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“Recordar eventos pasados ayuda a mantener la memoria activa”

El profesor Richard G.M. Morris, inventor del laberinto acuático de Morris, explica en el Centro de Investigación Médica Aplicada de la Universidad de Navarra la prueba principal para evaluar la memoria en animales.

Los doctores Mónica Muñoz, Mar Cuadrado, Richard Morris y Ana G. Osta, en el CIMA de la Universidad de Navarra. / CIMA

“Recordar eventos pasados ayuda a mantener la memoria activa”, asegura Richard G.M. Morris, director del Centro de Estudios Cognitivos y Sistemas Neurales de la Universidad de Edimburgo, tras la conferencia que impartió en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra.

Su labor investigadora destaca por su contribución al estudio de las bases celulares de la memoria. De hecho, los laboratorios de Neurobiología de todo el mundo utilizan el denominado laberinto acuático de Morris, inventado por él, como prueba principal para evaluar la memoria en animales.

En los últimos 20 años las neurociencias han realizado grandes progresos para comprender los mecanismos neurobiológicos de la memoria. Los científicos ya no la vinculan con aspectos psicológicos sino con la actividad de las células en el cerebro. El profesor de la Universidad de Edimburgo considera que la memoria es muy importante para el ser humano.

“Es como un pegamento que mantiene unidos muchos de los aspectos de nuestras vidas y que nos permite pensar en el pasado, planear el futuro y nos distingue del resto de las personas. Hay grandes diferencias entre recordar eventos y desarrollar habilidades. Esto hace distinguir entre dos tipos de memoria: recordar, por ejemplo, qué has desayunado (memoria episódica) es muy diferente a recordar cómo ir en bicicleta (memoria procedural). En ambos casos intervienen distintas áreas cerebrales”, añade.

Recordar para mantener la memoria intacta

Morris explicó en su visita al CIMA que cuando se almacena un recuerdo se suceden diversos cambios bioquímicos y estructurales en el cerebro. “Y en casos de enfermedades neurodegenerativas, como en la enfermedad de Alzheimer, se producen alteraciones en estas vías que afectan a áreas implicadas en los procesos de memoria y aprendizaje”.

El aprendizaje es una herramienta para mantener un cerebro activo y la memoria intacta.

“Aprender implica la organización sistemática de información en estructuras cerebrales que son vitales. Si acumulas información progresivamente, creas recuerdos más duraderos que si aprendes muchas cosas la noche anterior a un examen, por ejemplo. Por otra parte, otras acciones como hablar del pasado, recordar a los abuelos, etc. pueden ayudar a mantener la memoria intacta. Del mismo modo, se ha sugerido que mantenerse en buen estado físico puede contribuir a mantener un cerebro sano: realizar ejercicio es bueno, igual que comer bien… Es parte de la disciplina para mantenerse cognitivamente en buen estado” comenta.

Test de Morris

El laberinto acuático de Morris (o Morris-Water-Maze) es la prueba más comúnmente utilizada para evaluar la memoria espacial en roedores. Consiste en una piscina circular llena de agua en la que se sitúa una plataforma que debe ser localizada por el animal para poder escapar del agua.

Para su localización (queda sumergida unos centímetros por debajo del agua), el animal debe orientarse utilizando una serie de pistas visuales que se colocan alrededor de la piscina. Con el entrenamiento, el animal debe aprender a localizar la plataforma (fase de adquisición o aprendizaje).

Después de esta fase, que puede durar varios días, se realiza una prueba final fase de retención de memoria en la que se retira la plataforma, y se mide el tiempo durante el cual el animal permanece en el cuadrante donde se situaba la plataforma.

“Una de las razones por las que se ha extendido tanto su uso es la fiabilidad del test, los resultados obtenidos con esta prueba son muy reproducibles. Además, puede utilizarse para evaluar el efecto en memoria de un tratamiento farmacológico, o de las distintas modificaciones genéticas que se emplean para el desarrollo de modelos animales de distintas enfermedades”, concluye.

Fuente: CIMA de la Universidad de Navarra
Derechos: Creative Commons
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