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En la naturaleza se pueden encontrar moléculas trenzadas, como el ADN circular o diversas proteínas, pero a los científicos les cuesta mucho sintetizarlas en el laboratorio. Ahora, por primera vez, han conseguido crear una con tres hebras. La diminuta ‘nanotrenza’ tiene 192 átomos y ocho cruces, una estructura anudada que ayudará al desarrollo de materiales más resistentes.
Un estudio español, publicado en PLoS ONE, describe cómo la activación de la proteína TLR2, el principal elemento que reconoce los cambios en la cantidad y calidad de la flora intestinal, condiciona los niveles disponibles de serotonina. Para los autores, el trabajo mejora la comprensión sobre la conexión entre intestino y cerebro a través de la microbiota.
Esta semana se ha presentado en Barcelona el proyecto europeo BrainCom, que con un presupuesto de 8,35 millones de euros aprovechará las propiedades únicas del grafeno y otros materiales orgánicos para desarrollar una tecnología radicalmente nueva de implantes corticales ultraflexibles. Sus resultados ofrecerán soluciones para rehabilitar pacientes con trastornos en el habla gracias a innovadoras interfaces cerebro-ordenador.
Investigadores de Cataluña han analizado la influencia de nueve trastornos físicos y mentales en la discapacidad de la población adulta europea. Los resultados, publicados en Gaceta Sanitaria, revelan diferencias significativas entre las distintas regiones de Europa.
Restos de gramíneas y polen de coníferas han quedado atrapados en el sarro de de los dientes pertenecientes a un individuo hallado en el yacimiento de la Sima del Elefante de Atapuerca. El análisis de la mandíbula fósil, de más de 1,2 millones de años de antigüedad, revela así un componente vegetal importante en la dieta de las primeras poblaciones humanas europeas, que aún no procesaban térmicamente estos alimentos antes de ingerirlos.
Las células del cerebro responsables de detectar y reparar el daño cerebral se renuevan a sí mismas más rápidamente de lo que se pensaba, según un estudio de la Universidad de Southampton (Reino Unido). Estas células, denominadas microglía, tienen hasta seis ciclos de renovación en la vida de una persona.