Las antiguas tumbas de Roma son el hábitat de dos especies de bacterias desconocidas hasta ahora y cuyo descubrimiento podría ayudar a salvaguardar el patrimonio cultural romano. Las condiciones específicas de las catacumbas dieron lugar a la evolución de dos especies únicas que son capaces de producir moléculas útiles como enzimas y antibióticos, según un trabajo de la Universidad de Messina publicado en el número de septiembre del International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology.
Segmentos de la cuarta pata con foco extendido parcial de Vagabundia sci.
En la foto, las diez especies seleccionadas por los expertos. De arriba a abajo: raya eléctrica (Electrolux addisoni), restos del dinosaurio con hocico en forma de pato (Gryposaurus monumentensis), milpies rosa (Desmoxytes purpurosea), sapo exótico (Philautus maia), serpiente venenorsa (Oxyuranus temporalis), murciélago frutícola (styloctenium mindorensis), champiñón Xerocomus silwoodensis, medusa “Malo kingi”, escarabajo rinoceronte (Megaceras briansaltini) y la planta michelin (Tecticornia bibenda).
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Bristol, la completa recuperación de los sistemas ecológicos tras la extinción más devastadora de todos los tiempos no se produjo hasta al menos 30 millones de años más tarde.