Si seguías la serie de Friends, es casi seguro que, en algún lugar de tu cerebro, en la zona de hipocampo, una neurona se encienda cada vez que oyes mencionar o ves una foto de la actriz Jennifer Anniston. Lo comprobó hace una década este neurocientífico inquieto, que hoy sigue ahondando en el conocimiento de esas células que podrían guardar el secreto de lo que nos hace típicamente humanos, las neuronas concepto.
Un estudio del Instituto de Neurociencias de Alicante revela que estas conexiones se forman muy pronto y atraviesan fases críticas que pueden influir en trastornos del neurodesarrollo.
Un equipo investigador ha identificado los mecanismos que permiten al cerebro consolidar recuerdos. El estudio describe cómo ciertas conexiones de largo alcance entre células nerviosas contribuyen a formar mapas mentales duraderos.
La neurocientífica lleva toda su carrera intentando comprender las billones de conexiones que forman las neuronas en el cerebro. Sus investigaciones sobre cómo se forman los circuitos de los sentidos durante el desarrollo fueron galardonadas con el Premio Rei Jaume I de Investigación Médica en 2023.
El trabajo, realizado en ratones transgénicos, combina optogenética, registros neuronales y algoritmos de IA. Con los resultados, el equipo ha creado a una herramienta abierta a la comunidad científica y podría tener aplicaciones en enfermedades como el alzhéimer. Los resultados se han publicado en Science.
Nuestro cerebro no solo registra lo que vemos, sino que organiza esa información en estructuras geométricas complejas. Esta capacidad, esencial para orientarnos y recordar, se basa en la actividad coordinada de distintas poblaciones neuronales que construyen mapas mentales dinámicos y precisos.
Un equipo internacional ha logrado ver en el cerebro post mortem unos pequeños cúmulos de proteína, llamados oligómeros de alfa-sinucleína, considerados los desencadenantes de parte de la enfermedad. Hasta ahora no existía una técnica capaz de ver estas acumulaciones de apenas unos nanómetros de tamaño.
La dirección de las ondas lentas cerebrales depende de la excitabilidad de las neuronas. Un modelo computacional demuestra que no es solo la anatomía la que determina cómo se propagan estas oscilaciones.
Una investigación revela que los impactos en la cabeza en deportes de contacto provocan pérdida neuronal e inflamación antes de que se manifiesten síntomas de enfermedades neurodegenerativas. En concreto, se observa una reducción del 56 % de neuronas en la capa superficial del cerebro, clave en funciones cognitivas y emocionales.
Un estudio liderado por el CSIC demuestra que la depresión, la esquizofrenia o el trastorno bipolar, junto con hábitos poco saludables, dañan la neurogénesis adulta. Los resultados sientan las bases para el desarrollo de nuevas terapias que restauren la plasticidad cerebral.