales del siglo XVII se originó un conflicto entre España y Gran Bretaña por la posesión de la isla de Nutka, en la actual Columbia Británica de Canadá. Las negociaciones del capitán Juan Francisco de la Bodega y Quadra (a la derecha), con su homólogo británico George Vancouver (izquierda) lo evitaron. Aquellas discusiones cordiales entre caballeros les hicieron acordar que la gran isla donde estaba Nutka se llamaría ‘Isla de Quadra y Vancouver’, aunque con el paso del tiempo solo ha quedado el nombre del capitán inglés.
La gran expedición científica de la ilustración española es la de Alejandro Malaspina y su colega José de Bustamante y Guerra. Entre 1788 y 1794 cartografiaron muchas de las islas y costas del Pacífico. Los naturalistas de la tripulación, como Antonio Pineda, recogieron un inventario botánico de 14.000 plantas y otro zoológico de más de 500 especies (357 aves, 124 peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios).
Los científicos de la expedición Malapina efectuaron investigaciones astronómicas y mediciones de la gravedad. Esto, por ejemplo, lo hicieron con un péndulo en un fiordo de Nueva Zelanda, donde el nombre de algunos de sus puntos geográficos recuerdan aquella visita (Bauza Island –en honor al cartógrafo Felipe Bauza–, Febrero Point, Malaspina Reach, Péndulo Reach).
El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr y otras tres empresas, está construyendo una de las mayores obras de ingeniería mundial: la construcción del tercer juego de esclusas en cada extremo del Canal de Panamá, por un importe de 3.200 millones de dólares. Cada uno estará compuesto por tres escalones consecutivos para elevar o descender los buques entre el nivel del lago Gatún y los océanos. Las primeras cuatro compuertas –de 58 m de longitud, 30 m de alto y 3.100 toneladas de peso cada una– llegaron el 22 de agosto de 2013. Cuando esté terminado el proyecto en 2015 podrán pasar barcos con el triple capacidad de carga que los actuales. Se calcula que la capacidad de tránsito de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico aumentará un 40%.
No es habitual bajar a la playa y meterse al agua con una armadura, un estandarte y acompañado de un notario y un sacerdote cantando el tedeum, pero Vasco Núñez de Balboa lo hizo el 29 de septiembre de 1513 para tomar posesión del que llamó Mar del Sur en nombre de la Corona de Castilla. Aquel aventurero del Renacimiento, con antecedentes de polizón y esposa indígena, acababa de abrir un mar de posibilidades a toda la humanidad.
La expedición comandada por Fernando de Magallanes partió de Sevilla en 1519 en busca de las islas Molucas o de las especias. Tras su muerte, le sucedió Juan Sebastián Elcano, que logró la primera circunnavegación del mundo. De los cinco barcos y 234 hombres que salieron solo regresaron 18 maltrechos marineros en 1522 a Sanlúcar de Barrameda.
En 1567 partió desde el puerto del Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa –un barco del CSIC lleva hoy el nombre de este gran explorador de los canales patagónicos– y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En 1567 partió desde El Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En una segunda travesía a este archipiélago, donde de camino también descubrieron las Islas Marquesas –nombradas por el marqués de Cañete, virrey de Perú–, Mendaña murió de malaria. Pero antes nombró a su mujer, la gallega Isabel Barreto de Castro, gobernadora de aquellas tierras, y que además quedó al mando de la expedición. Es la primera y única mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación española, liderando en 1595 la más larga expedición por el Pacífico hasta entonces.
Según algunas crónicas, no le tembló el pulso para ajusticiar a varios marineros que contravinieron sus órdenes. Tampoco tardo mucho en casarse con un general. Barreto fue una de las mujeres que protagonizó la exposición No fueron solos organizada por la Armada y el Museo Naval.
Otro de los navegantes de aquel viaje, Pedro de Ortega, bautizó a la mayor de las islas de las Salomón con el nombre de su pueblo natal: Guadalcanal, en la frontera entre Sevilla y Badajoz. Nada hacía presagiar que siglos más tarde se convertiría en el escenario de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El segundo al mando en la expedición de 1606 de Pedro Fernández de Quirós, que buscaba la Terra Australis, fue Luis Váez de Torres. Cuando despareció su patrón, Torres volvió a Manila por el estrecho que hoy lleva su nombre, entre Australia y Nueva Guinea. En esta última algún miembro de la tripulación dibujó varios indígenas como los que se ven en la ilustración de la derecha.
El contacto con los pueblos nativos del Pacífico continuó en los siglos siguientes. A la derecha, pira y sepulcro en puerto Mulgrave (Alaska) durante la expedición de Malaspina. El dibujo de Fernando Brambila recoge la visita de los expedicionarios al sepulcro familiar del jefe o ankau. La talla de un gigantesco ídolo, junto a dos enormes piras funerarias, preside la escena, en medio de un espeso bosque. Dispersos por el suelo, se observan algunos restos óseos, como las calaveras.
A finales del siglo XVII se originó un conflicto entre España y Gran Bretaña por la posesión de la isla de Nutka, en la actual Columbia Británica de Canadá. Las negociaciones del capitán Juan Francisco de la Bodega y Quadra (a la derecha), con su homólogo británico George Vancouver (izquierda) lo evitaron. Aquellas discusiones cordiales entre caballeros les hicieron acordar que la gran isla donde estaba Nutka se llamaría ‘Isla de Quadra y Vancouver’, aunque con el paso del tiempo solo ha quedado el nombre del capitán inglés.
La gran expedición científica de la ilustración española es la de Alejandro Malaspina y su colega José de Bustamante y Guerra. Entre 1788 y 1794 cartografiaron muchas de las islas y costas del Pacífico. Los naturalistas de la tripulación, como Antonio Pineda, recogieron un inventario botánico de 14.000 plantas y otro zoológico de más de 500 especies (357 aves, 124 peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios).
Los científicos de la expedición Malapina efectuaron investigaciones astronómicas y mediciones de la gravedad. Esto, por ejemplo, lo hicieron con un péndulo en un fiordo de Nueva Zelanda, donde el nombre de algunos de sus puntos geográficos recuerdan aquella visita (Bauza Island –en honor al cartógrafo Felipe Bauza–, Febrero Point, Malaspina Reach, Péndulo Reach).
El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr y otras tres empresas, está construyendo una de las mayores obras de ingeniería mundial: la construcción del tercer juego de esclusas en cada extremo del Canal de Panamá, por un importe de 3.200 millones de dólares. Cada uno estará compuesto por tres escalones consecutivos para elevar o descender los buques entre el nivel del lago Gatún y los océanos. Las primeras cuatro compuertas –de 58 m de longitud, 30 m de alto y 3.100 toneladas de peso cada una– llegaron el 22 de agosto de 2013. Cuando esté terminado el proyecto en 2015 podrán pasar barcos con el triple capacidad de carga que los actuales. Se calcula que la capacidad de tránsito de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico aumentará un 40%.
No es habitual bajar a la playa y meterse al agua con una armadura, un estandarte y acompañado de un notario y un sacerdote cantando el tedeum, pero Vasco Núñez de Balboa lo hizo el 29 de septiembre de 1513 para tomar posesión del que llamó Mar del Sur en nombre de la Corona de Castilla. Aquel aventurero del Renacimiento, con antecedentes de polizón y esposa indígena, acababa de abrir un mar de posibilidades a toda la humanidad.
La expedición comandada por Fernando de Magallanes partió de Sevilla en 1519 en busca de las islas Molucas o de las especias. Tras su muerte, le sucedió Juan Sebastián Elcano, que logró la primera circunnavegación del mundo. De los cinco barcos y 234 hombres que salieron solo regresaron 18 maltrechos marineros en 1522 a Sanlúcar de Barrameda.
En 1567 partió desde el puerto del Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa –un barco del CSIC lleva hoy el nombre de este gran explorador de los canales patagónicos– y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En 1567 partió desde El Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En una segunda travesía a este archipiélago, donde de camino también descubrieron las Islas Marquesas –nombradas por el marqués de Cañete, virrey de Perú–, Mendaña murió de malaria. Pero antes nombró a su mujer, la gallega Isabel Barreto de Castro, gobernadora de aquellas tierras, y que además quedó al mando de la expedición. Es la primera y única mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación española, liderando en 1595 la más larga expedición por el Pacífico hasta entonces.
Según algunas crónicas, no le tembló el pulso para ajusticiar a varios marineros que contravinieron sus órdenes. Tampoco tardo mucho en casarse con un general. Barreto fue una de las mujeres que protagonizó la exposición No fueron solos organizada por la Armada y el Museo Naval.
Otro de los navegantes de aquel viaje, Pedro de Ortega, bautizó a la mayor de las islas de las Salomón con el nombre de su pueblo natal: Guadalcanal, en la frontera entre Sevilla y Badajoz. Nada hacía presagiar que siglos más tarde se convertiría en el escenario de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El segundo al mando en la expedición de 1606 de Pedro Fernández de Quirós, que buscaba la Terra Australis, fue Luis Váez de Torres. Cuando despareció su patrón, Torres volvió a Manila por el estrecho que hoy lleva su nombre, entre Australia y Nueva Guinea. En esta última algún miembro de la tripulación dibujó varios indígenas como los que se ven en la ilustración de la derecha.
El contacto con los pueblos nativos del Pacífico continuó en los siglos siguientes. A la derecha, pira y sepulcro en puerto Mulgrave (Alaska) durante la expedición de Malaspina. El dibujo de Fernando Brambila recoge la visita de los expedicionarios al sepulcro familiar del jefe o ankau. La talla de un gigantesco ídolo, junto a dos enormes piras funerarias, preside la escena, en medio de un espeso bosque. Dispersos por el suelo, se observan algunos restos óseos, como las calaveras.
A finales del siglo XVII se originó un conflicto entre España y Gran Bretaña por la posesión de la isla de Nutka, en la actual Columbia Británica de Canadá. Las negociaciones del capitán Juan Francisco de la Bodega y Quadra (a la derecha), con su homólogo británico George Vancouver (izquierda) lo evitaron. Aquellas discusiones cordiales entre caballeros les hicieron acordar que la gran isla donde estaba Nutka se llamaría ‘Isla de Quadra y Vancouver’, aunque con el paso del tiempo solo ha quedado el nombre del capitán inglés.
La gran expedición científica de la ilustración española es la de Alejandro Malaspina y su colega José de Bustamante y Guerra. Entre 1788 y 1794 cartografiaron muchas de las islas y costas del Pacífico. Los naturalistas de la tripulación, como Antonio Pineda, recogieron un inventario botánico de 14.000 plantas y otro zoológico de más de 500 especies (357 aves, 124 peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios).
Los científicos de la expedición Malapina efectuaron investigaciones astronómicas y mediciones de la gravedad. Esto, por ejemplo, lo hicieron con un péndulo en un fiordo de Nueva Zelanda, donde el nombre de algunos de sus puntos geográficos recuerdan aquella visita (Bauza Island –en honor al cartógrafo Felipe Bauza–, Febrero Point, Malaspina Reach, Péndulo Reach).
El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr y otras tres empresas, está construyendo una de las mayores obras de ingeniería mundial: la construcción del tercer juego de esclusas en cada extremo del Canal de Panamá, por un importe de 3.200 millones de dólares. Cada uno estará compuesto por tres escalones consecutivos para elevar o descender los buques entre el nivel del lago Gatún y los océanos. Las primeras cuatro compuertas –de 58 m de longitud, 30 m de alto y 3.100 toneladas de peso cada una– llegaron el 22 de agosto de 2013. Cuando esté terminado el proyecto en 2015 podrán pasar barcos con el triple capacidad de carga que los actuales. Se calcula que la capacidad de tránsito de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico aumentará un 40%.
No es habitual bajar a la playa y meterse al agua con una armadura, un estandarte y acompañado de un notario y un sacerdote cantando el tedeum, pero Vasco Núñez de Balboa lo hizo el 29 de septiembre de 1513 para tomar posesión del que llamó Mar del Sur en nombre de la Corona de Castilla. Aquel aventurero del Renacimiento, con antecedentes de polizón y esposa indígena, acababa de abrir un mar de posibilidades a toda la humanidad.
La expedición comandada por Fernando de Magallanes partió de Sevilla en 1519 en busca de las islas Molucas o de las especias. Tras su muerte, le sucedió Juan Sebastián Elcano, que logró la primera circunnavegación del mundo. De los cinco barcos y 234 hombres que salieron solo regresaron 18 maltrechos marineros en 1522 a Sanlúcar de Barrameda.
En 1567 partió desde el puerto del Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa –un barco del CSIC lleva hoy el nombre de este gran explorador de los canales patagónicos– y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En 1567 partió desde El Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En una segunda travesía a este archipiélago, donde de camino también descubrieron las Islas Marquesas –nombradas por el marqués de Cañete, virrey de Perú–, Mendaña murió de malaria. Pero antes nombró a su mujer, la gallega Isabel Barreto de Castro, gobernadora de aquellas tierras, y que además quedó al mando de la expedición. Es la primera y única mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación española, liderando en 1595 la más larga expedición por el Pacífico hasta entonces.
Según algunas crónicas, no le tembló el pulso para ajusticiar a varios marineros que contravinieron sus órdenes. Tampoco tardo mucho en casarse con un general. Barreto fue una de las mujeres que protagonizó la exposición No fueron solos organizada por la Armada y el Museo Naval.
Otro de los navegantes de aquel viaje, Pedro de Ortega, bautizó a la mayor de las islas de las Salomón con el nombre de su pueblo natal: Guadalcanal, en la frontera entre Sevilla y Badajoz. Nada hacía presagiar que siglos más tarde se convertiría en el escenario de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El segundo al mando en la expedición de 1606 de Pedro Fernández de Quirós, que buscaba la Terra Australis, fue Luis Váez de Torres. Cuando despareció su patrón, Torres volvió a Manila por el estrecho que hoy lleva su nombre, entre Australia y Nueva Guinea. En esta última algún miembro de la tripulación dibujó varios indígenas como los que se ven en la ilustración de la derecha.
El contacto con los pueblos nativos del Pacífico continuó en los siglos siguientes. A la derecha, pira y sepulcro en puerto Mulgrave (Alaska) durante la expedición de Malaspina. El dibujo de Fernando Brambila recoge la visita de los expedicionarios al sepulcro familiar del jefe o ankau. La talla de un gigantesco ídolo, junto a dos enormes piras funerarias, preside la escena, en medio de un espeso bosque. Dispersos por el suelo, se observan algunos restos óseos, como las calaveras.
A finales del siglo XVII se originó un conflicto entre España y Gran Bretaña por la posesión de la isla de Nutka, en la actual Columbia Británica de Canadá. Las negociaciones del capitán Juan Francisco de la Bodega y Quadra (a la derecha), con su homólogo británico George Vancouver (izquierda) lo evitaron. Aquellas discusiones cordiales entre caballeros les hicieron acordar que la gran isla donde estaba Nutka se llamaría ‘Isla de Quadra y Vancouver’, aunque con el paso del tiempo solo ha quedado el nombre del capitán inglés.
La gran expedición científica de la ilustración española es la de Alejandro Malaspina y su colega José de Bustamante y Guerra. Entre 1788 y 1794 cartografiaron muchas de las islas y costas del Pacífico. Los naturalistas de la tripulación, como Antonio Pineda, recogieron un inventario botánico de 14.000 plantas y otro zoológico de más de 500 especies (357 aves, 124 peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios).
Los científicos de la expedición Malapina efectuaron investigaciones astronómicas y mediciones de la gravedad. Esto, por ejemplo, lo hicieron con un péndulo en un fiordo de Nueva Zelanda, donde el nombre de algunos de sus puntos geográficos recuerdan aquella visita (Bauza Island –en honor al cartógrafo Felipe Bauza–, Febrero Point, Malaspina Reach, Péndulo Reach).
El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr y otras tres empresas, está construyendo una de las mayores obras de ingeniería mundial: la construcción del tercer juego de esclusas en cada extremo del Canal de Panamá, por un importe de 3.200 millones de dólares. Cada uno estará compuesto por tres escalones consecutivos para elevar o descender los buques entre el nivel del lago Gatún y los océanos. Las primeras cuatro compuertas –de 58 m de longitud, 30 m de alto y 3.100 toneladas de peso cada una– llegaron el 22 de agosto de 2013. Cuando esté terminado el proyecto en 2015 podrán pasar barcos con el triple capacidad de carga que los actuales. Se calcula que la capacidad de tránsito de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico aumentará un 40%.
No es habitual bajar a la playa y meterse al agua con una armadura, un estandarte y acompañado de un notario y un sacerdote cantando el tedeum, pero Vasco Núñez de Balboa lo hizo el 29 de septiembre de 1513 para tomar posesión del que llamó Mar del Sur en nombre de la Corona de Castilla. Aquel aventurero del Renacimiento, con antecedentes de polizón y esposa indígena, acababa de abrir un mar de posibilidades a toda la humanidad.
La expedición comandada por Fernando de Magallanes partió de Sevilla en 1519 en busca de las islas Molucas o de las especias. Tras su muerte, le sucedió Juan Sebastián Elcano, que logró la primera circunnavegación del mundo. De los cinco barcos y 234 hombres que salieron solo regresaron 18 maltrechos marineros en 1522 a Sanlúcar de Barrameda.
En 1567 partió desde el puerto del Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa –un barco del CSIC lleva hoy el nombre de este gran explorador de los canales patagónicos– y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En 1567 partió desde El Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En una segunda travesía a este archipiélago, donde de camino también descubrieron las Islas Marquesas –nombradas por el marqués de Cañete, virrey de Perú–, Mendaña murió de malaria. Pero antes nombró a su mujer, la gallega Isabel Barreto de Castro, gobernadora de aquellas tierras, y que además quedó al mando de la expedición. Es la primera y única mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación española, liderando en 1595 la más larga expedición por el Pacífico hasta entonces.
Según algunas crónicas, no le tembló el pulso para ajusticiar a varios marineros que contravinieron sus órdenes. Tampoco tardo mucho en casarse con un general. Barreto fue una de las mujeres que protagonizó la exposición No fueron solos organizada por la Armada y el Museo Naval.
Otro de los navegantes de aquel viaje, Pedro de Ortega, bautizó a la mayor de las islas de las Salomón con el nombre de su pueblo natal: Guadalcanal, en la frontera entre Sevilla y Badajoz. Nada hacía presagiar que siglos más tarde se convertiría en el escenario de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El segundo al mando en la expedición de 1606 de Pedro Fernández de Quirós, que buscaba la Terra Australis, fue Luis Váez de Torres. Cuando despareció su patrón, Torres volvió a Manila por el estrecho que hoy lleva su nombre, entre Australia y Nueva Guinea. En esta última algún miembro de la tripulación dibujó varios indígenas como los que se ven en la ilustración de la derecha.
El contacto con los pueblos nativos del Pacífico continuó en los siglos siguientes. A la derecha, pira y sepulcro en puerto Mulgrave (Alaska) durante la expedición de Malaspina. El dibujo de Fernando Brambila recoge la visita de los expedicionarios al sepulcro familiar del jefe o ankau. La talla de un gigantesco ídolo, junto a dos enormes piras funerarias, preside la escena, en medio de un espeso bosque. Dispersos por el suelo, se observan algunos restos óseos, como las calaveras.
A finales del siglo XVII se originó un conflicto entre España y Gran Bretaña por la posesión de la isla de Nutka, en la actual Columbia Británica de Canadá. Las negociaciones del capitán Juan Francisco de la Bodega y Quadra (a la derecha), con su homólogo británico George Vancouver (izquierda) lo evitaron. Aquellas discusiones cordiales entre caballeros les hicieron acordar que la gran isla donde estaba Nutka se llamaría ‘Isla de Quadra y Vancouver’, aunque con el paso del tiempo solo ha quedado el nombre del capitán inglés.
La gran expedición científica de la ilustración española es la de Alejandro Malaspina y su colega José de Bustamante y Guerra. Entre 1788 y 1794 cartografiaron muchas de las islas y costas del Pacífico. Los naturalistas de la tripulación, como Antonio Pineda, recogieron un inventario botánico de 14.000 plantas y otro zoológico de más de 500 especies (357 aves, 124 peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios).
Los científicos de la expedición Malapina efectuaron investigaciones astronómicas y mediciones de la gravedad. Esto, por ejemplo, lo hicieron con un péndulo en un fiordo de Nueva Zelanda, donde el nombre de algunos de sus puntos geográficos recuerdan aquella visita (Bauza Island –en honor al cartógrafo Felipe Bauza–, Febrero Point, Malaspina Reach, Péndulo Reach).
El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr y otras tres empresas, está construyendo una de las mayores obras de ingeniería mundial: la construcción del tercer juego de esclusas en cada extremo del Canal de Panamá, por un importe de 3.200 millones de dólares. Cada uno estará compuesto por tres escalones consecutivos para elevar o descender los buques entre el nivel del lago Gatún y los océanos. Las primeras cuatro compuertas –de 58 m de longitud, 30 m de alto y 3.100 toneladas de peso cada una– llegaron el 22 de agosto de 2013. Cuando esté terminado el proyecto en 2015 podrán pasar barcos con el triple capacidad de carga que los actuales. Se calcula que la capacidad de tránsito de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico aumentará un 40%.
No es habitual bajar a la playa y meterse al agua con una armadura, un estandarte y acompañado de un notario y un sacerdote cantando el tedeum, pero Vasco Núñez de Balboa lo hizo el 29 de septiembre de 1513 para tomar posesión del que llamó Mar del Sur en nombre de la Corona de Castilla. Aquel aventurero del Renacimiento, con antecedentes de polizón y esposa indígena, acababa de abrir un mar de posibilidades a toda la humanidad.
La expedición comandada por Fernando de Magallanes partió de Sevilla en 1519 en busca de las islas Molucas o de las especias. Tras su muerte, le sucedió Juan Sebastián Elcano, que logró la primera circunnavegación del mundo. De los cinco barcos y 234 hombres que salieron solo regresaron 18 maltrechos marineros en 1522 a Sanlúcar de Barrameda.
En 1567 partió desde el puerto del Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa –un barco del CSIC lleva hoy el nombre de este gran explorador de los canales patagónicos– y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En 1567 partió desde El Callao una expedición al mando de Álvaro de Mendaña, con los capitanes Pedro Sarmiento de Gamboa y Pedro de Ortega. El objetivo era hallar la fabulosa tierra de Ofir de la que hablaban las leyendas incas y donde se suponía estaban las minas del Rey Salomón. Encontraron unas islas y las bautizaron como ese rey, pero ni rastro del oro.
En una segunda travesía a este archipiélago, donde de camino también descubrieron las Islas Marquesas –nombradas por el marqués de Cañete, virrey de Perú–, Mendaña murió de malaria. Pero antes nombró a su mujer, la gallega Isabel Barreto de Castro, gobernadora de aquellas tierras, y que además quedó al mando de la expedición. Es la primera y única mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación española, liderando en 1595 la más larga expedición por el Pacífico hasta entonces.
Según algunas crónicas, no le tembló el pulso para ajusticiar a varios marineros que contravinieron sus órdenes. Tampoco tardo mucho en casarse con un general. Barreto fue una de las mujeres que protagonizó la exposición No fueron solos organizada por la Armada y el Museo Naval.
Otro de los navegantes de aquel viaje, Pedro de Ortega, bautizó a la mayor de las islas de las Salomón con el nombre de su pueblo natal: Guadalcanal, en la frontera entre Sevilla y Badajoz. Nada hacía presagiar que siglos más tarde se convertiría en el escenario de la mayor batalla de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.
El segundo al mando en la expedición de 1606 de Pedro Fernández de Quirós, que buscaba la Terra Australis, fue Luis Váez de Torres. Cuando despareció su patrón, Torres volvió a Manila por el estrecho que hoy lleva su nombre, entre Australia y Nueva Guinea. En esta última algún miembro de la tripulación dibujó varios indígenas como los que se ven en la ilustración de la derecha.
El contacto con los pueblos nativos del Pacífico continuó en los siglos siguientes. A la derecha, pira y sepulcro en puerto Mulgrave (Alaska) durante la expedición de Malaspina. El dibujo de Fernando Brambila recoge la visita de los expedicionarios al sepulcro familiar del jefe o ankau. La talla de un gigantesco ídolo, junto a dos enormes piras funerarias, preside la escena, en medio de un espeso bosque. Dispersos por el suelo, se observan algunos restos óseos, como las calaveras.
A finales del siglo XVII se originó un conflicto entre España y Gran Bretaña por la posesión de la isla de Nutka, en la actual Columbia Británica de Canadá. Las negociaciones del capitán Juan Francisco de la Bodega y Quadra (a la derecha), con su homólogo británico George Vancouver (izquierda) lo evitaron. Aquellas discusiones cordiales entre caballeros les hicieron acordar que la gran isla donde estaba Nutka se llamaría ‘Isla de Quadra y Vancouver’, aunque con el paso del tiempo solo ha quedado el nombre del capitán inglés.
La gran expedición científica de la ilustración española es la de Alejandro Malaspina y su colega José de Bustamante y Guerra. Entre 1788 y 1794 cartografiaron muchas de las islas y costas del Pacífico. Los naturalistas de la tripulación, como Antonio Pineda, recogieron un inventario botánico de 14.000 plantas y otro zoológico de más de 500 especies (357 aves, 124 peces, 36 cuadrúpedos y 21 anfibios).
Los científicos de la expedición Malapina efectuaron investigaciones astronómicas y mediciones de la gravedad. Esto, por ejemplo, lo hicieron con un péndulo en un fiordo de Nueva Zelanda, donde el nombre de algunos de sus puntos geográficos recuerdan aquella visita (Bauza Island –en honor al cartógrafo Felipe Bauza–, Febrero Point, Malaspina Reach, Péndulo Reach).
El consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC), liderado por Sacyr y otras tres empresas, está construyendo una de las mayores obras de ingeniería mundial: la construcción del tercer juego de esclusas en cada extremo del Canal de Panamá, por un importe de 3.200 millones de dólares. Cada uno estará compuesto por tres escalones consecutivos para elevar o descender los buques entre el nivel del lago Gatún y los océanos. Las primeras cuatro compuertas –de 58 m de longitud, 30 m de alto y 3.100 toneladas de peso cada una– llegaron el 22 de agosto de 2013. Cuando esté terminado el proyecto en 2015 podrán pasar barcos con el triple capacidad de carga que los actuales. Se calcula que la capacidad de tránsito de mercancías entre el Pacífico y el Atlántico aumentará un 40%.
Los descubrimientos de los españoles en América son más o menos conocidos, pero no lo son tanto los logros que consiguieron más allá: en el Pacífico, conocido durante casi tres siglos como "el lago español’. En el 2013 que se han celebrado los cinco siglos de su descubrimiento rescatamos del olvido las historias de aquellos hombres y mujeres que entregaron sus vidas al mayor de los océanos.