Unos meses antes de la cumbre del clima que se celebra en Copenhague (Dinamarca) a finales de año, científicos de la Universidad de Princeton (EE UU) han desarrollado una nueva forma de dividir la responsabilidad de las emisiones de carbono entre los países. El método, que se publica esta semana on line en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), se centra en identificar a los individuos más contaminadores del mundo para calcular la responsabilidad que cada país en la reducción de CO2.
Los investigadores recogen los datos de mediciones morfológicas en la isla de Hirta.
Ovejas Soay (Ovis aries) en el archipiélago escocés de St. Kilda.
La capacidad de las plantas para predecir la hora, un mecanismo común a todos los seres vivos, les permite sobrevivir, crecer y reproducirse. En un estudio que se publica en el último número de la prestigiosa revista Ecology Letters, un equipo internacional ha descrito este reloj circadiano desde el punto de vista molecular, y ha encontrado una implicación ecológica: hace que los escenarios de cambio climático y las cifras de niveles de CO2 sean más precisas.
Torre de CO2 utilizada para medir los flujos de CO2 a nivel de ecosistema.
Torre de CO2 utilizada para medir los flujos de CO2 a nivel de ecosistema.
Científicos del Estudio Antártico Británico han medido la adaptación de la fauna antártica al aumento de temperaturas. Los resultados, que presentan hoy en la reunión anual de la Sociedad de Biología Experimental en Glasgow (Reino Unido), demuestran que algunas especies viven ya cerca del límite superior del rango de temperatura que soportan, y que un aumento mayor debido al calentamiento global podría provocar grandes desequilibrios ecológicos.