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Estudiantes de un centro público gallego han ganado un desafío de robótica espacial que organiza la Agencia Espacial Europea (ESA). Por su parte, alumnos de un instituto murciano representan a España con tres proyectos en la Olimpiada Internacional Espacial de Moscú (Rusia), y un equipo de la Universidad Politécnica de Cataluña ha preparado un experimento con sistemas de navegación por satélite para ser lanzado en globos estratosféricos.
Más de 50 estudiantes de cinco países se han dado cita a mediados de octubre en el corazón técnico de la Agencia Espacial Europea (ESA), en los Países Bajos, para la final del desafío de robótica espacial Volare, en la que pusieron a prueba los ingenios robóticos en los que habían estado trabajando durante los últimos seis meses.
El equipo gallego TecnoRoisTres del Centro Público Plurilingüe Integrado de Os Dices, en el municipio coruñés de Rois, ha ganado en la categoría de 14 a 16 años, y los Space Raiders de Manchester, en Reino Unido, en la de 11 a 13 años.
Los participantes pusieron en marcha sus robots a control remoto sobre un modelo de la Estación Espacial Internacional (ISS), y su misión consistía en descargar tantos suministros como fuese posible del interior del Vehículo Automatizado de Transferencia (ATV) de la ESA.
“Los estudiantes son nuestro futuro, así que deberíais estar orgullosos de lo que habéis logrado”, les dijo en directo el astronauta Luca Parmitano desde la ISS.
Por su parte, diez estudiantes del Instituto de Educación Secundaria Alfonso X el Sabio de Murcia han desarrollado en colaboración con la Universidad de Murcia tres proyectos de investigación para presentarlos en la Olimpiada Internacional Espacial que se celebra en Moscú, Rusia, hasta el 26 de octubre.
En concreto, se trata de un estudio sobre la alimentación de los astronautas, donde proponen el uso de vegetales en las futuras naves espaciales. También han realizado experimentos con nitrógeno líquido para ver cómo se comportan los tejidos en condiciones tan frías como las del espacio, así como un proyecto para detectar errores en las comunicaciones usando las matemáticas.
Los alumnos también van a contactar por videoconferencia con cosmonautas rusos y visitarán el Museo del Espacio, donde pueden ver el Sputnik, que es el primer satélite artificial lanzado por el ser humano al espacio.
Universitarios lanzan experimentos en globos
Otro equipo español de estudiantes, esta vez universitarios, también han participado con éxito este mes en la campaña educativa REXUS/BEXUS del Centro Aeroespacial Alemán (DLR) y el Comité Espacial Nacional de Suecia, en colaboración con la ESA, en la que se lanzan experimentos a la estratosfera en globos.
Los estudiantes, de la Universidad Politécnica de Cataluña, prepararon el experimento TORMES que usa las señales del sistema de navegación por satélite para investigar efectos ambientales del cambio climático.
La campaña ha tenido lugar entre el 4 y el 14 de octubre en el Centro Espacial Esrange, en Kiruna, en el norte de Suecia, y en ella han participado en total 24 alumnos de cinco equipos europeos. Sus experimentos han sido lanzados en dos globos estratosféricos.
El experimento TORMES, es sensible a la manera en que la superficie refleja las señales de GPS. Estas señales reflejadas contienen información sobre el relieve del terreno y también sobre el clima.
Es posible medir, por ejemplo, el contenido en agua del suelo. Los estudiantes creen que los datos pueden ser usados para estudiar los efectos del cambio climático. Todos los equipos han vuelto a casa con gran cantidad de datos que analizar, a pesar de los desafíos técnicos.
Tras Pedro Duque y Miguel López-Alegría, será el tercer español que podrá viajar al espacio. La Agencia Espacial Europea (ESA) ha celebrado este lunes su graduación y la de los otros cuatro candidatos a astronauta de su última promoción.
La Agencia Espacial Europea ha confirmado que Heritage ERS-2, después de observar la Tierra y un largo periodo de degradación orbital, se rompió en pedazos este miércoles al entrar en la atmósfera terrestre sobre el Pacífico norte. La previsión es que sus fragmentos se hayan quemado y, de momento, no se han reportado daños.
