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Ha muerto a los 63 años la primera española que trabajó en experimentos punteros en partículas elementales y en sus grandes instalaciones, como el Fermilab y el CERN. Su colega, la también física Pilar López Sancho, la recuerda así: “Teresa podía con todo y todo lo hacía bien”.
Teresa Rodrigo (Lleida, 1956) ha sido una verdadera pionera, como mujer científica y como española científica. Fue la primera española que trabajó en experimentos punteros en el campo de la física de partículas elementales y en las grandes instalaciones donde se llevan a cabo.
Ya en 1994 estuvo investigando en el Fermi National Accelerator Laboratory (FERMILAB) del Departamento de Energía de Estados Unidos, el laboratorio de física de partículas más importante de Estados Unidos. Allí destacó su trabajo en el experimento Collider Detector CDF que llevó al descubrimiento del top quark en 1995, un hito del siglo XX en el campo de las partículas elementales.
Desde 1994 formó parte del proyecto Solenoide Compacto de muones (CMS por sus siglas en inglés) en el Gran Colisionador de Hadrones LHC, el mayor acelerador de partículas del mundo, del Laboratorio Europeo de Física de Partículas, el CERN.
En el CERN dirigía uno de los equipos que han colaborado en el reciente descubrimiento del bosón de Higgs, considerado uno de los mayores logros científicos de los últimos 50 años. La importancia y calidad de su trabajo científico se pone de manifiesto en su nombramiento en 2010 como Presidenta del Consejo de Colaboración Internacional del CMS, en el que participan instituciones de más de 40 países.
Desde 2012 formó parte del Comité de Política Científica del CERN. Teresa Rodrigo fue la primera física española en formar parte del organismo que asesora en cuestiones científicas al mayor laboratorio mundial en física de partículas, que en sus casi 60 años de historia ha tenido solo cuatro españoles como miembros.
En España lideraba el grupo de más de 30 investigadores del Instituto de Física de Cantabria (IFCA) y de la Universidad de Oviedo que participan de forma conjunta en el experimento CMS, tanto en su diseño, construcción, instalación y operación del sistema de alineamiento como en la preparación de un centro Tier-2 de procesado de datos, y posteriormente en el análisis de los datos que se obtienen en el LHC.
Era catedrática de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Cantabria desde 1994, e investigadora del Instituto de Física de Cantabria (IFCA), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Cantabria, y del que fue directora desde 2016 hasta hace unos meses. Además era Doctora Honoris Causa de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y recibió la Medalla de Plata de la Universidad de Cantabria en 2019.
Su trabajo científico ha dado lugar a numerosas publicaciones de primer nivel, libros, conferencias, todo ello compaginado con docencia y labores de gestión.
Teresa podía con todo y todo lo hacía bien. Otro aspecto a destacar de su trabajo pionero en grandes instalaciones internacionales es que además abrió camino a otros investigadores españoles.
Consciente de la importancia de la investigación científica en el progreso de nuestra sociedad, y conocedora de la escasa presencia de mujeres en física, desarrolló en el IFCA varios proyectos de divulgación para acercar la física a la juventud y, en especial, para incentivar vocaciones científicas en las niñas.
Las medidas que siguió el IFCA bajo su dirección, cumpliendo el II Plan de Igualdad del CSIC, valieron al instituto en 2018 el accésit del Distintivo de Igualdad del CSIC, que premia la labor en materia de igualdad realizada por los centros o institutos.
En 2016 recibió el I Premio Julio Peláez a Pioneras de las Ciencias Física, Química y Matemáticas, de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno que recibió en la UIMP en Santander. Su conferencia en el acto de entrega del premio repasó el papel de las mujeres en el desarrollo de la física de partículas. Una conferencia amena, rigurosa y clara que solo una investigadora brillante, pero generosa, es capaz de dar. Teresa era las dos cosas, su excelencia profesional no le hizo perder su sencillez.
Siempre estuvo dispuesta a colaborar con el Grupo de Mujeres en Física de la Real Sociedad Española de Física, con la Comisión de Mujeres y Ciencia del CSIC y con AMIT cuando lo solicitamos, con discreción, sin buscar protagonismo pero sin ahorrar esfuerzos, como hizo en su trabajo.
Teresa Rodrigo nos deja un poco huérfanos, pero nos queda su ejemplo, su trabajo y su luminosa sonrisa.
Pilar López Sancho es doctora en Ciencias Físicas, profesora de investigación del CSIC, socia y ex presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT)
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