Representación artística de un magnetar que, tras el agrietamiento de su superficie, libera la energía almacenada en su potente campo magnético.
Christine Done, física y profesora en la Universidad de Durham (Reino Unido) cuenta que cuando era una niña en la televisión veía Star Trek y ella quería ser Spock el científico y entender las cosas. Así que estudió física y se dedicó a investigar agujeros negros. Hoy conocemos cerca de 30 agujeros negros en nuestra galaxia, estrellas colapsadas que acretan material de una compañera. Pero según la experta, "la gravedad en un agujero negro, es la más fuerte posible, y su comportamiento da validez a lo que Einstein predice".
El planeta Wasp-12b en comparación con Júpiter.
Imagen de la “temperatura de brillo” en Escandinavia.
La Agencia Espacial Europea (ESA) acaba de seleccionar los tres proyectos científicos finalistas que optan a las dos misiones de clase media que se lanzarán a partir del 2017. Se trata de las propuestas ‘Euclid’ sobre energía y materia oscura, ‘Solar Orbiter’ para estudiar la misteriosa naturaleza del Sol y ‘PLAnetary Transits and Oscillations of stars’ (PLATO) de búsqueda de planetas habitables que giran entorno a otras estrellas.
PLATO buscará planetas habitables.
Solar Orbiter estudiará el Sol desde cerca.
Euclid cartografiará la distribución de galaxias.
La revista Nature publica en su último número un artículo que aporta nuevos datos sobre los “chorros” de partículas emitidos desde las galaxias blazars, aquellas que tienen un agujero negro supermasivo en su centro. El trabajo revela que la mayor parte de la luz del chorro (rayos gamma, la fuente de luz más energética del universo) se crea más lejos de lo que se pensaba.
Esta simulación muestra un agujero negro que atrae la materia cercana (en amarillo) y al mismo tiempo proyecta energía hacia el universo en forma de chorro de partículas (azul y rojo), que se mantiene unidas mediantes líneas de campo magnético (verde).