Un estudio revela que, tras una compresión física, estas células responden con un pico energético que les permite reparar daños en el ADN y garantizar su supervivencia en espacios densos o estrechos del cuerpo humano. La investigación ofrece una vía para inmovilizarlas antes de que se expandan.
Las personas que más ingieren productos ultraprocesados y listos para consumir tienen un 41 % más de riesgo de desarrollar esta enfermedad, según un estudio observacional en más de 100 000 personas. Los autores señalan que se necesitan más investigaciones, pero advierten que el hallazgo refuerza la urgencia de limitar su consumo.